A lo largo de la semana, y en dos salas alternativas, se podrán volver a ver una serie de films de origen francés que ya tienen su lugar en la historia del cine. En carácter de reposición (cuatro de ellos), y en la línea de "redescubrir los clásicos", tanto Cine Club Rosario como Madre Cabrini ofrecen cinco títulos que constituyen una gran opción en la cartelera de la ciudad. Por otra parte, con cierta frecuencia se estrena cine de este país en Argentina. En este momento, se puede ver una comedia dramática, teñida de nostalgia, De amor y desencuentro, con Jean Rochefort y Charlotte Rampling y ya se anuncia el último film con Daniel Auteil y Jean Pierre Darrousin, El jardinero, de Jean Becker.

En la sala Madre Cabrini se presentará hoy, a las 22, Sin aliento, una de las obras-manifiesto de la Nouvelle Vague, el film que junto a Los cuatrocientos golpes de Francois Truffaut y Ascensor para el cadalso de Louis Malle marcan el acto fundacional de este movimiento. Este film de Jean Luc Godard de 1959 fue rodado en un París al aire libre, con personajes que rompen con los estereotipos y que se reconocen en los policiales de clase B.

Considerado como una de las banderas de este grupo de jóvenes cineastas, Sin aliento es un film que desafía a los modos de producción el cine industrial: escasos recursos económicos, limitado número de días en el rodaje, presencia de actores no profesionales, subrayado de la vida cotidiana, ruptura de las reglas tradicionales del montaje, ausencia de heroísmo y de estereotipos.

En la escritura del guión figura el recordado Francois Truffaut y en cartel actoral, Jean Paul Belmondo, Jean Seberg (cuyo corte de cabello ya es todo un icono en la pantalla), como la estudiante estadounidense que transita las calles de la ciudad voceando el "New York Herald Tribune". Acompañan a estos dos actores el director de significativos films del "noir" francés, Jean Pierre Melvilla. Años después, en 1983, los estudios de Holywood, a espaldas de todos estos principios, estrenaron una pretendida remake -más que olvidable- con las interpretaciones de dos símbolos del cine erótico, Richard Gere y Valerie Kaprisky.

El miércoles, también a las 22, se exhibirá Disparen sobre el pianista, del realizador que nos dejara en octubre del 84, tras producir una serie de films que han sido considerados una declaración de amor al cine. En la función señalada, Truffaut vuelve sobre los pasos del policial, rodado a posteriori del primer film de la serie Antoine Doinel, Los cuatrocientos golpes. Basado en la novela homónima de David Goodis, considerado como un homenaje al cine norteamericano, igualmente de "serie B", el film incluye una serie de referencias al cine de géneros, que oscila entre la intriga y un paródico melodrama. Destinado a un público cinéfilo, Disparen sobre el pianista plantea un ajuste de cuentas en el mundo del gangsterismo en torno a una historia de amor. El rol del pianista lo cumple de manera admirable el cantante armenio Charles Aznavour, quien hace algunos días actuó en Capital Federal. Con marcas del cine del período silente, esta brillante comedia, exponente con mayúscula del cine de principios de los años 60, se apoya en un juego de intencionalidades del propio Truffaut: "Con este film que amo quisiera hacer llorar a las mujeres y hacer reír a los hombres".

En la sala del Cine Club, como continuidad del ciclo "Retrospectiva Jacques Demy" se podrá ver el martes 13, a las 20, en carácter de estreno, Jacquot de Nantes, film que recrea la infancia y adolescencia del director, realizado por su compañera desde 1958, Agnes Varda y dado a conocer en 1991, a un año de la muerte del realizador de la ya mítica, clásica y admirada Los paraguas de Cherburgo, de 1964.

En Jacquot de Nantes vemos a este "mágico y poeta artífice del cine", -como se lo ha llamado alguna vez- moverse en un mundo de marionetas y linternas mágicas, desde la reconstrucción de aquellos primeros años. Igualmente seguimos al joven protagonista, a través de momentos que incluyen escenas de sus films, en su medio familiar y escolar, huyendo después junto a su familia en los días de la ocupación nazi. Su primer film, Lola, de 1960, pertenece igualmente a aquellas obras que se enmarcan en los postulados del Nuevo Cine Francés, en este caso en relación con su compositor Michel Legrand, que ya identifica toda su obra.

Al continuar con este ciclo, Cine Club presentara el miércoles, a las 20, uno de sus films mas olvidados, Fiebre o -como se la conoce también-, La bahía de los ángeles. Rodada a posteriori del episodio La Lujuria, de aquella obra colectiva del 61 que fue Los siete pecados capitales, el nuevo film del director Jacques Demy convoca a otra de las más sugestivas actrices de entonces, Jeanne Moreau.

En Fiebre, Jeanne Moreau, quien ya había interpretado a Catherine en el sublime film de Truffaut Jules et Jim, compone a una mujer dominada por el juego que deambula por las calles de Niza y que despertara fascinación en un modesto empleado del casino, rol que interpreta el actor Claude Mann. Film que evita los esperados tonos del género, sigue de cerca los principios de sus compañeros generacionales, tales como Chabrol, Malle, Truffaut.

Y como cierre del ciclo, el domingo próximo, a las 19, se anuncia la reposición de Piel de asno, de 1970, que recrea de manera fascinante el cuento homónimo de Charles Perrault. Historia de princesas y encantamientos, con toques de comedia musical, colorida y con una lectura moderna del mítico relato, Piel de asno presenta las actuaciones deslumbrantes y sofisticadas de Catherine Deneuve, Jean Marais, Micheline Presle, Delphine Seyring, como el hada madrina y un muy joven Jacques Perrin.