En relación con el realizador William Dieterle, el admirado dramaturgo y narrador Bertolt Brecht expresó en cierta oportunidad que "cada una de sus películas era un acto de valor". Esta semana, en la sala Madre Cabrini (Pellegrini 669), se podrán ver dos films de este director antifascista cuya trayectoria está marcada por su origen humilde. Ya en su adolescencia inicia su aprendizaje teatral y en el 24 abrió su primer espacio de vanguardia. Actor del clásico Fausto, de Murnau, su primer film en Estados Unidos, su partida﷓exilio para la Warner data del 31. Durante los años 30 dará a conocer sus particulares biografías -en las que siempre esta presente la tensión individuo﷓presiones sociales-, sobre Luis Pasteur, Emile Zola y Juárez. En el 35 estrenó su antológico Sueño de una noche de verano, con James Cagney, Olivia De Havilland y Dick Powell.

En la función de las 19.15 de hoy se puede admirar su versión gótica de El jorobado de Notre Dame. Basado en la célebre novela de uno de los grandes románticos, Víctor Hugo, el film de Dieterle se leyó en su tiempo como una alegoría sobre persecuciones y humillaciones.

En los años en que la imprenta asoma su identidad, y su rechazo por parte del poder oficial se hace manifiesto, El jorobado de Notre Dame va describiendo distintos tipos de caracteres que confrontan en un territorio de permanentes amenazas. La arbitrariedad de la ley, la razón de los poderosos, las afrentas que padecen los diferentes, la fuerza de la poesía. Allí, en un mundo de excluidos y rechazados, encontramos a Esmeralda, junto a los otros gitanos, y a Cuasimodo, personaje que habita un mundo de sombras, despreciado, que sufre por sus penas de amor. Roles que interpretan magistralmente Maureen O' Hara y un magnifico Charles Laughton, acompañados por Sir Cedric Hardwicke, Thomas Mitchell, Edmond O' Brien y Harry Davenport.

De este director, William Dieterle, se podrá apreciar el miércoles, a las 19, el film Te volveré a ver, de 1945, melodrama ambientado en los años de la Segunda Guerra Mundial, en un pueblo de provincias, que reúne al nunca valorado Joseph Cotten con una actriz que logra, en este relato, una de sus mas dramáticas caracterizaciones, Ginger Rogers. Historia de encuentro entre dos almas solitarias, con un secreto que sólo al final conocerá su voz, el film responde a la ya clásica melodía homónima de Irving Kahal y Sammy Fain, que identificaba una esperanzada partida en los años en los que los hombres iban al frente de batalla y sus compañeras los despedían en la estación de trenes.