Dom 08.07.2012
rosario

CULTURA / ESPECTáCULOS › UNA OPORTUNIDAD ESPECIAL PARA ESCUCHAR A ELI﷓U, ESTA NOCHE A LAS 23 EN EL BERLíN CAFé.

Máxima heredera del Príncipe uruguayo

Es hija de Gustavo "Príncipe" Pena, un cantautor uruguayo de culto que murió en 2004. Desde allí, muchos han versionado esas bellas canciones pero nadie como su propia hija, una artista integral a cargo de un inmenso legado musical.

› Por Edgardo Pérez Castillo

Seis años pasaron desde la entrevista, publicada por Radar, en la que Eli-U Pena reconocía que cantaba por el placer que le generaba abordar (y así difundir) las canciones de su padre, el mítico Gustavo "Príncipe" Pena, aunque distinguía que su intención era volcarse de lleno a su, por entonces, flamante profesión de psicóloga. El peso específico de las obras del uruguayo, y su propia necesidad por darlas a conocer, hicieron que las prioridades se trastocaran. Hoy, Eli-U se ha establecido como la mejor voz para aquellas canciones que el Príncipe dejó registradas en un único disco y en grabaciones caseras, en algunos casos incompletas, en otros apenas bosquejadas.

Desde fines de los 70 Gustavo Pena fue un artista activo y respetado en la escena musical uruguaya, encontrando mayor difusión en sus pares que en la propia concreción discográfica de canciones que, a medida que van siendo descubiertas, demuestran su maravillosa condición lírica y musical. Tras su muerte en 2004, la voz del Príncipe, lejos de acallarse, siguió sonando gracias a su heredera directa, cuya tarea ha rendido sus frutos. Porque si bien las composiciones de Pena ya habían sido tomadas por artistas jóvenes como Ana Prada, las bandas uruguayas El Club de Tobi y Cuatro Pesos de Propina, o los argentinos Onda Vaga, es en Eli-U donde el legado principesco logra su brillo más auténtico. Una opinión subjetiva del cronista, algo que la cantante (que esta noche, a las 23, actuará en el Berlín, como parte de la celebración del programa Más tarde que nunca, de Radio Universidad) intenta ratificar desde el otro lado de la línea. "Esa es una opinión tuya, ¿no?".

-Sí.

-Ah, está bien (ríe). No podría decírtelo yo, pero en realidad creo que las músicas en sí tienen una esencia que es transmutable. Cada intérprete consigue también pasarlo a través de la propia esencia. Después lo que vos decís es una apreciación personal, yo no lo pienso en esos términos, trato de no racionalizarlo mucho. Considero que está bueno que las músicas de él estén por ahí, que cada quien haga su versión, que a través de cualquiera de los intérpretes nuevas generaciones se acerquen a conocerlo e investigarlo. Básicamente porque creo en el poder espiritual que tiene su arte. Independientemente de la relación personal y afectiva que tuve con él, que siempre será mi papá, artísticamente creo mucho en su obra, me gusta muchísimo y la considero de un alto valor poético, musical. Por ése lado también está buenísimo que otros artistas lo compartan. Yo actualmente dedico la mayor parte de mi tiempo y considero que mi trabajo oficial es en función de la obra de mi viejo.

-El hecho de buscar, recuperar e interpretar las canciones de tu padre habrá servido también para que encontraras tu propia voz.

-Es cierto que en todo este proceso fui descubriendo o asentando más mi gusto como artista, me fui descubriendo también en el desempeño del rol que tengo, como difusora de su obra y también como cantora del Uruguay. Eso lo fui definiendo con el tiempo, porque se va aprendiendo en la marcha. Algunos lineamientos ya los tenía, en cuanto a la importancia que tiene el arte como transmisor de ideas profundas, su rol e importancia como emergente de lo que sucede en las sociedades y las culturas. Eso siempre lo tuve presente, también por la experiencia de tenerlo cerca a mi viejo, que tenía una cosmovisión acerca de éso. De alguna manera hay una dimensión espiritual que veo en mi quehacer, y en el quehacer de los artistas que son conscientes de la importancia de su rol. Esa parte espiritual la fui madurando con el tiempo y, obviamente, siempre estuvo el detalle que para mí las canciones de mi padre son una conexión directa a algo de mi afectividad. No lo puedo negar, está buenísimo que me pasó y ahora me subo a un escenario porque el primer movimiento natural que hizo mi psiquismo (ríe) fue de ir hacia la música y encontrarnos ahí. Después es estar atento a lo afectivo que se genera desde el escenario, o con el disco (NdR: el bellísimo "Creo en los elefantes", editado en 2008). Yo podría ser intérprete, no sé, de tango, pero en mi caso interpreto las canciones de mi padre, muchas de ellas desconocidas. Gracias a Dios hay un repertorio maravilloso y ahí siento una satisfacción enorme.

-El hecho de que muchas obras de tu padre sean inéditas hace que, con tu rescate, tengas la posibilidad de construir un perfil compositivo del Príncipe. Hasta ahora se conoce a un compositor muy luminoso, muy poético, con ironía, agudeza. ¿Lo próximo que se edite seguirá en esa línea?

-Más allá de la elección que hago de los temas hay una línea que le compete y corresponde cien por ciento, no tiene que ver con un filtro que pongo. De hecho hay muchos artistas que eligen temas diversos de mi padre, y todos esos elementos que mencionás son característicos de su composición. Ahora estoy preparando un nuevo disco, que editaré de manera independiente, y también hay muchos temas instrumentales de mi viejo que también me gustaría hacer.

-¿Qué sentís cuando se refieren a tu padre como un artista de culto?

-En primer lugar mi padre, para mí, representa a mi padre. Toda esa visión tan alejada de esa dimensión de familiaridad... a veces trato de acercarme pero sé que no llego, y no sé si me interesa mucho pensar en esos términos. Lo que puedo decir es que es una condición del ser humano. Si te ponés a pensar, en el mundo del arte hay muchos artistas que durante su vida no fueron contemplados, comprendidos, y luego de su muerte sucede que se descubren. El tiempo le otorga otro sentido a lo que el artista estaba proponiendo en su momento. Yo preferiría que a los artistas se los reconociera en vida, me gusta más esa idea, pero si uno se pone a pensar a muchísimos artistas de distintas ramas les pasó lo mismo. Y Uruguay es un lugar donde se repiten historias como las de mi viejo.

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