CULTURA / ESPECTáCULOS › PLASTICA INSTALACIóN MULTIMEDIA DE NORBERTO PUZZOLO EN EL CEC
Esta vez es el turno de la fotografía digital, que Puzzolo explora con el apasionamiento de un pintor. La perección de los colores, los claroscuros, las texturas visuales, lejos de quedar en el mero virtuosismo técnico, son puestos al servicio de un mensaje.
› Por Beatriz Vignoli
La elegía es un subgénero de la poesía lírica que designa al poema de lamento o poema triste, cuyo tema en general es la pérdida. También es el título de la instalación multimedia de Norberto Puzzolo que podrá visitarse hasta fin de mes, de martes a domingo de 16 a 20, en el remodelado Centro de Expresiones Contemporáneas (Sargento Cabral y el río). En una de las salas, doce inmensos paneles negros, distribuidos en el espacio a la manera de un "bosque", sostienen otras tantas fotos digitales de alta calidad en gran formato, siempre con un mismo tema recurrente: hojas martirizadas, amarillas o verdes, algunas clavadas y otras atadas a troncos de árboles. La imagen dialoga evidentemente con una serie de motivos del arte religioso católico, especialmente la crucifixión de Cristo y el martirio de San Sebastián. La referencia no es directa mi unívoca sino que opera por familiaridad, por acumulación y de un modo que es misterioso hasta para el propio artista, que no se reconoce como creyente, sí como espectador fascinado.
Las sencillas imágenes portan una carga de pathos trágico que amplía su universo de resonancias mucho más allá del ámbito del arte religioso de la Contrarreforma. Las solitarias hojas crucificadas son también símbolos heroicos paganos del individuo humano, densas en las connotaciones temporales de lo vegetal: tiempo, muerte, resurrección. Puzzolo (Rosario, 1948) viene sosteniendo este diálogo con la pintura desde la fotografía desde hace años, notablemente en sus series realizadas en papel emulsionado a mano. Se trata de técnicas que perfeccionó para su uso publicitario profesional, y que luego volcó en su producción artística.
Esta vez es el turno de la fotografía digital, que Puzzolo explora con el apasionamiento de un pintor. Si bien su devoción por la perfección técnica es una pasión miltante, los colores, los claroscuros, las texturas visuales, todo un repertorio de artificios, lejos de quedar en el mero virtuosismo técnico, son puestos al servicio de un mensaje.
"Doce hojas en el sagrado bosque de la vida como ofrendas sacrificiales a un culto acano y misterioso", escribe Adriana Lauría en su revelador texto de catálogo, parte del cual está ploteado en la sala. Pero la exposición no se agota en las doce impecables fotografías, sino que incluye además un video, que se proyecta automáticamente cada diez minutos. Filmado en doce tomas por Norberto Puzzolo y con música y postproducción de su hijo, Lisandro Puzzolo, el video le hace un contrapunto más ligero y musical a la opresiva inmovilidad de las imágenes fijas. Al igual que en éstas, la anécdota es sencilla pero muy sugerente: una hoja caída, animada digitalmente, se levanta, flota y danza en la brisa atravesando el bosque donde las otras hojas agonizan. Al fin, cae. Sus movimientos están perfectamente sincronizados con una melodía cantada por una voz femenina simulada en sintetizador, con acompañamiento de piano. Según Lauría, se trata del "ascenso de un Icaro vegetal en busca de la luz", entre otros "aspectos de la condición humana mostrados en clave poética". La ilusión, muy bien lograda, es la de contemplar a un personaje que tiene su propia alma. El recurso fue usado en cine, desde el clásico Le Ballon Rouge (El Globo Rojo, 1956) hasta el halibut volador de Sueños de Arizona de Emir Kusturica, pasando por la pluma al viento en Forrest Gump. Como no puede ser de otro modo cuando se trata de alegorías, esta también se universaliza, convirtiéndose en una reflexión sobre el libre albedrío y el destino, pero por fortuna es de signo ideológicamente opuesto al de aquella plumita fatalista.
Norberto Puzzolo fue uno de los activos realizadores de "Tucumán Arde", obra emblemática de fines de los años 60 emprendida por el Grupo de Artistas de Vanguardia (GAV) que con los mejores recursos técnicos y comunicacionales de la época degeneraba un circuito de sobreinformación para denunciar las condiciones de opresión de los trabajadores de los ingenios tucumanos. La obra se expuso en un solo día de 1968 en la CGT de los Argentinos antes de sucumbir a la censura del onganiato, pero desde entonces no ha dejado de motivar exposiciones y estudios en todo el mundo. Puzzolo estudió con los maestros Juan Grela y Anselmo Piccoli. Desde 1966 participó, entre otras muchas e importantes exposiciones, en la Semana del Arte Avanzado en la Argentina (Buenos Aires, 1967), en Global Conceptualism: Points of origin. 1950s1980s, América Latina "Tucumán Arde" Rosario Group. Curadora: Maricarmen Ramírez, Queens Museum of Art (Nueva York, EE. UU. , 1999) y en "Crossing the Line", Art Institute of Chicago (Chicago, EE. UU., 2000). Poseen obras suyas colecciones como las del Art Institute of Chicago (EEUU), el Museo Nacional de Bellas Artes (Buenos Aires) y el Museo Municipal de Bellas Artes Juan B. Castagnino. Se desempeñó muchos años como ilustrador y publicista. Dirige el estudio Puzzolo Productora Multimedia, que realiza fotografías, videos, música, CD interactivos y otros soportes con tecnología digital. El Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) le otorgó el premio Leonardo 2001 por su trayectoria en la fotografía. En el año 2002 recibió el premio Konex. Vive y trabaja en Rosario.
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