Sáb 21.05.2011
rosario

CULTURA / ESPECTáCULOS › MUSICA. JORGE MIGOYA ESTRENARá AQUí ME PONGO A CANTAR

Canciones desde otro mundo

Radicado en Francia desde 1978, el multiinstrumentista rosarino presentará un disco que lo coloca en un nuevo terreno: el de la canción. Con la diversidad
musical que

"Se siente algo culpable/ quizás un poco traidor/ del deseo irresistible/ de querer hacerse cantor". En clave de payada, Jorge Migoya se satiriza para darle marco al reciente Aquí me pongo a cantar (BlueArt Records), el disco donde sostiene su amplitud estética y musical, pero estrena su faceta como cantautor. Y si bien el formato es el de la canción, las numerosas sendas por las que transitan las composiciones de Migoya se mezclan para darle color y matices a las trece obras en las que el músico rosarino expone su condición de cantante.

Radicado en Francia desde 1978, Migoya llegó a este nuevo proyecto como respuesta a la necesidad de seguir abriendo caminos, según comenta en su diálogo con Rosario/12: "Me parece que todo artista tiene una trayectoria y yo hace años que venía haciendo música instrumental. Pero tuve también la experiencia de componer para teatro, inclusive me ha tocado cantar allí, y la gente cada vez que venía a ver un espectáculo me preguntaba por qué no cantaba más. Entonces me planteé el problema que en un momento dado me tenía que plantear, porque siempre he hecho música muy diversa, diferente, hice jazz, rock, música clásica, música contemporánea, pero el único estilo que nunca abordé es la canción propiamente dicha".

Aunque, según él mismo admite, existió también "otra razón menos diplomática". "Estaba un poco cansado de escuchar en las radios de Francia una igualdad musical, donde todos hacen más o menos lo mismo --apunta--. Entonces decidí intentar hacer algo yo, en lugar de criticar decidí hacer, y después que me critiquen a mí. Peor a lo que estaba escuchando no podía ser, y éso fue una de las motivaciones".

Decidido a incursionar en ese terreno, Migoya fue sorteando diversos desafíos: "Es interesante la canción, es totalmente diferente a un tema instrumental donde se puede desarrollar una idea. Me gustaba el desafío de decir todo en tres minutos. Lo que yo hago no es comercial, pero decidí intentar hacer algo que pueda escucharse en la radio. Al menos como experiencia".

Para el multiinstrumentista (capacidad que deja en claro en Aquí me pongo a cantar, donde interpreta casi la totalidad de los instrumentos), el mayor grado de experimentación tuvo que ver justamente con el costado lírico de sus obras. "Yo era incapaz de meter una frase atrás de otra, pero me largué a escribir --explica--. No fue fácil, porque no es mi costumbre, y no soy un poeta, pero estoy contento de haber escrito. Básicamente lo que hice fue partir de la música. Las canciones me permitieron hacer una música que no sé bien lo que es (y es mi problema, porque no sé definirme), pero los temas siempre eran musicales y después traté de ponerles la letra. Eso fue una dificultad mayor, porque tenía que meter la frase en la música".

En ese sentido, las de Aquí me pongo a cantar son canciones que terminan esquivando la simpleza. Así, las sucesivas escuchas permiten descubrir las sutilezas del compositor que decidió poner su voz en un lugar de riesgo, exponiéndola por sobre la instrumentación. "Cantar no es mi faceta más conocida --reconoce--. De hecho, la voz era algo que no me preocupaba. Cuando veo a cantantes de ópera, cuando trabajo con ellos, veo que siempre están cuidándose con un echarpe. Pero te das cuenta que la voz es un instrumento muy frágil, que es difícil cuidarlo porque es lo primero que se golpea. Y yo no soy cantante, pero me divirtió hacer ésto y ahora tengo que asumirlo".

Por lo pronto, la necesidad de presentar en vivo su nuevo trabajo implicó la conformación de un grupo de artistas que han consolidado sus trayectorias en diversos terrenos. Allí estarán entonces Omar Pogonza (batería), Luis Suárez (flauta y saxo alto), Mariano Suárez (trompeta y flugelhorn), Charly Pagura (bajo), Silvina Gandini (teclados y voz) y Anabelle de Courson (bandoneón y voz), responsables de interpretar aquello que Migoya ideó casi en soledad. Y que, ahora, reformuló para el grupo: "Tuve que escribir todo lo que había hecho. Porque el disco lo grabé solo, me divertí mucho, pero hice todo de oreja. Ahora para la presentación tuve que escribir todo éso, pero además no me aguanté y entonces hice más arreglos, arreglé para caños, para voces. El concierto va a ser la base del disco, pero totalmente arreglado. No pude impedirme continuar escribiendo cosas. Silvina y Anabelle son más que coristas, porque hay un trabajo de voces, arreglos de voces y caños que suenan al mismo tiempo. Es un trabajo que me gustó hacer. No me conformé con transcribir solamente lo del disco, sino que agregué cosas".

Con sus jóvenes canciones y flamantes arreglos, Migoya subirá hoy al escenario del Centro Cultural Bernardino Rivadavia, donde a partir de las 21 ofrecerá un concierto gratuito junto a sus compañeros, ésos que le permiten darle vuelo a la amplitud musical que lo caracteriza, según concluye el rosarino: "Mi idea es reunir gente de distinto ámbitos, que tocan distintas músicas, que vienen de mundos diferentes, y que yo sea una especie de catalizador. Eso me interesa, aporta cosas a la música. Realmente no puedo componer dentro de un único estilo. Quise hacerlo en este nuevo disco, pero no puedo. Tendría que torturarme a mí mismo para hacer un único estilo. Sé que para otros no es así, hay grupos o cantantes que hacen el mismo disco con letras y musiquitas diferentes, pero los tipos no se mueven. Hacen una caricatura de sí mismos. No estoy de acuerdo con éso. Soy un músico de alma, estoy enamorado de la música, y me parece que hay otra manera de exprimirla. No me gusta encasillarme, ése no es mi mundo".

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