CULTURA / ESPECTáCULOS › "LA MUJER BARBUDA", ESTA NOCHE A LAS 21 EN MCNAMARA.
El grupo que integran Martín Pantyrer, Sergio Alvarez, Franco Fontanarrosa y Lulo Isod, exhibe la intención de permitirse guiños que despojen de solemnidad a sus creaciones. Presentan los temas de su último disco "Lagartos Terribles".
› Por Edgardo Pérez Castillo
Entre las innumerables posibilidades que brinda el marco de la música experimental, La Mujer Barbuda toma a la visceralidad como norma fundamental. Porque si bien hay concepto en su obra, el cuarteto que integran Martín Pantyrer (saxos soprano, tenor y barítono, clarinete, clarinete alto y bajo, objetos y juguetes), Sergio Alvarez (guitarra eléctrica, procesadores, objetos y juguetes), Franco Fontanarrosa (bajo, procesadores, objetos y juguetes) y Lulo Isod (batería, objetos y juguetes) no cae en el vicio de la intelectualización, muchas veces inaccesible para el oído medio. De hecho, la intención del grupo es precisamente la de permitirse guiños que despojen de solemnidad a sus creaciones, tal como lo afirma Fontanarrosa, que esta noche (a las 21) llegará con sus secuaces a McNamara para presentar oficialmente el contundente segundo disco del grupo, Lagartos Terribles, del que pueden escucharse algunos pasajes desde facebook.com/lamujerbarbuda.
Al igual que en su antecesor, Música para cuando aparece un monstruo, La Mujer Barbuda sostiene a la improvisación y la experimentación sonora como normas desde las cuales atravesar géneros diversos, en una paleta sonora felizmente inclasificable. "De alguna manera es parte de una búsqueda, tratar de lograr un vocabulario propio a partir de mezclar muchos otros", explica el bajista, autor de los doce temas incluidos en un disco que se divide en tres segmentos: Pequeños, Medianos y Grandes Saurios.
"En realidad es una cadena de ideas que terminó en dando como resultado este disco -apunta-. Para empezar, desde chiquito me gustaron los dinosaurios. Entonces así como le he dedicado temas al enano de jardín y a determinados personajes medio bizarros, me gustaba la idea de dedicarle algún tema a algún dinosaurio. Pero no era una idea concluida, y por otro lado estaba bastante copado con la idea de hacer un disco basado en las estructuras que tienen algunas películas, que más allá de ser un largometraje en realidad son varios cortos reunidos. Me gustaba la idea de hacer tres discos cortitos en un disco grande. Empecé a pensar entonces que todos los temas del disco tuvieran nombres de dinosaurios, y así podía hacer una división por tamaño y por las características de cada bicho".
Ese planteo no rigió únicamente al ordenamiento del repertorio, sino que marcó además el mecanismo de producción de cada obra: "Los chiquitos por ejemplo los grabamos con todos instrumentos de muy mala calidad, con equipos de mierda, en una habitación muy chiquita para que incluso el ambiente sonara chiquito. Lo que está bueno es que cuando todo lo que estás usando es, por así decirlo, choto... se establece otro nivel de calidad, todos los sonidos son iguales y funciona. Después a los saurios medianos los grabamos en un estudio bueno, con buenos instrumentos, y son como temas más normales, con un sonido un poco más orgánico, no tan pesado. Los grandes son temas más rockeros, más pesados, y tuvimos la suerte de poder grabarlos en cinta, entonces tienen un sonido más filoso, más vintage. Son temas más agreta, la parte más áspera del disco".
-En relación a los temas que están entre los Saurios medianos, y pensando en ese concepto de cortometrajes reunidos en un largo, dan una idea más cinematográfica, son temas que se amoldarían bien a películas.
-Creo que desde siempre concebí la música más desde un lugar de imagen. Siempre me gustó mucho la música de los dibujitos animados. A veces hago la prueba de poner un dibujito animado y no mirarlo, sino solamente escuchar los ruidos, y el resultado final del sonido es una locura. Entonces por ahí muchas veces trato de tomar esa idea, que suene como una incoherencia cuando en realidad está pensado que vaya ocurriendo de esa manera.
-La Mujer Barbuda ocupa un lugar de experimentación que no es habitual, su música no parecería tener pretensiones de ser intelectualizada, sino más bien directa.
-Sí, absolutamente. De hecho tengo cada vez más claro que hay ciertos ingredientes que hay que meter, como por ejemplo el humor, que hacen que algo experimental sea más digerible. Y que también le saque lo solemne. Algo que me rompe las pelotas de muchas cosas experimentales, o de música académica, de vanguardia, es que hay algo muy solemne. Por ahí me gusta poder meter alguna melodía que no sea solemne, algún pasaje que tenga humor, o de repente salir con un riff rockero que te patee la cabeza. De esa manera despejás un poco la cosa. Aparte, algo que siempre busco, más allá de que haya partes experimentales o locas, es que haya también algo que te haga mover un poco la cabeza, que sea, por decirlo de alguna manera, más "bailable".
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