Dom 08.03.2009
rosario

CULTURA / ESPECTáCULOS › MúSICA. FLAVIO CIANCIARULO ADELANTA EL SHOW DE LOS CADILLACS EN EL HIPóDROMO.

Por una fabulosa noche en Rosario

El regreso de una de las bandas argentinas con mayor influencia en el rock latinoamericano, será todo un acotecimiento el sábado que viene en el hipódromo del Parque Independencia. El bajista y compositor del grupo habla sobre esta vuelta.

› Por Edgardo Pérez Castillo

"Aunque no se supiera, íntimamente sabíamos que íbamos a volver. No hicimos una gira despidiéndonos, no hicimos un estadio, lo que indica que no cerramos completamente la persiana. Lo que sí sabíamos era que había que dejar de tocar un tiempo, porque lo necesitábamos", confiesa Flavio Cianciarulo, bajista y radical compositor de Los Fabulosos Cadillacs. Así, después de seis años de silencio, y de una campaña promocional que preanunció dos shows multitudinarios en Buenos Aires, la banda regresará a Rosario para presentar La luz del ritmo, excusa y condición para que se plasmara la reunión de una de las bandas argentinas con mayor influencia en el rock latinoamericano.

Desde su origen ska allá por mediados de los 80, con los acercamientos al hardcore y el rock experimental del fundamental Fabulosos calavera (editado en 1997) y con las melodiosas canciones creadas por Gabriel "Vicentico" Fernández, Los Fabulosos Cadillacs hicieron de la diversidad estilística una marca de identidad. La luz del ritmo sostiene la amplitud que históricamente caracterizó al grupo, algo que el propio Cianciarulo distingue en su diálogo con Rosario/12: "Sin dudas la variación y la cuestión multiestilística que hacen en definitiva un propio estilo es algo común en Los Cadillacs desde siempre, o por lo menos hace muchos años atrás".

- Durante los proyectos personales de los referentes del grupo quedó bien en claro hacia dónde apuntaban musicalmente. ¿Cómo volvió a congeniar todo éso al momento de pensar en nuevos temas?

- Nosotros somos hermanos, hay una armonía de trabajo y de relación humana que gracias a Dios existe. Justamente porque nunca tuvimos demasiados problemas grandes, por lo menos en un sentido de comunicación. Después como en toda banda existe la tolerancia, armonía y también cierta tensión que si uno la sabe manejar es favorable al proceso creativo de la banda, donde voluntades diversas o comunes se van sumando y terminan dando un resultado. Eso siempre se manejó bien en Los Cadillacs, esta vez mejor que nunca después de un gran descanso.

- El segundo tema de La luz del ritmo es "Mal bicho", que ya había abordado (con características muy distintas a la versión original) en Peso argento. ¿Qué pensaba al momento de encarar una nueva reversión, que a la vez es también muy diferente a la que había hecho en ese disco junto a Ricardo Iorio?

- Me gustaba mucho, y nos gustaba en general, el desafío de abordar sobre temas que habían sido ya publicados de una manera. Nos gustaba mucho el hecho de darlos vuelta, y el desafío era ése: poder darlos vuelta. Me parece que "Mal bicho" justamente es uno de los más logrados en el sentido de darlos vuelta, y la versión remite al gusto común entre los Cadillacs, pero hecho a nuestro estilo, no calcando. Por suerte Los Cadillacs son multiestilísticos y no nos privamos de nada. A veces inclusive pecamos y abusamos, en el buen sentido, de ser una ensalada rusa de ritmos y estilos. Pero fijate una cosa, nunca nos calcamos. Me gusta el funk, me gusta el reggae, pero no me gusta cuando las bandas de acá tratan de calcar esos géneros, sino que buscan llevar el estilo a su propio terreno. Ese es el caso de Los Cadillacs, que pueden estar tocando un punk rock, un reggae o un aire de funk, pero siempre llevándolo al terreno propio, haciéndolo de nuestro lado. Algo que por cierto se ve poco. Creo que las bandas jóvenes calcan ritmos foráneos casi a ultranza, y de alguna manera eso los deja en desventaja, en off side.

