CULTURA / ESPECTáCULOS › CINE. UNA OPORTUNIDAD PARA DISFRUTAR QUé HORA ES, DEL ITALIANO ETTORE SCOLA
La película de 1989 puede verse en el ciclo de los martes del Madre Cabrini. El notable director anunció que abandona el cine, por las humillantes condiciones que impone la industria.
› Por Emilio A. Bellon
En el Festival de Venecia de 1989, los recordados actores Marcello Mastroianni y Massimo Troisi recibían el premio compartido a la mejor interpretación por su labor en el film de Ettore Scola, Qué hora es. En esa oportunidad, el auditorio al escuchar el nombre de los galardonados se puso de pie, ovacionando a los mismos y los miembros del Jurado los invitaron, junto a su director, a subir al escenario. Entonces, fue Scola quien se refirió al título de este film, que se puede ver y admirar mañana a las 19.30 en la tradicional y tan querible sala Madre Cabrini en su ciclo de los martes de "cine Italiano".
En la velada de esa noche, ante la pregunta de uno de los presentes, Scola, al referirse a una inquietud respondió: "Efectivamente, no hay signo de interrogación después del título. Pero ya hay algún precedente y mucho más noble: 'Por quién doblan las campanas' también es una pregunta que extrae el tono afirmativo de una frase completa. Aquí la ausencia del signo de interrogación le da a la frase una dimensión extra, una reflexión no ya puntual sino sobre el tiempo que pasa. Y no sólo las horas que pasan este padre y este hijo juntos ese día, sino el tiempo transmitido de padre a hijo, de abuelo a hijo y a nieto. Así, estemos ante el curso del tiempo, reflexionando. El tiempo interior puede ser mucho más dilatado, diferente al tiempo real".
Un padre y un hijo a lo largo del día. Ese domingo el padre, abogado, atento a una posición social, decide ir a visitar a su hijo, graduado en Letras, que está cumpliendo el servicio militar. El padre llega a ese lugar, Civitavecchia, ansioso por transmitirle unas buenas nuevas en el orden económico; pero comprobará, una vez más, a través de las diferentes acciones de su hijo que ambos hablan lenguajes distintos.
El film de Scola, por momentos dolorosamente amargo, en otras teñido de humor, va permitiendo que asome un mundo de vivencias, de cosas no dichas, de situaciones que no se pueden verbalizar. De esta manera, más allá de esta caracterización particular "Qué hora es" permite colocar dos generaciones cara a cara en sus dificultades y en sus acercamientos.
Hay un objeto sí que marca un puente familiar: un viejo reloj de bolsillo que llevaba siempre su abuelo ferroviario. Hay un descubrir por parte del padre, una valorización, desde la mirada de su hijo, de un mundo sensible, cotidiano.
Un día a lo largo de ciento dos minutos. El relato que nos ofrece Scola, tan cercano a tantos otros de sus films (ya en el 87 había dado a conocer uno de sus films más exitosos, La familia) marca las contradicciones y dificultades de cada uno de sus protagonistas. En uno de los pasajes del film, que nos reserva la participación de Lou Castel, actor representativo del nuevo cine italiano de los 60, aquí en el rol de un pescador, podemos escuchar de boca del hijo: "Tú hablas y hablas, pero ¿Quién dijo que hay que hablar para comunicarse?" Al referirse a este parlamento, Scola señala: "A veces cuando hablamos, en diferentes tipos de vínculos muy cercanos, la palabra puede llegar a traicionar y desencadenar conflictos, mentiras, rencores ligados a otras cosas y que se filtran justamente allí. Entonces vemos que la palabra no siempre ayuda para que padres e hijos puedan llegar a comprenderse más, a establecer un mutuo conocimiento, A veces, basta el silencio, un gesto".
Recordemos, por otra parte, que hace aproximadamente dos meses, el admirado Ettore Scola, quien comenzó su labor como guionista a mediados de los años 50 y como realizador a principios de los 60, declaró en una entrevista que se retiraba del mundo del cine, fundamentando su decisión en que no encontraba un lugar para su cine, en las dificultades impuestas por parte de distribuidores y exhibidores, que le resultaban humillantes demasiadas veces.
Fiel a su manera de pensar y coherente con su trayectoria Scola, quien nos ha legado una extensa filmografía, una admirable obra que le ha permitido poner en juego las relaciones del individuo, con el tiempo, la sociedad y la Historia, ha colocado un punto final a una vocación creadora que no figura en ninguna de las grandes y más renombradas antologías del cine. Lamentablemente.
En estos días se ha dado a conocer en DVD su film de principios del 2001, Competencia desleal, que incluye información y reportaje y que conocimos hace poco tiempo en la sala del cine Del Siglo. Su último film, Gente de Roma, ya se puede alquilar en el mismo formato. Este título, que se conoció en Rosario antes que el señalado, cierra una notable producción.
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