Visto tanto desde la pura estadística como desde la subjetiva valoración de sus propuestas, el desembarco del Ministerio de Innovación y Cultura provincial en la 38 edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires puede destacarse como el más importante de su historial. Algunos datos puntuales permitirían reforzar esta idea. Por un lado, ya resulta previsible un incremento en la cantidad de asistentes al encuentro que en su versión 2010 convocó a un millón 200 mil personas, y que el año pasado aumentó el récord en cincuenta mil asistentes. Instalada una vez más en el predio de La Rural, en Palermo, la feria se despliega por más de 45 mil metros cuadrados, y por quinto año consecutivo tendrá a Santa Fe entre las provincias participantes. Aunque, en esta ocasión, con un stand ampliado y renovado, que permitirá la exhibición de más de 800 títulos de libros, discos y audiovisuales, donde se combinan colecciones de sellos editoriales, publicaciones independientes y las propias producciones impulsadas por la Secretaría de Producciones, Industrias y Servicios Culturales del MIC.

"Es un stand nuevo, diferente al de años anteriores, no solamente por su mayor tamaño sino también por su diseño -detalla al respecto Pedro Cantini, secretario de la citada área-. El stand se ha ampliado en metros, lo que brinda otra posibilidad de exhibición y permitió ampliar la convocatoria que veníamos haciendo a editoriales y autores, donde había una presencia menor de producción audiovisual y discográfica. Este año pudimos ampliar la convocatoria a realizadores y productores discográficos independientes, y hay además más presencia de Espacio Santafesino, de Señal Santa Fe, se ha ampliado en muchas direcciones".

Al considerar que los títulos presentes en el stand santafesino pasaron por cierto filtro en el que se decidió darle prioridad a las producciones más recientes, es posible constatar la gran cantidad de lanzamientos realizados en los últimos años en todo el territorio provincial. Un fenómeno editorial al que se ha respaldado desde el propio MIC mediante convocatorias como el citado Espacio Santafesino, que brinda un impulso económico a proyectos evaluados y galardonados por jurados diversos. Así lo admite Cantini, que en paralelo reconoce la producción realizada aún sin ese respaldo estatal: "En parte una cantidad significativa de estas nuevas producciones han surgido, han sido posibles, se han vehiculizado con distintos tipos de apoyo. Pero desde luego no me animaría a decir que éso es determinante para la producción".

Premiadas o no, las diversas publicaciones se han incrementado no sólo desde el punto de vista cuantitativo, según distingue el secretario provincial: "Noto un claro avance en términos de lo que usualmente podríamos llamar una profesionalización. Tanto de cómo se piensan los proyectos y cómo se piensa en sostenerlos, como en la calidad material, la materialidad de los productos. Es notorio el crecimiento del espacio, tanto en cantidad como en calidad, y tanto de cada producto en sí mismo como de los proyectos".

Si de proyectos se trata, desde el MIC se lanzó la serie Signos Santafesinos, cuyas dos primeras publicaciones resaltarán en el stand como dos auténticas joyas. Por un lado, volverá a exhibirse en la feria "Hacia allá y para acá", el bellísimo libro que reúne la obra pictórica del misionero jesuita Florián Paucke. El próximo viernes, y como parte de la celebración del Día de Santa Fe (ver recuadro), se presentará oficialmente la segunda publicación: Signos Santafesinos en el Bicentenario, un proyecto ambicioso y necesario.

"La serie Signos Santafesinos fue pensada con tres libros iniciales. Además de los dos que ya están editados, el tercero, que está para entrar en su fase final de edición, es Santa Fe entre dos siglos, una antología de fotografías antiguas (siempre en referencia al Bicentenario, en donde Paucke sería un hipotético año cero). El libro es como un retrato de la aparición de la Santa Fe moderna, del territorio, la industria, la producción agrícola, el ferrocarril, los puertos. Es un relato visual basado en una colección inédita de fotografía, desde los comienzos de la actividad hasta 1910".

De gran porte, los dos primeros libros de la trilogía resultan imprescindibles. El primero de la serie, Hacia allá y para acá, visibiliza los usos y costumbres de los pueblos originarios al norte de la capital provincial, precisamente en San Javier, reducción a la que el misionero jesuita Florian Paucke arribó en 1752 para permanecer junto a los mocovíes durante más de 15 años. De regreso a Europa, tras la expulsión de los jesuitas del territorio español por la decisión tomada en 1767 por el Rey Carlos III, Paucke se dedicó a la escritura de sus memorias, a las que acompañó con dibujos a color, bocetos y descripciones de la vida social y cultural de los mocovíes, como así también de la flora y fauna autóctonas santafesinas. Tamizadas lógicamente por la visión del misionero nacido en Polonia, esas imágenes representan la aproximación más certera que puede lograrse de la Santa Fe de mediados del Siglo XVIII.

