CULTURA / ESPECTáCULOS › OTRO LIBRO DEL SEMINARIO DE LOS JUEVES
"La máquina Deleuze" es el último trabajo del grupo de estudio
que coordina el filósofo Tomás Abraham. El libro presentará
mañana a las 19.30 en el Centro de Expresiones Contemporáneas.
› Por Fernanda González Cortiñas
El Seminario de los Jueves nació hace más de veinte años, cuando Tomás Abraham ingresa como profesor titular de Filosofía en la Facultad de Psicología de la UBA, en 1984. "Por falta de vínculos académicos tuve que formar una cátedra rápidamente para hacerme cargo de la materia", dice "Era una cátedra masiva, así que la única exigencia que puse fue que los docentes nos reuniéramos una vez por semana, a estudiar". Así, lo que comenzó como una reunión de cátedra, terminó en un seminario abierto. Cinco libros fue el producto de ese ejercicio intelectual colectivo, el último de ellos La máquina Deleuze, se presentará mañana a la 19.30 con el auspicio de Homo Sapiens, en el Centro de Expresiones Contemporáneas (Sargento Cabral y el río), como parte de las actividades "extracurriculares" de la Facultad Libre de Rosario, de cuyo plantel docente Abraham es parte.
-¿Por qué Deleuze?
-Cada año nos ocupamos de un tema distinto y yo consideré que después de hacer Vidas y Tensiones filosóficas, el objetivo que yo tenía respecto de estos temas, que era el de liberar el aparato de censura frente al escrito, estaba cumplido. En principio creí que era necesario liberar de esa autoproscripción que tiene aquél que está formado en el estudio y la lectura, e instalar en su lugar un imaginario que contribuyera a una escritura libre, que no dependiera solamente de la erudición. Una vez cumplido ese objetivo, pensé que era adecuado volver a estudiar rigurosamente filosofía. En este sentido, sentí que Deleuze (maestro suyo junto a Foucault y Althusser), era un buen Virgilio para guiarnos en la historia de la Filosofía.
-¿Qué conceptos en Deleuze resultaron más interesantes de rescatar en el libro?
-Deleuze, como otros, es un filósofo del futuro. Él trabajó como nadie las relaciones de la filosofía con la literatura, con el psicoanálisis, con el arte, y hasta con la misma historia de la filosofía. Por supuesto que las conexiones que hace Deleuze, la asociaciones, anudando puntos en apariencia extremos de la cultura, el ejercicio libre de pensamiento que hace, no son para cualquier lector, aunque tampoco todos sus textos son difíciles. En Deleuze hay material para estudiar, no para leer. Deleuze es un pensador que es leído y usado por ejemplo, por pensadores actuales -y ese es un tema que yo discuto en mi trabajo-. Toni Negri creo que es el más conocido, que lo usa como base para su crítica a la globalización. Slavoj Zizek también usa algunos de sus concepto, aunque para acusarlo. Pero también en otros ámbitos, sus libros sobre Francis Bacon son muy usados en las escuelas de arte, por los arquitectos. Su Antiedipo, en el psicoanálisis. También están su estudios sobre cine. Sin embargo, hay un par de conceptos que me resultan particularmente productivos: uno es el de "microfascismo". Cuando Deleuze habla de microfascismo está hablando de una zona en donde uno ejerce su voluntad. Esta zona no es la de los grandes aparatos ideológicos, sino la de las relaciones humanas, y con nuestra propia sensibilidad. Deleuze muestra que los fascismos, así como otras tendencias deseantes, que atraviesan el territorio de las políticas, no son exactamente organizaciones ensambladas en grandes ideas. Entonces va hacia los modos en que los seres humanos nos conectamos individualmente. Otra idea interesante es la de "línea de fuga", un concepto que a mí me gusta mucho porque es una manera de entender la libertad.
-¿Y la idea de rizoma?
-La de rizoma es una idea muy rica, porque permite al investigador, al intelectual, al hombre que tiene preocupaciones teóricas, tener una libertad de conexión, de mezcla heterogénea, de bricolage de conceptos en sumo extraños. Es decir, la idea de rizoma termina con esa especie de censura mezquina de "esto no tiene que ver con la filosofía". Termina con el pensamiento binario, con los territorios de las disciplinas. A partir del rizoma, se plantea las posibilidad de las intervenciones transversales de las disciplinas en cualquier campo, un concepto extremadamente útil para el filósofo.
-¿Cree usted, como alguna vez dijo Foucault, que "algún día el siglo será deleuziano?
-No creo que podamos hablar de un siglo, o un milenio deleuziano. Creo que Deleuze es parte de nuestra atmósfera. Está ahí, sólo hay que descubrirlo. Deleuze construye complejas estructuras de análisis para luego sacudir sus cimientos y hacer que lo que no está firme, caiga.
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