CULTURA / ESPECTáCULOS › ALREDEDOR DEL LIBRO "UNA TEMPORADA CON LACAN"
El autor del libro, Jean Michel Rey responde en la entrevista
sobre las lecturas a las que debe abrirse el psicólogo, sobre
todo en relación con la filosofía. "Nuca dejar de ser lector".
JeanMichel Rey, escritor, autor del libro "Una temporada con Lacan" en el que habla literariamente de su experiencia de análisis con Lacan, responde aquí a preguntas realizadas por la psicoanalista rosarina Alejandra Dentesano, sobre la función de la lectura y la relación de la filosofía con el psicoanálisis.
-¿Por qué cree usted que el psicólogo tiene la obligación (nécessité) de abrirse a otras lecturas, particularmente las ligadas a la filosofía?
-"Una pregunta, ante todo, con relación a la suya: ¿se trata en su perspectiva del 'psicólogo' o del psicoanalista? El matiz es de importancia, como es sabido. Pero dejemos las cosas abiertas. Se podría decir, generalizando: Su pregunta parte de la necesidad de unas lecturas, otras que las que conciernen al campo determinado de una disciplina aquí se trata de la psicología, para tomar ese término cómodo que Freud, por otra parte, utiliza.
"¿Qué es lo que podría garantizar a esta disciplina, o a este saber, o a esta teoría general, una autonomía efectiva? ¿Mediante qué gestos se puede aislar de hecho un dominio que sería el de la psicología pura con fronteras precisas, bien marcadas? Al apelar explícitamente a la psicología, ¿la teoría freudiana no se ha cargado de una herencia costosa? ¿A qué necesidades (históricas, epistemológicas) eso puede obedecer? ¿Cómo una tal psicología llega suponiendo que lo haga a independizarse de la filosofía? Siempre nos vemos, en suma, reconducidos a las cuestiones de frontera, y por consiguiente, a algo como zonas fronterizas considerables, a algo que deviene (más allá de un cierto límite) otro, extranjero, de otra naturaleza, que pertenece a otro dominio y así sin interrupción.
"A estas razones 'epistemológicas' se agrega otra cosa que pertenece de alguna manera a la historia: otra cosa que tiene un peso muy fuerte en todo este debate. Y de la cual quizá no estemos totalmente desembarazados. Al final del siglo XIX y principios de XX, casi todo el mundo habla de 'psicología'. Nombremos, sin pretender ser del todo exhaustivos, a Nietzche, Valéry, Husserl, Bergson, Freud, Wittgenstein, etc. sin hablar de todos los que explícitamente se declaran psicólogos. Es una manera hay otras de abordar su pregunta. Señalando la indeterminación de las fronteras en este orden de cosas y la imprecisión de hecho del dominio recubierto por este término.
"Colocando por consiguiente el acento sobre la necesidad de una formación anárquica en el orden, precisamente, de las lecturas. Leer textos que estarían lo menos posible en relación con la disciplina supuesta, que estarían muy alejados de las preocupaciones consideradas como siendo las de la psicología, que estarían incluso (¿por qué no?) en conflicto con lo que se cree establecido por esta disciplina. Leer no para aprender, no para tener la sensación de saber más acerca de ella, no para acumular fragmentos de saber que encontrarían su sitio, su eficacia, en el dominio de la llamada psicología a mi juicio la misma cosa vale para el psicoanálisis, para todo tránsito que pertenezca a esta teoría.
"Leer deshaciendo tanto como sea posible toda perspectiva de finalidad. Comprendiendo que lo que cuenta en una operación como esa no es el resultado un resultado que, por otra parte, es siempre supuesto, es el engañadizo objeto de un anhelo o de una conjetura sino el proceso mismo, es decir, las vías que se está en condiciones de abrir, los rodeos que es necesario inventarse para enfrentarse a esa materia otra, heterogénea, de un cierto modo intratable. Dice Péguy que haría falta no dejar de ser nunca lectores 'que lean para leer, no para instruirse, no para trabajar...'.
"Leer sin inquietarse para nada por lo que es o por lo que debe ser, por lo que debería llegar a ser la psicología o el psicoanálisis, sin preocuparse por las diferentes cuestiones de legitimidad sin tener tampoco que establecer en el acto mismo de la lectura cuestiones de frontera. (Para decirlo en una palabra: donde comienza la psyché? ¿Dónde encuentra sus límites? ¿Acaso no somos atormentados por proposiciones que frecuentemente pertenecen a lo que podríamos llamar una geografía imaginaria? ¿ O habitados por exigencias también imaginarias que proceden de una geometría fantasmática?
"Leer sobre todo lo que es extraño lo que es unheimlich, diríamos retomando un término alemán usado por Freud , lo que puede tener la andadura de lo informe, que no tiene un estatuto bien definido ni un género asignado de una vez y para siempre. Leer sobre todo lo que se considera 'intraducible' es decir lo que hace impedimento a una transmisión directa o inmediata, lo que por una razón o por otra aplaza el momento de su comprensión. Leer textos de diferentes suertes en los que se manifieste de manera sensible la extranjeridad de la lengua trabajada: textos que nos devuelvan nuestra lengua como si ella nos fuese (devenido) extranjera. Leer textos en los que cualquier posibilidad de interpretación esté diferida, en los que de hecho se trate de perder los recursos ('técnicos' u otros) que creíamos detentar en materia de comprensión o de interpretación. Una maneras de leer, en suma, en las que cada uno es conducido a descubrir su propia tontería, es empujado por allí a explorar los lazos que teje con su lengua llamada materna.
*La respuesta completa puede leerse en el nº 11 de la Revista de la Perra.
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