Si hay algo que no podrá recriminársele a Cielo Razzo es su respeto por las canciones. Porque cuando todo estaba dado para que el grupo reforzara su proyección nacional con un material plagado de hits, Grietas salió al mercado sorprendiendo con una propuesta que se alejaba de la explosividad de sus tres discos anteriores --Buenas, Código de barras y Marea--, sosteniendo sí una línea estética pero mostrando facetas algo más oscuras. En esa apuesta de riesgo, la banda que integran Fernando Aime y Diego Almirón (guitarras), Cristian Narváez (bajo), Pablo Pino (voz) y Javier Robledo (batería) demostró que su búsqueda compositiva no va de la mano con meras búsquedas comerciales. Y, si de riesgos se trata, en mayo de este año Cielo Razzo decidió repetir una experiencia acústica en uno de los teatros más importantes de la ciudad. Amparados por el éxito obtenido entonces, y luego de llevar el formato al Nd/Ateneo porteño y a La Plata, la banda regresará hoy al Auditorio Fundación.

Programado para las 21.30, el concierto permitirá descubrir además algunas de las canciones que formarán parte de su quinto disco, pero fundamentalmente recordar viejas obras con una sonoridad más intimista. Así lo adelantó Pino, quien recordó el surgimiento del proyecto: "Desde un principio la idea era tomar canciones, transformarlas y tocarlas. Cuando lo armamos para el ciclo 45dB del CEC ya teníamos la idea de tocar sin guitarras eléctricas, llevar las canciones a un formato que siempre hacemos en reuniones entre nosotros. Todo el tiempo estamos tocando la guitarra, cuando estamos dando vueltas, en el colectivo o en los lugares a los que vamos. Cuando nos tiraron la propuesta del 45dB lo armamos desenchufando las guitarras, prácticamente no hubo ninguna reversión. Y después de tocar en el Auditorio Fundación salieron otras canciones que ahora sumamos al espectáculo".

La determinación de darle vuelo al proyecto acústico le permitió al grupo renovar energías en medio del proceso creativo de su esperada quinta producción de estudio. "Cuando decidimos hacer un concierto, después de esa experiencia en el CEC, la meta era cambiar la energía, porque estábamos con el disco, que todavía no salió. Queríamos cambiar de situación y ver si eso modificaba el espíritu, más que nada era sacarnos de la cabeza la composición del disco, cambiar de aire sabiendo que ésto lo íbamos a hacer un par de veces. Se trataba de cambiar de vibra para después retomar el disco. Eso hizo que pudiéramos ver cómo sonaban esas canciones con el sonido de una guitarra criolla, de una acústica. En estas canciones, entonces, calculamos que va a haber un poco de esa sonoridad. Pero la idea era renovar las canciones viejas, tener más energía para seguir creando y trabajando en el disco, más allá de que no va a ser acústico", explicó el cantante.

Por lo pronto, el cambio de rumbo mostrado en Grietas marcó una pauta en el público del grupo, que no debería esperar ahora fórmulas preconcebidas. Sí, en cambio, una profundización de la línea presentada por Cielo Razzo en aquel cuarto disco. De cara a la edición del próximo material, que llegará a las bateas antes de fin de año, Pino anticipó: "A veces nos olvidamos hasta nosotros mismos que nuestro nacimiento como músicos (al menos el de Cristian, Fernando y mío, que somos los tres más viejos que estamos en la banda) fue con Cielo Razzo. Para nosotros muchas cosas fueron como pruebas, búsquedas. Hasta que de alguna manera te vas ubicando en el lugar que más te gusta o que mejor te sentís, musicalmente hablando. Calculamos que el próximo disco sería una especie de reafirmación del pequeño movimiento que se hizo después de Marea. Quizás se pone más extremo, pero sirve para demostrar que el cambio que hubo en Grietas no fue una cuestión del momento, sino una decisión. Estamos seguros que este nuevo disco de alguna manera va a ser una continuación".