CULTURA / ESPECTáCULOS › FERNANDO PEñA PRESENTA SU PRIMER LIBRO GRACIAS POR VOLAR CONMIGO
El actor, conductor de radio y ahora escritor estará esta tarde, a las 19.30, en Ross Centro Cultural. Mientras tanto, promete que en meses traerá a la ciudad su última creación teatral, La oscuridad es música y prepara su nueva obra.
› Por Edgardo Pérez Castillo
"Elijan una linda foto en donde no se me vea mucho la papada", lanza velozmente Fernando Peña antes de apagar su teléfono y retomar el ensayo de la obra que estrenará el año próximo. Es que cuando todavía faltan algunos meses para que llegue a Rosario con La oscuridad es música, su última invención teatral, el actor ya prepara su propuesta para el 2009. Algo de esa vorágine creativa permitió la aparición de Gracias por volar conmigo, el libro que hoy a las 19.30 presentará en Ross Centro Cultural. Aunque, es válido apuntarlo, el disparador para esta primera experiencia literaria de Peña tuvo que ver saldar deudas. Económicas, básicamente.
"La realidad es que tenía una deuda muy grande. Le debía mucha plata a mucha gente y justo me llamaron de Sudamericana proponiéndome que escribiera un libro. Lo primero que hice fue hacer la cuenta: debía como 70 mil pesos, y cuando me dijeron que era lo que me iban a dar de anticipo firmé para escribir el libro", resumió el actor y conductor de radio, que a partir de ese momento comenzó a buscar la temática para cumplir el contrato.
"No sabía qué escribir --reconoció--. Entonces decidí escribir este libro porque siempre captaba la atención en la sobremesa, y me pareció que ahí teníamos un gancho. La vida de los azafatos, las azafatas, de la tripulación de cabina, le interesa mucho a todo el mundo. El avión interesa por muchas razones, por el peligro, por el glamour, por el traslado, por el viaje. Al pobre le interesa porque es la vida del rico, al rico le interesa porque quiere ver cómo vive el pobre tripulante y los vericuetos de lo que sucede en la cabina, algo que también le interesa a todo el mundo. Es un tema apasionante. Todo regado por mi sexualidad, mi HIV, con todo lo colorido que soy yo cuando relato las cosas. Yo soy un genio, entonces dije: `Esto no puede fallar` (ríe)".
Autor de las obras que protagoniza, Peña no repitió fórmulas al momento de gestar Gracias por volar conmigo. Esencialmente porque le adjudica al teatro un proceso creativo de mayor complejidad respecto al literario. "Es otro tipo de escritura, diría que es más fácil. Escribir teatro es mucho más difícil, hay que representarlo a medida que lo vas escribiendo, ver cómo suena --analizó--. Y además hay diecisiete millones de retoques función tras función. De hecho creo que en poco tiempo voy a presentar en Rosario mi nueva obra, La oscuridad es música, que estoy haciendo en Capital desde febrero. El teatro es mucho más difícil, porque las obras toman forma después de meses y meses. Por lo menos mis obras de teatro nunca terminan de plasmarse, es arte vivo, que se hace todos los días sobre las tablas. Esto no digo que sea más fácil, pero sabés que tenés una fecha de entrega, sabés que eso va a estar editado en la calle y no lo vas a poder tocar más. Entonces tenés que dejarte de joder y conformarte con una versión. Un libro es otro tono, es otra dimensión de lo escrito".
Ya imposibilitado de ejercer modificación alguna sobre su primer libro, Peña revisó las páginas de su debut literario. Y la autocrítica resultó satisfactoria: "Me encantó releerlo, sobre todo el principio y el final. Es un ayuda memoria, este libro para mí es un diario. Es toda mi vida, desde que nací hasta que pasé por todo el tema de la aviación, que fue mi gran ilusión. Es como el diario del tripulante puto, el diario de la maricona que quiso ser azafata".
En tanto, la conformidad de Peña respecto a todo el proceso tendrá su secuela, a partir de su intención de dar forma a dos nuevas publicaciones: "Estoy escribiendo un segundo libro que se llama La vida es hacer abdominales y otro que va a ser una ficción. La vida... empieza porque hice cagadas y a todo un elenco le cambié los pasajes de avión, algo que no suelo hacer nunca. Entonces volé totalmente borracho en un vuelo, aterrado porque pensé que se iba a caer. Fue un anclaje de delirios paranoicos. En ese anclaje nació La vida es hacer abdominales. Tuve que hacer un trabajo muy fuerte para anclar esa culpa y terror".
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