Nacido en 1937, Eddie Shaw comenzó a tocar el trombón en una banda escolar, sabiendo entonces que su vinculación con el bronce a vara sería sólo momentáneo. De hecho, algunos años más tarde una donación le permitiría encontrarse con aquel instrumento que había anhelado siendo todavía un niño, y del que jamás se separaría: el saxo tenor. Con la misma convicción, Shaw construyó una extensa carrera musical aferrado, también, a un género, el blues, ése que lo llevó a compartir escenario con leyendas como Muddy Waters, Willie Dixon y Howilin' Wolf. O, también, con algunos de sus herederos blancos y famosos, como Clapton o los Stones. Esta noche, el histórico saxofonista debutará en Rosario, con un show que se anuncia para las 21.30 en la Sala Lavardén de Sarmiento y Mendoza.

Y es simple el anuncio que, en diálogo con Rosario/12, Shaw hace sobre las características del concierto. "Mi idea es pasar un buen momento en Rosario. Tocaré algo de cada uno de mis 15 discos", resume Shaw, haciendo alusión a una recorrida que permite repasar buena parte de la historia del blues desde mediados del Siglo XX a esta parte. Con sus variantes, claro: "Me gusta tocar blues con mucha energía y también melodías originales, pero siempre toco música basada en el formato blusero. Es una música tradicional, eterna, entonces lo que busco es pasar buenos momentos tocando blues".

El listado de artistas con los que Shaw compartió zapadas, grabaciones o giras es extenso y está cargado de nombres ilustres del blues norteamericano. Sin embargo, el saxofonista es uno de los pocos sobrevivientes de los tiempos dorados del género. "Los músicos clásicos del blues ya partieron --reconoce--. Pero hay algunos chicos jóvenes que están tocando blues. Algunos tratando de recuperar los sonidos originales y otros también están tocando cosas diferentes, pero todo es bueno, porque los tiempos cambian. Hay una nueva generación, y a mí me gusta enseñarles las formas originales, para mantener vivo al viejo blues de los 40's, 50's y 60's".

Es que Shaw participó activamente de aquella escena de mediados del Siglo XX. De hecho, por las leyes vigentes y al ser menor de 21 años, debía camuflarse para poder subir a escena en los clubes nocturnos donde el blues sonaba y hacía furor. En un mercado musical que actualmente se rige por el dinero no parecería haber lugar para tales peripecias. Aunque, consultado al respecto, Shaw aclara: "Los músicos de blues nunca ganan mucha plata. De cien músicos de blues, a lo mejor tres o cuatro ganan mucho dinero. Pero hay que dedicarse a mantener viva la tradición, tiene que ser parte de uno. Nunca conocí a un músico de blues de 25 o 30 años que fuera millonario, nunca ví algo así. Pero sí he visto a músicos de rock o de hip hop que a los veinte años son millonarios. Eso no pasa con el blues, que es fundacional para todas las demás músicas, y que durará por siempre. Pero nunca el blues estará en la cima, sino más bien en las bases, en los cimientos. Y nunca dejará de existir".