El viernes próximo, a las 15, la segunda entrega de la serie tendrá su presentación oficial, lo que dará pie a los debates en torno a la historia santafesina, uno de los principales objetivos del libro. "Es un trabajo que demandó dos largos años de desarrollo, en el que participan una cantidad importantísima de autores y está destinado a indagar en la participación de los santafesinos y de la provincia en la formación del territorio nacional y de la historia argentina. Esta edición es un aporte a la discusión. Si bien el arco de autores es amplio y muy importante, en el fondo espero una polémica. En el pensamiento mismo de esta serie está la idea de provocar nuevos debates y nuevos abordajes de cosas que damos por sabidas. Si hay algo que uno da por sabido es la propia historia, pero es una construcción desde el presente, diverso y diferente todo el tiempo. Cuando pensamos la serie pensamos que el Bicentenario era la ocasión propicia para poner sobre la mesa estas cuestiones, mirarlas y ponerlas en discusión", explica Cantini.

En ese sentido, y una vez culminada la participación del MIC en la Feria, se diagramarán sendas presentaciones de la obra en Santa Fe y Rosario, "con una convocatoria muy amplia a instituciones, bibliotecas y cátedras, para ponerlo en discusión". "Obvio que por su materia va a ser más polémico que el libro de Paucke. En Signos Santafesinos hay un esfuerzo por trabajar con criterios historiográficos, científicos, y que tiene que ver con el aporte de los santafesinos y la provincia al desarrollo de la historia argentina. De alguna manera está eso que en el libro llamamos hitos. Es una operación compleja, porque es un libro súper complejo. Hay un soporte historiográfico muy consistente y hemos intentado que puedan haber lecturas más vinculadas a una idea de construcción simbólica, de divulgación, de apropiación de episodios que los ves juntos y te da la impresión de una provincia con una fuerte participación en la construcción de la historia argentina", amplía Cantini, y concluye: "Es como tener recuerdos dispersos no conectados entre sí. La historia es un proceso y hay que poner los acontecimientos en sistema para tener una comprensión de este tipo de cuestiones que son las que queríamos pensar, volver a narrar y en cierto modo reconstruir".

Bajo la dirección general de Darío Macor, la publicación presenta una primera parte dedicada a "La construcción de la provincia", y reúne los trabajos de Darío Barriera (Santa Fe Colonial), Griselda Tarragó (Santa Fe criolla) y Marta Bonaudo (Santa Fe Moderna). La segunda parte, "Santa Fe entre dos centenarios", es abordada por Macor y Susana Piazzesi (Santa Fe Política 1910-1955), Adrián Ascolani (Santa Fe Rural), Carina Frid, Norma Lanciotti, Lavih Abraham, Marco Kofman, Evangelina Tumini, Paula Panighetti y Natalia Pérez Barreda (Santa Fe Económica 1910-1960), Adriana Castagna, María Fernanda Ghilardi y María Lidia Woelflin (Santa Fe Económica 1960-2010), y un último texto escrito por Piazzesi y Macor dedicado a la Santa Fe Política en el período 1955-2010. Según indica el director de la edición al final de su prólogo, "se trata de ser fiel a nuestro pasado. Santa Fe es una verdadera sociedad de mezcla, producto de un complejo proceso histórico que le ha ido dando un perfil especial en la Argentina, y que es posible develar en sus mejores tonos a partir de detectar y resaltar esas diferencias antes que ocultarlas en nombre de una homogeneidad que no es un atributo necesario para la construcción de una sociedad democrática".

Amplía, profunda y rigurosa, la investigación desarrollada está acompañada por fotografías e imágenes de documentos, mapas y objetos, lo que hace de Signos Santafesinos en el Bicentenario un indispensable material de estudio y consulta. Con su registro, la obra pone en relieve el pasado de una provincia que continúa escribiendo su historia, y que sigue afirmándose en la producción de bienes culturales de alto valor simbólico y artístico. La importante presencia del stand santafesino en la Feria del Libro de Buenos Aires así lo ratifica.