Jue 11.06.2009
rosario

CULTURA / ESPECTáCULOS › EL ENCUENTRO ENTRE EL MúSICO KEVIN JOHANSEN Y EL DIBUJANTE LINIERS

Dos desgenerados de género

Mañana ambos artistas llegarán al teatro La Comedia. Liniers apelará a su técnica de "acrílico y pánico" para darle forma a un mural que luego quedará en exposición en el Museo de Arte Contemporáneo de Rosario.

› Por Edgardo Pérez Castillo

Relatado en las primeras páginas de Oops!, el genial libro publicado or De La Flor, el encuentro entre Kevin Johansen y Ricardo Liniers Siri se dio esencialmente por la admiración mutua. Aunque hubo, también, cierto desencanto. Así lo confiesa Liniers --que durante años presentara su tira Bonjour en el suplemento No y hoy sostiene a Macanudo en La Nación--, que alude a los misterios de la genética para justificar la decepción que sintió cuando, allá por 2001, asistió a un recital de Johansen (argentino nacido en Alaska) esperando encontrarse con el mismísimo Thor, el Dios del Trueno. "Pero apareció el Piojo López", remata con un chiste que no ha perdido efecto con el correr de los años. Desde entonces, las colaboraciones comenzaron a sucederse, hasta llegar a las apariciones en vivo de Liniers ilustrando los show del músico. Hasta que las letras de Johansen se reunieron en un libro acompañadas de las criaturas del dibujante.

"Daniel Divinsky, el editor de De La Flor, sabía que yo conocía a Kevin, y me pidió que le preguntara si quería escribir algo, lo que quisiera, cuentos, novelas, poesías. Le dije a Kevin y él se entusiasmó con una idea súper estrambótica", relató Liniers a Rosario/12. A su lado, Johansen completó: "Quería hacer un libro sobre gustos, para terminar con éso de que sobre gustos no hay nada escrito. Podía ser un gusto sobre todo, música, cultura, comidas. Un libro sobre gustos. Pero ahí me dí cuenta de que iba a tener que laburar, y yo venía del disco Logo que me quemó la cabeza. Pero Daniel volvió a la carga con la idea de que lo hiciéramos con las letras, algo más parecido a lo que hacíamos en vivo. Fue éso, se plasmó lo que veníamos haciendo. Y plasma un poco también cómo fue nuestra amistad, desde hace ocho años, que fueron surgiendo cosas".

Con el correr de los años, las colaboraciones fueron variando el formato. Y si bien en las giras internacionales se adopta un esquema mínimo de voz, guitarra y dibujos, a Rosario la dupla Johansen-Liniers llegará mañana respaldada por The Nada, el sólido septeto que secunda al compositor. "Nos conocemos mucho las mañas, entonces se arma una cosa muy interesante. Ricardo, además, se aburre rápido, entonces cambia siempre de formato, porque arrancó con el pad de computadora haciendo algo para cada canción, después quiso hacer algo más analógico y lo filmaban mientras dibujaba, entonces aparecían los brazos tipo King Kong atrás de la banda. Y en marzo, cuando presentamos el libro en el Maipo, decidió hacer un mural. Que está bueno, porque él puede colgarse con un motivo durante cuatro temas, ir armando un collage de imágenes que es muy rico. Además le doy un micrófono y cada tanto hace un comentario", detalló Johansen.

Este viernes, a las 21, los artistas llegarán al teatro La Comedia con ése esquema, por lo que Liniers apelará a su técnica de "acrílico y pánico" para darle forma a un mural que luego quedará en exposición en el Museo de Arte Contemporáneo de Rosario. Por lo pronto, Liniers tiene en claro algunos objetivos: "En el Maipo me gustó mucho cómo salió el mural. Es lindo que el trabajo final lo sorprenda a uno mismo. También una cosa que me gusta mucho es sorprenderlos a ellos, o tentarlo a Kevin y lograr que pifie un par de notas, que la banda se le descontrole".

Con sus respectivas obras, Johansen y Siri lograron una identidad que trasciende los rasgos inmediatos (el tono gutural del cantante, al trazo alegre y en apariencia inocente del dibujante). Una identidad que además se sostiene aun en la notable diversidad de las canciones de uno y las tiras del otro, lo que se constituye como una búsqueda común a la dupla. "Hay unas cosas muy básicas respecto a cómo labura Kevin y cómo laburo yo, hay una identificación desde que lo conocí --admitió Liniers--. Cuando escuché el primer disco me dí cuenta que es un pibe que no se banca repetir la fórmula del éxito, se incomoda rápido. Esa especie de curiosidad, de búsqueda constante, es lo que me pasa a mí, la razón por la que todo lo que trabajo por fuera de Macanudo no tiene nada que ver con éso. Creo que ésa fue la primer identificación".

Por su parte, el cantante sostuvo el concepto: "Creo que hay una afinidad estética de compartir cierta data, de apreciar algunas cosas en común y otras con las que nos complementamos. Eso se refleja también en el libro. Porque las letras no nacieron para estar solas. En el caso de los discos están acompañadas por la música, y en el libro por los dibujos. Porque no son poesías. Poéticamente algunas se defienden un poco mejor que otras. En el libro hay momentos puntuales donde hay casualidades, porque él ha tocado temáticas en sus tiras que yo toqué en mis canciones, son coincidencias que se ven en el libro y hablan a las claras de que somos desgenerados respecto al género. Ricardo un poco es un antihumorista, es más un poeta que el tipo que hace el chiste con remate".

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