CULTURA / ESPECTáCULOS › ALEJANDRO CHIABRANDO PRESENTA GREEN LIGHT EN SALA LAVARDéN
El saxofonista rosarino grabó el disco el 17 de octubre de 2006, en Estados Unidos. Mañana, a las 21.30, toca junto a Mariano Loiacono en trompeta, Luciano Ruggieri en batería, Juan Manuel Bayon en contrabajo y Alan Zimmerman en piano.
La prestigiosa escuela de música de Berklee y el ámbito jazzero de Boston fueron el marco en el que Alejandro Chiabrando fue gestando Green light. Editado por el sello local BlueArt, el material permite descubrir la versatilidad compositiva del saxofonista rosarino, que esquiva el divismo del solista y propone una decena de obras de fuerte concepto grupal. Registrado en tomas directas el 17 de octubre de 2006 en el estudio PSB de Peter Kontrimas, el disco tuvo como protagonistas al también rosarino Leo Genovese y a Demian Cabaud (contrabajo), Phil Grenadier (trompeta) y Nick Falk (batería), y con sólo recorrerlo se desnuda como acertada la decisión de optar por un registro en vivo, permitiendo así capturar la fuerte química lograda por el quinteto. Mañana, Chiabrando volverá a apostar a ello cuando mañana, desde las 21.30, suba al escenario de la Lavardén acompañado por un nuevo cuarteto --Mariano Loiacono en trompeta, Luciano Ruggieri en batería, Juan Manuel Bayon en contrabajo y Alan Zimmerman en piano--, en la que será la única presentación de Green Light en Rosario.
En ese sentido, el constante trajinar de Chiabrando (quien representa en Latinoamérica y Europa a la empresa de saxofones PMauriat) lo ha llevado a reunirse con distintos colegas alrededor del mundo, experiencia que repetirá en el escenario de Laprida y Mendoza. "Le pasé los temas a los músicos, y confío en que ellos van a tocarlos bien --apunta en diálogo con este medio--. Yo ya toqué los temas en muchos países. A los temas del disco los toqué en Costa Rica, Panamá y Tailandia con músicos de esos países, y los toqué en Taiwán con músicos norteamericanos. La verdad que los temas salieron bien en todos los países. Porque si bien en Estados Unidos hay músicos que son infernales, en todo el mundo vas a encontrar gente que toque bien, y Argentina no es la excepción".
Para Chiabrando, sin embargo, los buenos resultados logrados en ese raid internacional no tienen que ver con el carácter universal que suele aplicársele al jazz, sobre el cual el saxofonista considera: "Creo que el jazz es música americana, es el folclore americano, la música americana por excelencia, así como el tango es argentino. Lo que creo es que hay músicos de jazz en todo el mundo, pero siempre hay que tratar de respetar esa raíz americana, por éso no soy tan amante de las fusiones con el jazz. En ese sentido soy más conservador. Es como si quisieras grabar tangos con músicos de Rusia, porque por más que sean músicos rusos vos vas a querer que suene a tango argentino, porque el tango es argentino. Con el jazz quiero lo mismo: si bien tengo músicos argentinos, quiero que suene bien americano, porque lo que están tocando es música americana, no es otra cosa".
Dentro de esa aparente ortodoxia, Chiabrando demuestra amplitud al recorrer diversas vertientes jazzeras, en un disco donde brilla el concepto grupal que el compositor le dio a cada obra (nueve de las cuales llevan su firma, mientras que la restante, de fuerte corte free, pertenece a Genovese). "Mi idea era que el disco no fuera una demostración de cómo toco --admite--. La idea es mostrar mi música, lo que yo tengo en la cabeza, que es mucho más grande y va mucho más allá de lo que haya practicado con el instrumento. Lo que tenía en la cabeza es un concepto musical más que la intención de demostrar mi nivel saxofonístico. También lo que quería buscar era un disco donde lo más importante sea la música, por encima del músico".
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