CULTURA / ESPECTáCULOS
La iniciativa la llevó adelante la hija de Miguel Angel Estrella. Hoy además dará un concierto gratuito en la Lavardén.
› Por Edgardo Pérez Castillo
Paula Estrella posee una carga hereditaria que se traduce inevitablemente en su conducta artística, donde conjuga lo estrictamente musical con una fuerte vinculación con la labor social. Hija de Miguel Angel Estrella, la cantante mamó de niña aquello de visitar las cárceles para ver a su padre, detenido durante la última dictadura militar, lo que convirtió en un trabajo de asistencia consistente en ofrecer talleres de música para los presos de Francia, experiencia que desde el último lunes trasladó a la Unidad III rosarina, y que hoy tendrá su último capítulo. Y, a modo de despedida, Estrella ofrecerá al público general una muestra del proyecto artístico que desarrolla en Europa, el quinteto Chetango dedicado a la música argentina, pero que aquí podrá apreciarse en versión de dúo, cuando la cantante se presente acompañada por el guitarrista Horacio Quiroga en la sala Lavardén, en un concierto que se desarrollará desde las 21.30 con entrada libre y gratuita.
A punto de lanzarse junto a su compañero rumbo al tercer encuentro con los detenidos en la unidad penitenciaria, Estrella dialogó con este medio repasando las cualidades de su proyecto: "Esto no se preparó demasiado, pero apareció la posibilidad de hacer un trabajo principalmente en la cárcel, en la Unidad III. Lo que se buscó es juntar presos que estuvieran motivados para hacer un taller de interpretación. Aunque no es tan serio como eso, porque en realidad es mucho más abierto, y finalmente todo lo que preparamos está saliendo distinto, aunque mejor quizás. Teníamos muchas ganas de traer estilos diferentes, hasta de enseñarles una frasecita en francés y que la canten en `Hojas muertas`, pero eso fue imposible. Los muchachos nos dijeron: `No piba, nosotros no vamos a pronunciar en francés`, así que eso no lo pude hacer. Pero lo que más enganchó fue trabajar con otros temas, con cosas de Charly García. Les dijimos que de cumbia nosotros no sabemos nada, aunque en realidad mucho no nos gusta y teníamos ganas de traer, no cosas nuevas porque todo lo que hacemos creo que lo conocen, pero de sacarlos de lo que tienen todos los días. Como vivimos afuera, las pocas veces que pudimos venir al país nos pareció que el movimiento de la bailanta era terrible, nos daba un poco de pena que cada vez se escuche menos lo nuestro".
Militante de Abuelos de Plaza de Mayo y de Música Esperanza en su juventud, actualmente Estrella y Quiroga militan en la Ong ATD Quart Monde, dedicada al trabajo con los pobres de los países del primer mundo, además de sostener sus frecuentes visitas a los penales. Sin embargo, las cualidades del trabajo en Francia y Argentina encuentran algunas diferencias. "Acá estamos trabajando con más de 25 personas, y ellos me decían que nos van a extrañar cuando nos vayamos, y nos preguntaban por qué no podíamos volver a hacer el taller, y sinceramente a mí me encantaría, pero vivimos un poco lejos. La verdad me gratificó muchísimo más que lo que hacemos en Francia. Allá lo que planteamos es un paseo bien argentino, les contamos muchísimo la historia de Argentina, mucho de las historias de la mezcla que hay en este país, del Gardel francoargentino. Para mí Gardel y Piaff son más o menos lo mismo, entonces hacen millones de preguntas, les llevamos un par de bailarines. Es como todo mucho más escrito lo que vamos haciendo, acá de repente improvisamos muchísimo y lo que más nos copa es el encuentro con los seres humanos que están ahí. Sobre todo porque hay mucha sabiduría en esa gente, porque es gente que está más allá de muchas cosas, que sabe la cantidad de años que están ahí, que saben que se mandaron cagadas y que en general aprendieron bastante".
Es en esa vinculación con los detenidos en donde resalta aún más el interés que Estrella demuestra por lo social, un interés seguramente heredado de su padre, según reconoció la cantante: "A mí sencillamente me cuesta un huevo separar la música de lo social. Esto a mí me cuesta un poco caro. A mi papá le costó mucho vivir de la música en aquella época, pero hoy en día es más difícil. Para mí, que ya tengo una pequeña historia en lo social, se me hace difícil vivir de la música. Durante estos dos años vivimos, sobre todo, de hacer empanadas argentinas en París. De repente me llamaban más para hacer esto que para cantar. Y lo digo sin vergüenza, porque pienso que cuando estamos en Argentina idealizamos, estamos con el cuerpo acá pero con la mente en Europa, como que todo es mejor allá. Y con esto de que muchos argentinos se van para allá pensando que se van a sentir como hijos de los españoles o europeos que vinieron a vivir a la Argentina y, lo siento, pero no es así. El exilio que yo viví fue en otro París, en la época del socialismo, cuando la gente tenía mucho amor por Chile, por Argentina, había una cosa muy especial. De la cual considero que los chilenos y argentinos abusaron demasiado, y hoy en día hay unos pocos que viven de la música".
En la actualidad, la música que marca el rumbo de Estrella y sus compañeros de Chetango no es otra que la de raíces argentinas. Y será precisamente eso lo que signe al concierto de esta noche en la sala de Sarmiento y Mendoza, según adelantó finalmente la cantante: "En general nosotros hacemos un concierto con quinteto, con bandoneón, contrabajo, batería, percusión, guitarra y voz. Yo sueño con venir a la Argentina con esa formación, pero lo de la sala Lavardén va a ser reducido, aunque con toda la polenta que tenemos ganas de poner, y con muchísima emoción, porque nunca tocamos acá en Rosario. Y vamos a tocar tangos, esencialmente, junto a algún folclore y algunas milongas".
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