"Revista eSe: la letra que nos estaba faltando" es el lema de la revista literaria digital editada en la ciudad de Rosario que sacó su primer número en junio del año pasado y acaba de subir a www.revista ese.com.ar su número 8, correspondiente al mes de enero.

El eslogan juega con la consonante final impronunciada del habla rosarina de la calle, pero también apunta a señalarse como aquello que "estaba faltando" en el campo cultural local. Ahora, en su número 8, uno de sus tres editores, Gabriel Cirelli, juega a inventar un mito de origen de la revista como algo que sobra: "Una revista que no lea nadie. ¡Ni siquiera nuestras familias!". Excepto Cirelli, que pasó por un traductorado de inglés y tiene un libro publicado, Las islas y los continentes (El libro muerto), los otros dos editores provienen más del ámbito de la comunicación que de Letras.

"Bajo el cálido halago del sol de noviembre, un improvisado partido de básquet dos contra dos en el Parque Urquiza me cruzó con (Antonio) Galimany", rememora Cirelli en su texto "bla": "Cuando se terminó la Coca Cola orientamos la conversación hacia la literatura. No nos pusimos de acuerdo en nada, excepto en que a la literatura rosarina le sobraba algo y le faltaba algo". Galimany puso entonces a Cirelli en contacto via email con "un rosarino viviendo en Australia": Augusto Jacquier, co-editor, ilustrador y diseñador de la revista.

Alguien los lee. En su blog cuentan que un relato de Francisco Sanguineti publicado en su primer número, Los teleféricos, sirvió como base para el guión del cortometraje homónimo dirigido por Federico Actis, parte del largo colectivo Historias Breves 6. También leen a rosarinos. Declaraciones de Patricio Pron en la entrevista del número 1 alimentan la reseña del número 8.

"Cuando Patricio Pron define a la literatura como cierto uso socialmente permitido de la mentira, sospecho que de esa hipótesis pueda extraerse una primera clave para interpretar su último libro El mundo sin las personas que lo afean y lo arruinan (Mondadori, 2010): dieciocho relatos escritos durante casi una década; ambientados en Alemania o protagonizados por alemanes", dice.

La entrevista de este nuevo número es una clase magistral de nueva crónica literaria latinoamericana por Lelia Guerriero. Los autores publicados, todos menores de 35 años (inútil insistir en publicar en eSe si se supera esa edad) son Martín Jali, Gonzalo Castro Truch, Friedrich Fontana, Agustín Roig, Octavio Sardi y Pablo Bracalenti. Cabe preguntarse adónde se fueron las chicas de números anteriores...

En la encuesta sobre lo mejor del 2010, Pablo Makovsky y esta cronista le ponen unas cuantas fichas a la novela El Molino (EMR), de Nicolás Doffo, quien dicho sea de paso co edita "la otra" revista, En voz Alta (cuyo editor anterior, Roig, publica un cuento aquí). A una de las preguntas por los autores más interesantes de menos de 35 años, Irina Garbatzky (1980) se lleva los muy merecidos votos de Beatriz Actis y de Osvaldo Aguirre, quien destaca el libro El hit del verano (Tropofonía), de Ramiro García y Tomás Boasso. Por su parte Dardo Ceballos, co fundador y director de ClubDeFun.com, celebra la clara inmediatez de la narradora Manuela Suárez y de la poeta Alejandra Méndez.

¿Para qué, en una ciudad donde editoriales, ciclos de lecturas y un renovado Festival de Poesía son vidriera de autores jóvenes, una revista que sólo muestre sus obras? Por fortuna, eSe excede la declaración de intenciones de su número 1, y va perfilándose como eso que sólo una revista literaria puede ser: como un actor social activo del campo cultural que "está faltando". Si hay o no una "escena" literaria en una ciudad, eso depende de las polémicas entre sus revistas. Habiendo al menos dos, eso resulta teóricamente posible.