Luego de haber logrado la transformación de aquel viejo espacio de tormentos en uno dedicado a la memoria y la construcción de la identidad, la Secretaría de Cultura de la Provincia continuó con las reformas al edificio de la vieja Jefatura para seguir consolidando a la Plaza Cívica como un centro cultural de peso dentro de las actividades de la ciudad. En ese sentido, luego de los actos desarrollados durante el trigésimo aniversario del Golpe --en lo que fuera quizás su máximo pico de exposición--, de cara al invierno los responsables de programar las actividades han sumado ahora una nueva posibilidad: el salón cultural que desde el primer piso del edificio permitirá reunir a medio millar de personas en las funciones artísticas de cada fin de semana.

En ese contexto, Jorge Galfione, Coordinador de actividades culturales de la Plaza Cívica, destacó que con el reacondicionamiento de la sala no se alterarán las actividades que, hasta este momento, se desarrollaban en el corazón del imponente edificio. "La programación continúa con la misma estética. Cuando tengamos la posibilidad de traer un artista de Buenos Aires, porque económicamente lo podemos realizar o porque están de gira por la zona, se va a sumar, pero se van a privilegiar a los artistas de la ciudad", anticipó.

Asimismo, en relación a las presentaciones Galfione remarcó que "el carácter sigue siendo gratuito", y destacó la incorporación de diferentes ofertas a la habitual realización de espectáculos. "Se van a agregar actividades, como por ejemplo la incorporación de Adrián Abonizio, que va a dar un curso de composición con Carlos Casazza a partir del 24 de abril. Eso también es gratuito, pero con inscripción. Y lo mismo se va a hacer con la Escuela de Teatro, con un curso para los alumnos de los últimos años del Polimodal. Después el espacio está abierto a aquellos que lo soliciten, porque la idea es que sea multicultural".

Por otra parte, el coordinador admitió el hecho de que la Plaza Cívica haya logrado instalarse entre el público medio de la ciudad con una celeridad mayor a la imaginada, y reconoció además el fuerte contenido emotivo que impregna a un edificio claramente identificado con la tortura y el secuestro de personas durante el Proceso. "Es cierto que el lugar tiene una carga emotiva, más allá de que podía ser una necesidad el hecho de que funcionara un centro cultural en esta zona de la ciudad. Cuando se pensó hacer el centro cultural fue para que lo adquiera la sociedad, devolvérselo a la gente. Y creo que la gente lo entendió, porque con los ciclos de enero, febrero y marzo respondió muy bien", consideró, y puntualizó: "En ese período por fin de semana habrán pasado entre 1500 y dos mil personas. Incluso en ese marco cosas como el cine nos sorprendieron porque a las funciones vienen 400 o 500 personas, y entre 800 y mil a las presentaciones de música. Y en relación con el teatro los actores también se sorprendieron con la respuesta".

Permitiéndose ya la utilización de la flamante sala cubierta, pasado mañana la obra Zapatones, de Jorge Ricci, inaugurará la programación del fin de semana.