CULTURA / ESPECTáCULOS › SE ESTRENAN "EL TEATRO EN LA DICTADURA" Y "ROSARIO, CIUDAD DE LOS PAYASOS".
Ganadores del concurso federal del Incaa, los trabajos de los realizadores Pablo Zini y Cristian Cabruja podrán verse por la señal televisiva Encuentro. Los realizadores tuvieron que trabajan con los standars que pedía el canal.
› Por Leandro Arteaga
Seleccionados en los concursos federales del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), El teatro en la dictadura, de Cristian Cabruja y Rosario, Ciudad de los Payasos, de Pablo Zini, serán emitidos por la señal Encuentro los días lunes 19 y 29 de este mes, respectivamente, en el horario de las 19.30, con rotación los días martes a las 13.30, y domingo a las 16.30.
Cada uno de los trabajos, un mundo y desafío. Pero por el otro, también una suerte de continuidad. Porque El teatro en la dictadura, a través de su recorrido e investigación sobre la actividad teatral rosarina durante el período de la última dictadura militar, presupone también el contrapunto justo para la alegría con la que payasos y clowns han bautizado a Rosario como Ciudad Capital del Payaso. El ejercicio del recuerdo y la memoria suponen también la sonrisa que significa una bandera payasa dando color a una época otrora teñida de tintes grises, más bien oscuros.
"Es que el grupo de gente que inicia las actividades en la Escuela de Artes Urbanas estuvo dado por personas que venían del teatro", "y que necesariamente pasaron por alguno de los talleres", comentan entre sí Pablo Zini y Cristian Cabruja junto con Rosario/12.
-Cabruja: ¿Te presentaste para la segunda convocatoria?
-Zini: Sí, pero con otro tema. Vos me contaste que ibas a presentar una segunda parte de tu material.
-Cabruja: Pero no llegué. En realidad, lo que tengo son cuatro capítulos escritos para un proyecto nuevo en el que me quiero presentar. Van a ser ocho capítulos de televisión, lo que significa que si hacer un programa de 26 minutos fue un quebradero de cabeza, esto va a estar multiplicado por ocho.
-Zini: Igualmente, a nosotros nos resultó una buena experiencia. Porque nos permitió acercarnos a Buenos Aires y ver cómo se trabaja desde la cuestión más industrial. Nos tuvimos que romper la cabeza, pero es una forma de meterse y de aprender cómo funcionan las cosas.
-Cabruja: Sí, tal cual, es un estándar que hay que ir aprendiendo. Acostumbrados como estamos a trabajar de una manera independiente, artesanal, pasamos a encontrarnos con una especie de protocolo enorme, con todas las condiciones que el Incaa impone para el estreno del material. Pero eso permitió que tuviéramos que acercarnos, desde la vía profesional, a la televisión argentina, a través de Encuentro. El estreno nos encontró con mucha urgencia, pero estamos muy contentos con el resultado, porque pensábamos que el trabajo no se iba a ver más, dada la cantidad de material. En estos concursos hubo 1.100 unidades televisivas de 26 minutos.
-Zini: Hay que decir también que ha sido una de las primeras veces en las que un concurso fue de veras federal, donde cada provincia pudo contar historias propias.
-¿Cuál es el recorrido que cada uno realizó con su trabajo?- preguntó este diario.
-Cabruja: El teatro en la dictadura empieza con una investigación que realiza mi mujer -Viviana Trasierra- para un estudio de campo en la Escuela Provincial de Teatro, donde se encuentra con un vacío en el que no hay textos, literatura, fotos, no hay obra dramática de la época que haya quedado escrita. Empezamos entonces a hacer pequeñas entrevistas en vhs, y de pronto nos encontramos con un formidable tema, el de la lucha y resistencia de directores, actores, dramaturgos y músicos, durante la época de la dictadura. Nos dedicamos a filmar y filmar. Luego nos presentamos en el Premio del Fondo Nacional de las Artes, en la categoría nacional de medios audiovisuales, y la ganamos; a partir de ese impulso, mandamos el proyecto a Atlantidoc, en Uruguay, donde fuimos seleccionados. Volvimos con una carpeta muy interesante, con diez entrevistas filmadas, y con una idea definida sobre la historia que contar. Después ganamos el concurso del Incaa.
-Zini: Nosotros tomamos el caso del festival Payasadas y el grupo de gente que lo organiza, quienes justo en el 2010 cumplían diez años. Contamos la historia de este grupo de gente que en el 2001 se había planteado la idea de fundar una Escuela de Artes Urbanas, y que a partir de la muy buena recepción organizaron un primer festival a fines de ese año. La idea se centró en la historia del festival, en cómo se fue consolidando, hasta llegar a ser un evento que se espera año tras año y que durante cuatro o cinco días le cambia la cara a la ciudad. Llegan payasos y artistas urbanos de todos lados, de distintos países. La Escuela es una de las pocas de tales características, en la Argentina y la región, lo que atrae a chicos que vienen de Uruguay, de Chile. Lo que también nos motivó es que hay rosarinos que no conocen estas actividades, así como la posibilidad de que la historia se pudiera ver por televisión.
-Se nota en los trabajos la muchísima investigación que hay. ¿Van a tener continuidad?
-Cabruja: Tenemos tema para cuatro series más, porque lo que hicimos fue focalizarnos en la parte más politizada, la de la resistencia, mientras que nos falta contar acerca de cuáles eran las obras, los textos, qué pasaba dentro de los grupos; no olvidemos que en esa época el teatro estaba totalmente politizado, no podía haber un grupo sin el acompañamiento de un partido político, así como no había vasos comunicantes entre ellos. Lo que sucede con el golpe militar es que de algún modo se comienza a tener una estrategia de supervivencia, al darse cuenta los grupos de que son perseguidos, en algunos casos metidos presos, desaparecidos, y que muchos deben exiliarse. En todos persisten las ganas de seguir actuando, para lo cual las estrategias que se encontraron fueron infinitas: desde meterse en un sótano a dar clase donde se entraba y salía de a dos para que no pareciera que había "algo", a realizar obras en el living de una casa. Cuando empezamos a escuchar todas esas historias, nos dimos cuenta de que muchas eran contadas por primera vez, y que muchos de sus protagonistas no había vuelto a esos espacios.
-Zini: El formato también nos quedó cortito, ya que 26 minutos no alcanza para todo lo que uno quiere contar. Nos interesaba remarcar desde el trabajo la historia de los pibes que se acercaron a la Escuela de Artes Urbanas en el primer momento, donde ahora son los profesores y organizadores del festival.
-Me resultó muy emotiva la visita del payaso al geriátrico.
-Zini: Ese payaso que vino a la edición número 10 a todo festival que asiste pide ir al geriátrico del lugar para hacer una función, algo que por suerte también pudimos registrar.
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