El grupo teatral La Percha que lleva ya nueve años de trabajo ininterrumpido en la ciudad tratando de indagar en nuevas búsquedas estéticas; presenta este mes en su sala de Catamarca 1155 dos de sus últimos espectáculos: "Cómic Capitulo III" y "Pequeña Historia de una Familia Fragmentada". La primera propuesta nace en el 2006 y profundiza el género del cómic negro en todas sus formas. Nacho Farías, director y responsable de la dramaturgia y puesta en escena de esta indagación escénica acerca de un género que nace en la década del 20, se plantea recuperar, según sus palabras, algo de lo que todavía hace popular al cómic: "La denuncia y representación de un entorno social corrupto".

La Percha aborda un proceso de búsqueda que se centra sobre un tipo de cómic en particular, "la historieta o cómic policíaco, también denominada de serie negra ó de crímenes que constituyó uno de los géneros de acción dentro de este formato gráfico de las primeras décadas del siglo XX". Este tipo de historieta, en un principio, abarca la actividad criminal, y su investigación, lo que permitió al autor "explorar las partes menos decorosas de nuestra sociedad".

"La historia plantean sus responsables puede contarse desde el punto de vista de las Fuerzas del Orden o de los criminales, así como del justiciero urbano. Respetando estas premisas para el abordaje y poniendo en marcha la confección de escenas que plasmen todo este género".

El elenco está integrado por Elías Blanco, Laura Cardinali, Mario Gazzola, Julia De Suaznabar, Jeremias Fanjul, Dinorah Glikstein, Mauricio Marc y Rodrigo Reasconts, todos bajo la dirección de Nacho Farías.

La otra obra que el grupo presenta todos los sábados a las 22 en su sala - "Pequeña Historia de una Familia Fragmentada"- trata de retratar a "una de las familias más dulcemente fracturadas en la historia reciente del teatro". Vuelve a ser la familia el eje de un recorrido dramático que se propone poner al desnudo las reacciones de Juan y sus hermanas, cuando todos se reúnen en la casa materna y un secreto familiar amenaza desbaratar los lazos construidos en el pasado.

El miedo hace que Juan no pueda contarle a sus hermanas, su relación con Ricardo quien vive en esa casa hace tiempo y entonces como en una comedia de enredos, el protagonista decide presentarlo como un amigo que llegó de Tandil.

Este engaño se refuerza con nuevas mentiras hasta que se desencadena la inevitable destrucción de la familia y la pareja, hasta que Juan en un acto de impotencia abandona la relación y desaparece.

Según los integrantes de La Percha, lo que intentan demostrar con esta exploración dramática es que a pesar del estado enfermo en el que se encuentran esas relaciones, finalmente la familia se une con el único fin de seguir con vida.

Se trata de "una mirada conmovedora sobre momentos de la convivencia familiar, aquellos pequeños instantes donde la inseguridad desencadena la locura y dan lugar a las más ridículas e impensadas tomas de decisiones".

Sobre el proceso creativo, según lo planteado por los responsables a Rosario/12 se partió de "una metodología de actuación que presenta cuerpos despojados de toda técnica, actores que lograron enfrentarse a una desconstrucción de los personajes, anteponiendo sus reacciones a las de los protagonistas; quedando como resultado de esta ecuación una propuesta de humor que nos muestra las sorprendentes recompensas de ser fracasados en una cultura desquiciada por triunfar".

En esta oportunidad el elenco está integrado por Elías Blanco, Agostina Spagnoli, Melisa Kelly, Florencia Sanfilippo y Mariano Oviedo, siempre bajo la dirección de Nacho Farias.

El grupo La Percha se constituyó guiado por la construcción de un trabajo colectivo que apela al desarrollo de un sujeto actor en búsqueda permanente de su ser creativo, en confrontación con sus propios límites, para superarse como ser, y así transformar su contexto social y la realidad del aquí y ahora de la escena teatral.

El interés común es formular un grupo teatral con el fin de lograr el crecimiento profesional, a través del intercambio de opiniones y de la práctica teatral asociada, llegando a lo largo de su trayectoria a gestar un espacio propio y dinámico, que permita la exploración y la innovación escénica.

La Percha se jacta de haber consolidado a través de sus 9 años de existencia un "trabajo apartidario, autogestionado e independiente, que intenta cumplir constantemente con los objetivos propuestos".