Desde que se declarara el cese de actividades en LFC, Cianciarullo se abocó a darle forma a La Mandinga, asumiendo el rol de cantante y guitarrista para acercarse a la murga porteña. Fiel a su estilo, el proyecto cobró carácter multiestético, y comenzó a ganarse un lugar en la escena nacional. Sin embargo, la exitosa reunión de los Cadillacs impuso un descanso a los proyectos alternativos: "Tanto La Mandinga como Misterio, el trío que tengo con mi hijo Astor, están en un momento de descanso producto de lo intensivo que es para mí tocar con Los Cadillacs. Pero tienen vida, porque están los discos y todo. Me costó mucho abrir un camino con mi proyecto solista, me costó bastante, pero igualmente soy muy fuerte, muy tesonero, y le saqué la vuelta al asunto. Ahora estamos en un stand by".

- Con La Mandinga volvió a recorrer una escena under a la que Los Cadillacs, por su magnitud, ya no pueden acceder. ¿Qué se está generando hoy en Argentina?

- En general me he fijado mucho desde siempre. Por un lado tengo la suerte de ser un músico del mainstream, en estos momentos sobredimensionado y gigante, pero mi gusto va más por el underground. Y cuando hablo de mi gusto me refiero a que a la misma vez que soy músico soy escucha y fan de ir a ver recitales. En general las bandas mainstream, tanto nacionales como de afuera, no me gustan. A la hora de ir a ver un recital, que es una de las salidas preferidas que tengo con mi esposa, elijo lugares de 200 personas, máximo de 500 personas, me gusta ese tipo de ámbito de rock, y por ende me gustan las bandas que generan éso. Me gustan las bandas del under que a veces ni siquiera tienen demasiada prensa, pero que tienen una existencia, que se conocen. Tengo el privilegio de ser parte del mainstream como músico, pero como escucha no me gusta. No hay ninguna banda mainstream de Argentina que me gusta, y en cambio hay un montón de bandas underground que me gustan.

Por el momento, los proyectos alternativos de Cianciarulo se verán obligados a un receso que dependerá exclusivamente de lo que ocurra con Los Cadillacs, cuyo próximo paso será el concierto del próximo sábado a las 21.30 en el Hipódromo municipal. Será, entonces, el retorno del grupo a la ciudad, después del concierto que brindaran en el Centro de Expresiones Contemporáneas para la presentación de Hola/Chau, en octubre de 2001. Con siete años de demora, el sucesor de aquel disco doble es la clave para que un nuevo capítulo se escriba en la historia fabulosa.

"La luz del ritmo era la condición sine qua non que nos impartíamos antes de volver -admite Cianciarulo-. Lo que voy a decir no es una crítica a otras vueltas, pero la vuelta de Los Cadillacs no la concebíamos sin un disco, sin un material y canciones nuevas".

Y va más allá: "Además abre una luz que nos hace continuar, porque es una vuelta con vigencia, hay un disco nuevo, otro por salir (El ritmo de la luz) y eso nos da un poco más de tiempo. Pero tampoco sabemos precisar cuánto tiempo será. Más que nada la vuelta para mí es sinónimo de evolución. De hecho ahora estamos tocando temas que no tocábamos desde el 85 y me encanta que eso pase, pero primero que nada la vuelta está relacionada con una vigencia y una evolución. El disco nuevo te actualiza, si fuera una vuelta nostálgica estás viendo personas tocando temas viejos y ya, pero no era nuestra voluntad".

- Algunos se sorprendieron al ver que el guitarrista Ariel Minimal no formaba parte del regreso. Porque si bien no fue un miembro fundacional, dejó su marca en algunos discos del grupo. ¿Tuvo que ver con una decisión de volver al núcleo original?

- Sí y no. El hecho de quiénes son Cadillacs, hasta dónde son o no, quiénes son fundacionales o no, es relativo. La vuelta nos pegó por un lado de que teníamos que ser los que teníamos que ser. Con los que fueron en otros momentos no hay nada malo, por lo menos de nuestra parte. Simplemente consideramos que podía ser un capítulo terminado y concluido. Si Minimal fue importante en una época cadillac fue sin duda por su talento, pero más que todo también por la visión de los compositores, en mi caso, el de Vicentico y en menor escala de los otros integrantes, que saben escribir, tienen buen ojo y cuando ven un músico de ciertas características escriben temas adonde justamente ese instrumento pueda explayarse. En definitiva es algo que manejábamos nosotros también, no es que él impuso un sonido. Creábamos temas donde había lugar para la guitarra, algo que Ariel supo interpretar magistralmente, porque es un genio.

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