Imaginadores

Argentina, 2008

Dirección: Daniela Fiore.

Guión: Daniela Fiore, Julio Miguel Azamor.

Director de animación: Julio Nicolás Azamor.

Música: Ariel García.

Fotografía: Héctor Enriquez.

Montaje: Emiliano Fardaus.

Con la participación de: Francisco Solano López, Roberto Fontanarrosa, Oswal, Andrés Cascioli, Carlos Trillo, Elsa Sánchez de Oesterheld, Enrique Breccia, Juan Sasturain, entre otros.

Duración: 85 minutos.

Salas: Monumental.

Puntaje: 5 (cinco) puntos

Si hay algo que, valga la metáfora fácil, queda en el tintero luego de la visión de Imaginadores, es la imposibilidad de apresar tanta historia de la historieta. Tantos capítulos apenas esbozados, tantos otros deliberadamente omitidos, tanto resumen forzado que culmina en un desenlace poco claro.

Pero, sin ánimo de menoscabo, debe señalarse que el trabajo de Daniela Fiore es valioso. Expone testimonios de muchos de los artífices del medio. Lo que constituye una fiesta para el lector habituado y para los que se valen del ejercicio de la memoria aunque, también convengamos, es una suerte de incógnita para el que nunca supo algo del tema.

Pero el forzamiento narrativo de Imaginadores impone elipsis bruscas. Por ejemplo, es inevitable pensar la figura y obra de Héctor Germán Oesterheld. Sargento Kirk, Bull Rockett, Ernie Pike, El eternauta, Mort Cinder y tantos, tantos otros personajes. He aquí la obra. Pero la persona del escritor es igual de compleja. Su desaparición durante la última dictadura militar se da por entendida, cuando no es éste un dato necesariamente conocido. Su afiliación con Montoneros no es explicada. El testimonio de Elsa Sánchez, su compañera de vida, no encuentra claridad discursiva. Ya el documental HGO trató en su momento de esbozar una mirada que no supo dónde depositar un acento claro.

Así como Oesterheld, Carlos Trillo es igual de referencial: El Loco Chávez, Un tal Daneri, Cybersix, Las puertitas del Sr. López, y tanto más. También uno de los primeros historiadores que ha tenido el género en el país. Pero sus acotaciones son utilizadas de modo ilustrativo, así como también lo reseñado por los demás dibujantes. Lo que conforma una mezcla en la que no queda nada demasiado claro. Sólo la intención de mantener cierto hilo cronológico. Pero con saltos de siete leguas. El humor gráfico es casi ignorado. Puede argumentarse que la elección recae sobre la historieta de aventuras. Pero no se entiende entonces la inclusión de Caloi y Fontanarrosa. Tampoco la ausencia de Robin Wood (Nippur, Savarese, Dago), el otro gran escritor, simplemente mencionado y mezclado con la opinión despectiva, aunque fundamentada, que recibe Editorial Columba por parte de Trillo (El Tony, Fantasía, D'Artagnan).

Imaginadores puede pensarse como una mirada que nos introduce al mundo de la historieta argentina. También como la lectura nostálgica que de ella se desprende. Y a su vez como el interrogante que su presente, pareciera ser, supone. Pero todo ello, por momentos, de un modo ecléctico, sin parámetros claros. La mirada poco académica y sin análisis de Andrés Accorsi no es la mejor referencia. Juan Sasturain también utiliza "malas palabras" en sus argumentos, pero es alguien que tiene, desde luego, estudio y experiencia. Sustento que Accorsi adeuda. La aparición del semiólogo Oscar Steimberg no sirve más que para referenciar alguna anécdota que, si somos maliciosos, es equívoca: no fue Alberto Breccia quien dibujara a Ernie Pike con los rasgos de Oesterheld, sino Hugo Pratt. Que Steimberg se equivoca, vaya y pase. Pero el film ratifica el desliz. Así como también utiliza imágenes que no necesariamente se corresponden con las épocas mencionadas.

Y por último: las animaciones. Vaya uno a saber por qué su utilización redundante, cuando quienes amamos las historietas lo que queremos ver son, justamente, historietas. Acertada en algún caso (El Sr. López, supuesto guía del film). Pero injustificada en otros.