"Apenas salí del servicio militar, a los 22 años, empecé a buscar trabajo con mi carpetita y fui a lo de García Ferré. Le gustaron mis dibujos, incluso me compró algunos de entrada; y empecé a dibujar Mi infancia en el recuerdo, que eran unas ilustraciones para una sección de la revista Anteojito, que salía hacía un año. Después, a los pocos meses, Manuel me ofreció hacer dibujos animados, cosa que nunca pensé. Siempre me gustó la historieta seria, creía que mi norte estaba ahí, pero el dibujo animado para nada me disgustaba como oferta, y así fue que empecé como ayudante de Néstor Córdoba (NdR: otro de los grandes nombres de la animación de todos los tiempos), haciendo intercalación y asistencia".

Y todo esto apenas es parte de la introducción de Carlos Pérez Agüero al mundo de la animación. Su tarea profesional es inmensa, vasta y plena de recuerdos. Tantos suyos como de uno. Porque es eso lo que ocurre cuando se reencuentran dibujos que los recuerdos preservan y allí, entonces, uno descubre que el lápiz tiene un nombre.

- ¿Cómo llega a Hijitus?

- En el 67 o 68 Néstor (Córdoba) llega a dirigir la tira de Hijitus. Cuando empezó a realizarse el largometraje de Anteojito (Mil intentos y un invento, 1972), del cual se encargó primeramente Néstor Córdoba, se dividió en dos el equipo y yo quedé al frente de la tira de Hijitus. Hasta que pasé a engrosar el largometraje porque se estaban demorando las cosas y necesitaban refuerzos.

- Usted ha participado en todos los largometrajes de García Ferré. ¿La tarea creativa principal estaba repartida entre usted y Néstor Córdoba?

- Sí. Y también Hugo Csecs con la parte de fondos, y animadores muy importantes como Jorge Benedetti, Natalio Zirulnik, Horacio Colombo, entre otros.

- ¿Cuál era la metodología de trabajo?

- Bueno, fundamentalmente Manuel (García Ferré) tenía la idea general, traía el guión que hacía junto con su esposa, y después nosotros hacíamos los storyboards y aportábamos nuestras ideas. A partir de Manuelita (1999) ya cambió la situación. Tanto Néstor Córdoba como yo, junto con Néstor de Alessandro, participamos ya directamente del guión. En cuanto a la creación de personajes siempre hubo libertad. García Ferré mismo elegía los personajes más logrados según su gusto.

- ¿Cómo fue, entonces, el nacimiento de Cachavacha? ¿Qué tuvo que ver Héctor Oesterheld(2) con el personaje?

- El asunto fue así. Yo ya había comenzado a dibujar la historieta El hada Patricia, en Anteojito, con guiones de distintas personas; y llegaron dos que eran de Héctor Oesterheld, en donde figuraba una bruja que se llamaba Cachavacha. En esos dos capítulos, yo creé el personaje físicamente. Fueron cuatro páginas nada más. Y a García le gustó tanto el nombre que se lo compró a Oesterheld, y me alentó a mí a que siga con el personaje. En las historietas yo le di a Cachavacha la personalidad que pensaba debía ser, pero tanto en las películas, como en El Club de Hijitus (que comienza a emitirse por Canal 13 en 1968), le cambiaron un poco el carácter.

- Recuerdo una entrevista donde usted relataba cómo un grupo de chicos atacó a la Cachavacha del programa televisivo?

- Ah, sí. ¡Fueron a pegarle -a la persona que estaba disfrazada- en serio! Sí, fue muy cómico.

- Pero es que son personajes que ya forman parte del imaginario

- Sí, incluso cuando Manuel estaba haciendo Petete, el muñeco, que también él movía, había chicos que venían a ver el programa y le hablaban a Petete creyendo que era un personaje vivo. La imaginación de los chicos es increíble.

Pérez Agüero no duda en señalar que "si un verdadero artista no está detrás de la computadora, el dibujo se vuelve mecánico y frío". Mientras, un nuevo proyecto de García Ferré nos llena de suspenso, y ansiedad, ya que tendría a Hijitus, según se dice, por protagonista. El dibujante nada sabe al respecto, ya que, según palabras del propio García Ferré: "Si hacemos algo más, al primero que llamo es a vos Carlos". Pérez Agüero, protagonista de trayectoria histórica en el arte del lápiz animado.