CULTURA / ESPECTáCULOS › OJAS SE PRESENTA ESTA NOCHE EN EL CICLO MP5 DE LA SALA LAVARDEN
El grupo integrado por Iván Gramático, Francisco Paterno, Pablo Retamero y Anita, con sus dos incorporaciones más recientes, Alvaro Gilamariño y Phías, mostrará toda su crudeza, que recupera la energía de la escena under de los 90.
› Por Edgardo Pérez Castillo
Conformada originalmente por Iván Gramático (voz y guitarra), Francisco Paterno (batería), Pablo Retamero (guitarra) y Anita (bajo), Ojas retomó la crudeza del rock de los 90 presentándose como un cuarteto furioso. Sin embargo, el ingreso del multiinstrumentista Alvaro Gilamariño (violín, flauta traversa y didgeridoo) y de Phías en samplers abrió el espectro a nuevas sonoridades, que encajaron perfectamente en la filosofía de un grupo que recuperó el eclecticismo y la energía del vivo de algunas de las bandas que animaron la escena under bonaerense en los tiempos del uno a uno.
Y es precisamente el responsable de los paisajes electrónicos el que relató la transformación del grupo que esta noche, a las 21.30, arribará a la sala Lavardén como parte del ciclo Mp5, en un show que contará además con la actuación de Lady o Sampler. "El proyecto arrancó como un cuarteto de rock sin más pretensiones que la del rock. La cultura nuestra es más noventosa, con mucho rock nacional, Peligrosos Gorriones o Fun People, y también Stone Temple Pilots, Tool, Nirvana, Pearl Jam. Entonces la banda más que nada era éso, rock fuerte. A medida que fue pasando el tiempo se incorporó gente. Primero llegó Duende, que toca los violines e instrumentos étnicos, y al mes entré yo con las secuencias y toda la parte electrónica", apuntó Phías.
Y agregó: "Cuando nos dimos cuenta habían pasado siete años. Me imagino que lo que queríamos hacer cuando arrancamos con esta formación era un quilombo terrible. Porque queríamos agregar cosas, pero no teníamos el concepto de que a veces hay que callar. Porque somos seis y no podemos estar tocando todos todo el tiempo. Eso fue lo que más nos costó, que la banda suene como está sonando ahora".
De esa manera, lo que durante algún tiempo resultaba una complicación (la interacción cordial de esa complejidad sonora) terminó siendo un rasgo distintivo del grupo. "La verdad que sí", admitió Phías, que además reconoció la apertura que el sexteto sostiene en relación a la experimentación: "Lo que pasa es que al no saber interpretar algunos instrumentos, y sólo querer imponerlos porque nos gusta el sonido, hace que quizás les saquemos una onda diferente. En la época del primer Ep escuchábamos música tribal, de India, entonces buscamos meter un sítar o una gaita. Pero como no sabemos tocar los instrumentos, no suenan clásicos. Los incluimos por instinto y ganas de hacer cosas".
Además, el punto de partida del grupo son las canciones. "Tenemos un flujo bastante importante de composiciones, entonces lo que más nos divierte es decorar éso, llevarlo a la sala y que se transforme -apuntó-. De los seis componemos cuatro, yo entré a la banda con composiciones mías y quería que me las hagan mierda. Es la única manera de crecer. Si me quedo con todo lo que sé puede estar buenísimo, pero si le agregás la cabeza de cinco personas más eso se eleva. En cualquier ámbito humano. Si estás solo nunca vas a llegar al mismo lugar que con otras cuatro o cinco personas que están en la misma que vos. Por suerte se da la conexión de que todos estamos mirando para el mismo lugar, entonces no hay grandes debates musicales. Sí los hay cuando nos juntamos a tomar un fernet, pero cuando nos metemos en la sala es siempre pro canción, pro musicalidad".
En esa búsqueda común, las miradas suelen centrarse en las presentaciones en vivo, un punto fuerte del grupo. "Salvo con las canciones más nuevas (unos remixes para la Rock & Pop, que pensamos como temas radiales, entonces ya te metés en ese concepto y sabés que no podés delirar mucho), siempre tratamos de hacer algo diferente para el vivo", reconoció el responsable de los samplers del grupo que trabaja para la reconstrucción del circuito under, tarea poco sencilla, según concluyó Phías: "Hay un circuito que está bueno, pero la gente no va a ver bandas. Eso a los músicos que están empezando o que quizás recién están saliendo a tocar en vivo los parte al medio anímicamente. En este momento el rock chabón es el único que mueve gente, nunca se termina de redondear el circuito, pero es algo cultural. Porque si la ciudad no deja que el circuito crezca, a las bandas que están tratando de crecer se les hace muy difícil. Está complicado, por eso nosotros estamos tratando de salir a tocar al interior. Hace dos meses tocamos en Santa Fe, en esta misma semana tocamos en Uruguay. Buscamos ir moviéndonos, y tenemos la suerte de que estamos tocando hace un montón, entonces no estamos sufriendo tanto, porque ya lo sufrimos hace cinco años. Por suerte salen estas cosas y estamos más seguros que nunca sobre la banda".
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