Aunque forman parte de una escena musical que goza de una saludable diversidad, en el ámbito del rock rosarino Los Cuentos de la Buena Pipa y Lemon Pié comenzaron a distinguirse por búsquedas artísticas poco transitadas. Consolidados como proyecto en 2008, los primeros resaltan por su fuerte intención performática, shows conceptuales y cruce de lenguajes, mientras que el cuarteto Lemon Pié se corre del rock a partir de la mixtura con "acid jazz, funk cabeza y post rock". Mañana, a las 23, ambas propuestas compartirán el escenario de Pugliese (Corrientes 1530), el espacio que esta noche inaugurará su temporada con el show de Banda Enorsai y Crotovisión.

A diferencia de gran parte de las bandas rockeras que circulan por la ciudad, Lemon Pié no tuvo como origen la amistad de sus integrantes, sino más bien el gusto común por determinadas músicas. "Venimos todos del mismo camino --explica Tomás Lilli, guitarrista del proyecto que completan Mariano Emanuelli (teclados), Agustín Helguero (bajo) y Alex Reiner (batería)--. Todos estudiamos con profesores que nos incentivaron a escuchar estas músicas, nos conocimos para tocar y terminamos siendo amigos. Los cuatro buscábamos lo mismo, teníamos claro que queríamos hacer algo distinto".

En apenas un año, el cuarteto pudo plasmar esa búsqueda de distinción en un Ep de seis temas, al que pronto sumarán un larga duración. "Escribimos mucho y descartamos mucho, pero ya estamos ampliando nuestro repertorio de temas propios", apunta Lilli, que junto a sus compañeros tuvieron un muy buen paso por Rosario Suena, el concurso de rock para bandas Sub-21 organizado por la Secretaría de Cultura, donde fueron finalistas.

Por su parte, Los Cuentos de la Buena Pipa tuvo como acto fundacional la reunión que, en el invierno de 2007, se llevó a cabo en una casa de Arroyo Seco con el objetivo de "usar todas las herramientas expresivas posibles para contar una historia". Entre las once personas allí reunidas se encontraban tres de los actuales miembros del grupo que, ya en 2008, sostuvo aquel concepto. "La propuesta era revitalizar el vivo", recuerda Eduardo Bonfatti, cantante y guitarrista de la banda que completan Clara Sabetta (voz, güiro y actuación), Paila (percusión y actuación), Grillo Dignani (percusión y actuación), Nicolás Cassale (bajo) y Andrés Palazzo (batería).

Desde lo estrictamente musical, el grupo se nutre de Pink Floyd, Los Natas y Los Palmeras, pero la amplitud no es sólo rítmica: la propuesta se sustenta en un fuerte concepto performático, donde las influencias van desde Todo x 2 pesos a Les Luthiers. "Cuando empezamos a trabajar había algo desabrido en relación al vivo. Además, con la crisis del disco, donde cualquiera puede descargar cosas, creemos que hay una necesidad de vivir la experiencia del vivo. A eso apelamos, a crear una experiencia vivencial", distingue el cantante, y concluye: "En los shows se presenta un cuento con concepto, idea, producción, desarrollo y final. Después hacemos una parte musical mucho más rítmica, festiva, donde hay una mayor participación del público". En ese marco, mañana presentarán por última vez su obra "La guerra contra los pescados".