CULTURA / ESPECTáCULOS › CONCIERTO EN EL PARQUE DE ESPAñA DE LA PIANISTA HAYDEé SCHVARTZ
Es una de las pianistas más destacadas de la Argentina. Propone un diálogo entre la tradición clásica y la música contemporánea. "Uno aprende de los grandes maestros, pero trabajar la obra con el compositor es un aprendizaje que no tiene comparación con nada", recuerda.
› Por Edgardo Pérez Castillo
"Nuestra vida cotidiana es un caminar constante por la simultaneidad de pasado y futuro. Poder ir así con ese horizonte de futuro abierto y pasado irrepetible, constituye la esencia de lo que llamamos espíritu", es apenas una síntesis de una frase expresada en Actualidad de lo bello por Hans Georg Gadamer. Identificada con los conceptos del filósofo alemán, la prestigiosa pianista Haydée Schvartz propone un diálogo constante entre la tradición clásica y la música contemporánea, al reunir autores que la historia ha separado en siglos, pero que el arte permite asociar en el presente. Esta noche, Schvartz una de las instrumentistas más destacadas de la Argentina presentará su Memorias del piano, en el Centro Cultural Parque de España, a las 21.30.
Concierto que, por otra parte, se construyó a partir de una idea alrededor de la conexión entre pasado y presente, según distinguió Schvartz a Rosario/12: "Está todo este prejuicio de que la música contemporánea es difícil de escuchar, o que la música del pasado ya fue. Hay demasiados prejuicios alrededor de la música. Entonces el concierto está organizado con una especie de antecedente y un consecuente, y viceversa".
De las siete obras que presentará, seis se conectan en pares. Así, el Adagio de la Sonata en Fa Mayor, que Mozart escribió en 1778 se conectará con Cadenz (a Mozart), firmada por el argentino Luis Menacho en 2007. "Después hay una obra de Gerardo Gandini (Eusebius) que está deconstruida a partir de una obra de Schumann (Davidsb_ndlertanz Nº 4). Y después la Musica Ricercata de GyÖrgy Ligeti tiene once números, el último de los cuales es un homenaje a Frescobaldi, entonces cómo no hacer el tema del cual tomó el nombre Ligeti: Toccata avanti il Recercar, de Girolamo Frescobaldi. Hablando también de una música muy antigua y una música muy nueva". A esa media docena de composiciones conectadas se sumará For Cornelius de Ivin Curran, "un poco una historia de la música en sí misma".
Autodefinida como "una persona que se dedica a estudiar por igual la música contemporánea como la música del pasado", el tránsito de Schvartz de los autores clásicos a la música contemporánea se produjo en los 80 cuando, mientras estudiaba en Inglaterra, un compositor alemán la acercó "a la música de hoy" y le permitió "tomar una conciencia y responsabilidad de lo que significa ser un intérprete". En ese sentido, la pianista explicó: "Todas las otras ramas del arte trabajan siempre contando con el bagaje del pasado, y lo que eso implica, pero trabajando a partir de la actualidad. En cambio muchos músicos jamás en su vida escuchan, leen o tocan la música del tiempo en el que están viviendo. Es más, no sólo que no lo hacen sino que lo rechazan. Ya sea música popular o clásica. Hay gente que no conoce a Gismonti, o al rock sinfónico inglés, grandes músicas populares. Entonces a partir de eso empecé a meterme. Primero con muchas dudas, pero por ejemplo el hecho de poder trabajar con los compositores en el horneado mismo de la obra muchas veces es una experiencia que te hace crecer como intérprete. Creo que uno aprende de los grandes maestros, pero trabajar la obra con el compositor es un aprendizaje que no tiene comparación con nada".
Después de recorrer e interpretar a los grandes autores, a los clásicos, ¿cómo resultó abordar a los nuevos compositores?
En toda música que abordo siempre busco lo mismo. Primero llegar a la esencia de la obra, y siempre a través de una exploración, donde la obra misma es la que te va guiando. Cuando vos trabajás en la música contemporánea te das cuenta que siempre es un elemento viviente, actual. Y te das cuenta que podés transferir ese concepto a la música del pasado, y no dejarla en un museo, considerando a los grandes compositores del pasado como si fueran mitos que nunca existieron. Es como si los trajeras al presente y podés poner su música enfrente tuyo, aplicando los mismos conceptos de análisis y de escucha, sobre todo, que aportó la música del Siglo XX, que es la escucha de la música desde su paso en el tiempo, su timbre, sus densidades. Todo este acercamiento a la música lo debés aplicar a la música del pasado, y cobra unas dimensiones aun mucho más interesantes de lo que uno sospechaba.
¿Qué análisis hace de la música contemporánea latinoamericana?
Si hablamos de la música contemporánea en el mundo, siempre está en un momento de crisis, pero eso no es nada nuevo. Básicamente porque no hay nada nuevo por inventar, y me parece que aquel que quiera buscar algo nuevo va por el camino equivocado. Me parece que la música está más relacionada con una cuestión ética que estética, que tiene que ver con una postura frente a las cosas. Particularmente, en la música latinoamericana, los compositores ya cuentan con todo el bagaje de la música europea. Todas las zonas del mundo incorporaron todas las otras zonas, nadie está ajeno a lo que pasó y lo que pasa en Europa, a lo que pasó en Estados Unidos, etcétera. Lo que pasa es que cada zona le agrega lo que está puesto en los genes. Que no necesariamente tiene que ver con giros folclóricos musicales, sino con otras concepciones. Entonces hay muchas músicas latinoamericanas que son como híbridos, porque ni siquiera se atreven a utilizar todo esta cosa que le es propia al ser latinoamericano.
Ante la imposibilidad de generar algo nuevo, y considerando esta intención de conectar el pasado con el presente, aparece el interrogante sobre cuál es el futuro de la música...
Eso ya tendrías que hablarlo con una bruja (risas). Te puedo dar dos teléfonos, uno de una bruja y otro de un musicólogo (risas). Sin música no se puede vivir. Si el hombre va a seguir existiendo, no hay forma de que la música no exista. Que se vuelva al pasado, que se hagan músicas que duren cinco horas sobre tres notas, o que se haga una música híper compleja y que dure segundos... Estoy hablando de cosas extremas y locas, pero todo puede pasar, y todo está dentro de la misma experiencia. No sé cuál es el futuro de la música, seguramente hay respuestas intelectuales más interesantes, he leído cosas al respecto. Se han explorado todas las posibilidades, pero tampoco es para tener una posición amarga frente a éso. Me parece que está bueno que no haya barreras. Me parece que la única barrera que tiene que existir es la de una búsqueda seria. Por eso hablaba de la ética, me parece que la conducta en el músico tiene que ser intachable. Esa es una búsqueda, hacia éso tendríamos que apuntar los músicos. Hacer música es una forma de mantener el fuego sagrado ardiendo. Es una gran responsabilidad y hay que hacerlo con todo, con mucha calidad, hay que entregar todo en eso. Lo perseguí siempre y no me fue mal. Tuve muchos momentos dificilísimos, pero me parece que hay una sola manera de hacer las cosas en la música, en el arte, en la vida.
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