A veinticinco años de su primer largometraje, Il camorrista, Giuseppe Tornatore, a quien la mayor parte del público identifica con su ya clásico film del 88, Nuovo Cinema Paradiso, vuelve a figurar entre los directores más reconocidos del cine italiano. Y hoy es así, desde el momento en que ya hace ya aproximadamente un año ha estrenado Baarìa, nombre que remite a la localidad de Bagheria, que en su amada Sicilia, lo vio nacer. Tan estrecho es el vínculo entre su pueblo y su obra, tan entrañable es el diálogo que se da entre ambos términos, que la crítica italiana, en los días posteriores a la presentación del film, ha señalado que "Baarìa es a Tornatore lo que Amarcord es a Fellini y Novecento a Bertolucci".

Este esperado film de Giuseppe Tornatore podrá verse en la función de hoy, a las 20, que Cine Club Rosario ofrecerá en el espacio del "Octavo Festival de Cine Europeo". Tornatore realizó otros tales como La leyenda de 1900, Malena, y esa pieza de del suspense metafísico que es Una pura formalidad (ninguna de ellas despertó motivación en el gran público). En el caso de Baarìa, a lo largo de dos horas y media nos ofrece un fresco familiar y social que abarca décadas del siglo XX. Film que abrió el Festival de Venecia del 2009, Baarìa es un relato coral que fue rodado íntegramente en Túnez, desde un diseño de reconstrucción que le otorga un aire familiar y una notable verosimilitud.

Uno de los puntos en común que podemos visualizar entre Baarìa y los otros dos films citados, de los siempre presentes Federico Fellini y Bernardo Bertolucci, es que los tres films apuntan a representar recuerdos personales y situaciones sociales. Y en el caso particular de Baarìa y de Amarcord, el transcurso del film, como acontecía en Nos habíamos amado tanto de Ettore Scola (auténtica obra maestra de hoy y de siempre, desde mi punto de vista), la presencia del cine, uno de los rasgos emblemáticos de Tornatore, adquiere la fuerza de personaje.

Desde su estructura narrativa, Baarìa ofrece un relato pautado por diversos momentos: un prólogo ambientado en la primera década del siglo, una parte central que nos lleva a los años 30 y que cierra en los 80 y un epílogo que se proyecta hasta nuestros días. Su trama permite que confluyan aspectos públicos y privados, hechos políticos y situaciones sentimentales. El film de Tornatore modelado desde la comedia dramática, el melodrama y los apuntes de costumbres, presenta, no obstante -tal como él mismo lo ha declarado a la prensa, sugestivas notas de ironía-. Y por su elevado presupuesto, los medios de comunicación lo siguen presentando como un "kolossal" y un film épico, epítetos que Tornatore no acepta.

No hay que pensar que el hecho de señalar que Baarìa nos lleva a transitar por diferentes períodos, su historia se va narrando de manera cronológica, lineal. Su trama se va desplegando en zigzag y a pesar de su tono, que nos recuerda a Cinema Paradiso, en ciertos momentos, es una historia que se anima sobre un fondo realista con notas fabulescas. Baarìa es el nombre dialectal de ese lugar geográfico que despierta desde la mirada de este realizador que ha sabido escenificar sentimientos de extrañeza y distancia, que aún son relato vivo en la boca de los inmigrantes que poblaron las tierras de América.

El film de Tornatore no es un film autobiográfico, en sentido literal. El director ha apostado a la invención, ha recreado el universo de aquellos años, desde el umbral de hoy. Baarìa es una reconstrucción de ciertos momentos del pasado, en un teatro montado con los pilares de ciertos recuerdos, que hoy la memoria reconoce en un nuevo juego imaginativo.

Los cambios sociales y políticos, las manifestaciones callejeras, el tiempo del fascismo con sus censuras y persecuciones, los afiches con las estrellas de entonces (pensemos en otro film del realizador, El fabricante de estrellas), los misterios religiosos, los films de romanos, los cambios en los usos y costumbres, los juegos de la infancia, leyendas y rumores. Todo ello y mucho más forma parte de este film que, por primera vez, de manera inédita, se podrá ver hoy. Por otra parte, aún no sabemos si en algún momento, dentro de algunos meses, Baarìa será uno de los títulos en una cartelera semanal.

En su edición en DVD, en Italia, se ofrece una edición extra de detrás de la escena, el backstage del film, al que sí Tornatore ha definido como una epopeya. Inclusive, uno de los discos nos lleva a sorprendernos al ver a Tornatore revisando films de sus directores más cercanos, aquellos que están en la base de su film, tales como Pietro Germi, Alberto Lattuada, Federico Fellini, Luchino Visconti y actores como Alberto Sordi y al inolvidable dúo del music hall de los 30, de la RKO, Fred Astaire y Ginger Rogers; la gran Bette Davis, Spencer Tracy, Gary Cooper, James Cagney, Claudette Colbert, Alan Ladd, entre tantos otros.

Entre el mito y la historia, los relatos fantásticos, esos que siempre están en la boca de los lugareños y que se transmiten de generación en generación, como el de un niño que alza vuelo cuando le piden que vaya a comprar cigarrillos, y tantos aspectos más, el film de Tornatore ha sido aplaudido por el gran público, de manera mayoritaria, (por eso aún no se entiende la negativa de ciertos distribuidores para su exhibición), y definen una obra mágica, crítica y sorprendente.

En Baarìa, además de la presencia de actores no profesionales, encontramos a reconocibles figuras del cine italiano y de algunos films de Tornatore, tales como Michele Placido, Monica Bellucci, Leo Gullotta, Luigi Lo Cascio, Lina Sastri, Enrico Lo Verso, Vincenzo Salemme y en los roles protagónicos dos jóvenes actores en su primera actuación para el cine, Francesco Scianna y Margareth Madè. Una vez más Tornatore ha solicitado que la banda sonora lleve la firma del gran Ennio Morricone.