CULTURA / ESPECTáCULOS › TEATRO. "LA PRáCTICA, UN CLáSICO DE ENTRETIEMPOS", DE EDUARDO CEBALLOS.
Dos jóvenes en una práctica de básquet repasan sus ambiciones, sus miedos y sus frustraciones. Uno que parte y el otro que se queda, temas universales planteados en esta puesta de Eduardo Ceballos que se verá próximamente.
› Por Julio Cejas
El director Eduardo Ceballos, protagonista de uno de los sucesos de taquilla a comienzo de este año con su versión de "El conventillo de la paloma"; se prepara para el lanzamiento de una nueva propuesta que aguarda como tantas otras el levantamiento de la veda sanitaria. El director y tallerista de larga trayectoria en el medio, comentó a Rosario/12 los diferentes aspectos que conforman su próximo estreno: "La práctica, un clásico de entretiempos". Explica que "el título de la obra sufrió varias modificaciones, en principio se llamaba `La Práctica', pero cuando lo fuimos a registrar Argentores dijo no. Después probamos con `Un clásico' y nuevamente fue rechazado. El tercero que fue `Entretiempos' corrió la misma suerte con el agravante de que se nos venía el estreno encima y ya estaba encargada la gráfica. Finalmente, aceptaron en el cuarto y último intento".
El título tiene que ver con lo que pasa en la historia, lo que el público en parte va a ver es una práctica de basquet entre dos jóvenes que a partir de ese juego van a tratar de indagar acerca de sus vidas. Algo de esta temática andaba sobrevolando en la cabeza de Ceballos y así lo había manifestado en ocasión de referirse al estreno del clásico de Vacarezza: "Tiene que ver con aquello de refrescar de donde venimos, un intento por espejar lo que sucede con nuestra realidad, pensar o imaginar qué es lo que pueden estar haciendo todos los jóvenes argentinos que se fueron a Europa porque aquí la cosa no daba más...".
De alguna manera en "La práctica, un clásico de entretiempos", se vuelve sobre el tema de los que se van y los que se quedan, una problemática que según el director se plantea desde la juventud misma, sin dejar de tener en cuenta que por lo general eran territorios de gente experimentada.
"En la puesta se refleja como tema recurrente el lugar que quieren ocupar los jóvenes argentinos y que no saben cómo hacerlo. Entonces ese no saber cómo hacerlo significa que están incómodos, que los recuerdos los superan, que no logran descubrir su futura profesión como tal y como vocación", señala Ceballos. En esta historia que sigue teniendo vigencia, Carlos es el que se va y Juan, el que se queda porque no soporta la presión que ejerce la figura paterna viéndolo como un futuro fracasado.
Una vez más el teatro recicla algunos aspectos de la vida que han sido tratados ya históricamente pero desde diferentes abordajes, y es en esos abordajes dónde estaría lo interesante o por lo menos es lo que el espectador espera. Ceballos confiesa que "siempre me motivaron los movimientos pendulares de nuestra historia argentina, la mayoría de los trabajos realizados con alumnos de mi taller han tenido que ver con los gobiernos que no han sido democráticos; con los que dejaron mayores huellas de dolor y estoy hablando desde el '55 al '83, después vinieron `los otros gobiernos', que excepto algunos, estimularon a los jóvenes a plantearse ¿qué hago yo en la Argentina?, ¿para qué estudio?, ¿para qué trabajo?, ¿para qué aporto mensualmente para mi jubilación?. Estos interrogantes son el paradigna de esta historia que plantean dos jóvenes a través de un partido de básquet".
El elenco está integrado por los actores Mauro Hang y Marcelo Aguirre que además comparten la autoría de la obra con la escritora Irupé Vitali y el propio director, en una búsqueda diferente y muy cercana a la dramaturgia del actor. Para Ceballos este hecho creativo en la dramaturgia del actor, del director y de la propia dramaturgia "es un signo por donde recorren los personajes la historia de estos dos seres que utilizando como paradigma un partido de básquet cuentan sus momentos". Esta experiencia según sus responsables no podría ser conceptualizada como una creación colectiva ya que los actores dispararon con su historicidad la dramaturgia y también la dramaturgia de dirección.
¿Esto marcaría un punto de inflexión con respecto a tus anteriores trabajos?.
Sí, eso es cierto. Esta es una experiencia distinta, pienso que aun con el oficio que tengo es la primera vez que trabajo con este formato, ya que lo que desarrollé siempre fue partiendo de un texto, ya sea propio o recreados en una versión.
El creador de uno de los talleres teatrales de mayor repercusión hace una década, fundador del grupo Teatro Libre de Rosario, supo elegir autores consagrados en la mayoría de sus puestas. Este año además de volver a confiar en la pluma de Vacarezza y su exitoso "conventillo", reestrenó "La madre que lo parió, una madre para registrar", basada en textos del italiano Dario Fó que participó del Ciclo de Teatro Independiente organizado por Actores, ATI y Municipalidad. Y en junio al frente de uno de sus talleres en la ciudad de Firmat, dirigió una versión de la aclamada "Venecia" de Jorge Acame, otro de los autores argentinos más estrenados de los últimos años.
¿Cuál fue entonces el procedimiento utilizado para trabajar desde esta nueva perspectiva?
-Planteé tres espacios como disparadores de investigación que estuvieron siempre interrelacionados: El primero fue el de Dirección, un espacio de acopio de información, información cuya contención pertenecía a los actores. El segundo fue determinar la territorialidad del actor, es decir buscar que sus vivencias queden expuestas para la próxima etapa y finalmente el tercero fue el ojo observador y "registrador" de la dramaturga Irupé Vitali. En cuanto al estilo de actuación la temporalidad de cada escena determinó si era hiperrealismo o no.
Vitali además de su aporte en la escritura del texto es la asistente de dirección del grupo que se completa con la participación de Ramiro Sorrequieta en el vestuario y Ernesto Remedi en la asistencia técnica.
La obra que debería haberse estrenado el sábado pasado en el Centro Cultural "La Nave" de calle San Lorenzo 1383 y que estaba programada durante todo el mes de julio, continuará en cartelera en agosto en la Sala de Amigos del Arte (3 de febrero 755).
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