Hasta este viernes, de 8 a 20 en la sala de exposiciones del Rectorado de la Universidad Nacional de Rosario (Córdoba 1814), puede visitarse la muestra Canto de la Tierra, de María Angélica Carter Morales. Licenciada en Bellas Artes por la UNR, Carter Morales nació en Santiago de Chile (donde vive gran parte de su familia, incluido un hermano argentino) y desde 1969 reside en Rosario. Su obra plástica, una de las pioneras locales del objeto artístico en tanto género, es autobiográfica y mística, minimalista y preciosista a la vez, y expresa una cosmovisión personal signada por la búsqueda de un sentido trascendente del destino personal. En sus propias palabras, se trata del "secreto del sentido" tal como "se revela en un 'entre' o en una encrucijada".

Estas piezas pulcras, diminutas como relicarios, densas en un simbolismo espiritual casi al borde de lo críptico, le han valido a Carter Morales más de 30 distinciones entre premios, becas y menciones. En el Salón del Castagnino de esta ciudad, Carter Morales obtuvo el primer premio adquisición de la Secretaría de Cultura y Educación casi tres años consecutivos: 1996, 1998 y 1999. En pleno auge del conceptualismo, la suya era una mirada distinta dentro de esa corriente. En enero de 2010 fue invitada a exponer como egresada en Rectorado.

"Casi a fines de dicho mes acepté la convocatoria... pues bien, aun casi definido esto, en medio acontece algo inesperado que me atraviesa y que modifica lo proyectado hasta ese momento: el sismo en Chile y su efecto en el mundo", relató a esta cronista la artista, quien escribe en el catálogo: "Santiago-Rosario: 27 de febrero, 3:30 AM. Tres minutos, sin horas. Eclipse y conmoción: del cielo, la tierra, el destino y el corazón. Abrazo fraternal y lazos invisibles. Reminiscencia de sonidos trastocados de mar, río, viento, agua, arena, espuma, playa, árbol, hombre, montaña; allende de ser ecos, son voces dolientes de un océano a otro océano. Retorno a Constitución, tierra ancestral: desolación, intemperie y abismo que invoca, que convoca, desde la región del Maule".

Relata la autora cómo un singular ready made, "el objeto puente pez de raulí" llegó a ser la portada de la tarjeta de invitación a la muestra, cuyo sentido es que "el receptor se apropie de la imagen para que fluya, se multiplique y llegue a lugares impensados en busca de su propio lugar en el mundo. El objeto puente pez de raulí advino a mí el mediodía de 16 de noviembre de 2009. Fue el presente del generoso corazón de una amiga que me lo ofrendó diciéndome: 'Tómalo, te lo regalo, es de tu tierra'. El raulí es un árbol de Chile que está prácticamente extinto. Mi amiga adquirió este maravilloso objeto en Chile en 1973; además, me contó sus vivencias allí en pleno contexto del proceso militar, lo cual reflotó la propia historia".