CULTURA / ESPECTáCULOS › LITERATURA. CóMO SERá LA BIBLIOTECA DE BICENTENARIO QUE ESTARá EN LA ZONA SUR
El proyecto fue iniciativa del intendente. Su coordinadora,
Fernanda González Cortiña, se inspiró en parques biblioteca
de Medellín, que operan como "pacificadoras de situaciones".
› Por Beatriz Vignoli
En su libro Lecturas: del espacio íntimo al espacio público (Fondo de Cultura Económica, 2001), la antropóloga francesa Michèle Petit (que vivió en Colombia y dictó seminarios en México y en Buenos Aires) plantea el rol social de las bibliotecas extraescolares, como espacios insustituibles "que dejan lugar para el secreto, para la libre elección, y son propicias para descubrimientos singulares". La lectura, dice, "apunta al deseo, a lo íntimo" y "sin embargo, muchos hombres y mujeres jamás se acercarán a los libros. Creen que allí hay un mundo que no es para ellos... en los ámbitos donde impera una economía de la subsistencia, alguien puede sentirse culpable de leer. [?] No obstante, entre los jóvenes a los que conocimos cuando hacíamos entrevistas en los barrios marginados, algunos habían pasado del gregarismo viril de la calle a la asistencia asidua a una biblioteca". Uno de estos jóvenes, según cuenta Petit, lo explica así: "La biblioteca es un lugar donde uno puede consultar al mundo".
Lecturas fue el libro de cabecera de Fernanda González Cortiñas a partir de que el Intendente de Rosario, Miguel Lifschitz, la convocó para coordinar el proyecto de gestión de biblioteca pública de la Biblioteca del Bicentenario. "No es de ningún modo un proyecto unipersonal, sino una respuesta a un pedido del intendente, que quiere dejar una obra como fue la Biblioteca Juan Alvarez para el Centenario. El pedido fue que sea un referente en Sudamérica, de vanguardia tecnológica. Mi labor ha sido estudiar otros proyectos para que sea lo más moderna posible". Por eso, a la hora de definir las necesidades y requerimientos del proyecto, la coordinadora del mismo tomó como modelo el Parque Biblioteca Pública León de Greiff, en Medellín, Colombia, diseñado por el arquitecto Giancarlo Mazzanti y que se considera de avanzada en su género en el mundo entero. "Me basé en un proyecto en Medellín en Colombia, los parques biblioteca enclavados en puntos clave a nivel social, pobres o conflictivos, donde las bibliotecas operan como pacificadoras de situaciones", cuenta González Cortiñas a Rosario/12, diario en el que se desempeñó una década y media al frente de la sección Cultura. "La idea es que no funcione como biblioteca tradicional únicamente de consulta sino que tenga actividades de extensión: talleres, presentaciones de libros, programas de estímulo a la lectura, colección de autores locales", se entusiasma. "La biblioteca como ámbito de encuentro, formadora de lectores, mediadora de intercambios culturales en las ciudades: una institución mucho más en contacto con la sociedad. No un mero depósito de libros, sino un actor social".
-¿Se espera que cumpla una labor formadora, educativa?
-Ésa es la idea, que sea un polo cultural.
-¿Dónde estará emplazada?
-Ha trascendido, está casi decidido, que será en un predio muy grande que hay detrás del Distrito Municipal Sur Rosa Ziperovich, el que pertenecía al Batallón de Comunicaciones 121 (ex Regimiento 11). El lugar se elige para balancear la inversión en obras en la ciudad, que ha dejado de lado la zona sur.
Si bien el proyecto se encuentra en sus etapas iniciales ("Falta llamar a concurso para la obra arquitectónica. Estoy diseñando los pliegos. Puedo adelantar ideas sólo en materia de deseo", resume González Cortiñas) resulta emocionante la posibilidad de que esta biblioteca soñada, que se expandirá en torno a un espacio central abierto y verde, en círculos concéntricos (el barrio, la ciudad, la región) se instale en un punto de la ciudad que fue creado a mediados del siglo veinte, de la mano de los dos primeros gobiernos peronistas, con un concepto similar. Un barrio que en su concepción urbanística original se expande en espiral desde una plaza, abarcando la escuela Las Heras, el batallón, la iglesia, las viviendas y la arteria comercial de Avenida San Martín. Y es significativo que el centro de aquella utopía realizada, rodeado de ceibos y calandrias, sea un busto, obra del escultor rosarino Herminio Blotta, de un escritor argentino fundante: José Hernández, autor del Martín Fierro. Un barrio hoy preocupado por la inseguridad, por donde al fin el tiempo presente de la época volverá a pasar. Y que quizás muy pronto vea cómo sus chicos de la calle pasan del poxirrán a los libros. ¿Sólo un sueño?
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