Jue 03.06.2010
rosario

CULTURA / ESPECTáCULOS › PRESENTAN SI ME QUERéS, QUEREME TRANSA, DE CRISTIAN ALARCóN

Exquisita mirada de narrador

Mañana, a las 19, en Ross Centro Cultural, el escritor hablará sobre la exhaustiva investigación que sustenta su novela. El texto no persigue un espíritu de denuncia, sino que se acerca a los protagonistas para describir toda una trama social.

› Por Edgardo Pérez Castillo

Alcira llega a orillas del Río de La Plata y, vestida de blanco, hace su ofrenda a Oxún. Testigo directo de esa ceremonia íntima, Cristian Alarcón cede su rol de relator para que sea la propia Alcira la que, en una primera persona directa y sintética, cuente cómo, con 18 años, debió superar el asesinato del padre de su bebé, a quien creía revendedor de electrodomésticos, pero que murió acribillado por su condición de narco. Y de cómo, decidida a no vender su cuerpo, se abrió rumbo vendiendo merca en Buenos Aires.

Alcira (nacida en Argentina y descendiente de bolivianos) es la cabeza de uno de los cinco clanes que, cada uno con sus historias, nutren Si me querés, quereme transa, la nueva novela de Alarcón, quien ya con el elogiado Cuando me muera quiero que me toquen cumbia demostró una notable habilidad para combinar la investigación periodística con un relato en el que las historias prevalecen por sobre el tono de denuncia. En este trabajo --que tendrá su presentación mañana a las 19 en Ross Centro Cultural--, Alarcón se sumerge en el narcotráfico, con la Villa del Señor como un nombre recurrente dentro del entramado de la droga en Buenos Aires.

Pero si bien el trabajo de Alarcón parte de una extensa y cuidadosa investigación periodística, los objetivos del escritor no tienen que ver con la denuncia. Por el contrario, el autor logra familiarizarse con los protagonistas, esquivando la demonización y, en ese tránsito, trazando hábilmente un panorama en el que marginalidad, política, discriminación, violencia y códigos van entrelazados.

"Se habla de droga, narcos, villas, y casi nadie sabe de qué habla. Cristian Alarcón se pasó años tratando de entenderlo. Ni novela, ni crónica, ni investigación, Si me querés... es todo eso y más: el dibujo de una de esas tramas --migraciones, familias, muertes, miserias, ambiciones-- que van armando el presente de Latinoamérica. Es, también, un viaje a los mundos más lejanos, más desconocidos: los que están aquí mismo, entre nosotros. Y es, sobre todo, un gran relato". Con esa definición, y desde la contratapa misma del libro publicado por el Grupo Editorial Norma, Martín Caparrós distingue algunos de los valores centrales de un libro que, si bien tiene su núcleo en la Villa del Señor, abre las puertas a un mundo que se repite por las capitales y grandes ciudades de todo el continente.

En ese devenir, la novela del periodista y escritor obliga a correrse de los estereotipos. Evitando adjetivaciones innecesarias, Alarcón despliega virtudes y falencias de esos personajes que desembarcaron en el terreno de las drogas no siempre por ambición o malas juntas: cuando la necesidad apremia no hay valoración que valga, y la droga pasa a ser un negocio tanto o más respetable que otros.

En ese sentido, la decisión de Alarcón de evitar demonizaciones parece traslucirse en la elección del propio título de la obra, nacido del relato de Alcira que se plantó ante su pareja y dijo: "Dejame en paz. Si me querés, quereme transa (...) Hay que tener mucho huevo para robar. Agarrar un arma, te la puedo agarrar, pero de ahí a ponérsela a una persona, no puedo. Sufro más yo que ella. Todo es diferente entre lo que vos hacés y lo que yo hago. Lo mío es transar. Yo no te pongo una pistola para que vengas a comprarme droga, vienen a comprar. Vos te querés matar solo. Es un negocio, vos acá pedís lo que querés y yo te lo doy".

La propia vida del cronista se entrecruza con la de los personajes intensamente reales, que conforman su novela: ese complejo entramado de transas, corruptelas, violencia, desarraigo, inmigración, dictadura, religión, códigos, traiciones e historia. Todo conjugado con habilidad por Alarcón, quien durante una década publicó sus crónicas en Página/12, y que por estos días intercala la escritura y las investigaciones con su rol docente en la Fundación Nuevo Periodismo que conduce Gabriel García Márquez, y la dirección académica del proyecto "Narcotráfico, ciudad y violencia en América Latina" para la FNPI y el Open Society Institute.

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