"Acá tenés pelotudo. ¿Así que no me iba a recibir? Preparáte Calica, ahora sí nos vamos". Claro que Carlos "Calica" Ferrer, jamás imaginó que Ernesto iba a poder dar todas las materias que le faltaban en menos de un año. Pero él lo hizo y entre octubre de 1952 y abril de 1953, rindió las doce materias que le faltaban para recibirse de médico en la UBA. Así que a Calica no le quedó más remedio que hacerse el pasaporte y acompañar a su amigo de toda la vida, a Ernestito, a ese chico asmático y de pocas palabras, ese con el que había compartido sus fiestas de cumpleaños, las tardes en el club de Alta Gracia, los primeros amores.

El 7 de julio de 1953, Ernesto Guevara Lynch, médico de 25 años, y su mejor amigo, Carlos Ferrer, de 24 años, bachiller en busca de trabajo, se embarcaron en una odisea latinoamericana que duró casi seis meses y en la que recorrieron el corazón de Bolivia, Perú y Ecuador. Para Calica esta sería la primer salida de su Córdoba natal. Para Ernesto, éste ya era el segundo periplo internacional, su segundo recorrido por el interior de la América india (el primero había sido en moto, junto a Alberto Granado), un viaje que marcaría definitivamente la personalidad del rosarino y que pronto lo convertiría en uno de los personajes más conocidos y polémicos del siglo XX, el comandante Che Guevara.

Con lenguaje sensible, pleno de anécdotas, con documentación inédita y fotos del álbum familiar de Ferrer, en De Ernesto al Che (un libro editado por Marea y que, con prólogo del propio Alberto Granado, ya va por su segunda tirada), Calica Ferrer reconstruye aquélla aventura, mezcla de viaje de estudios, retiro espiritual y periplo iniciático. "El nombre del ladero ha cambiado --escribe el Che en su diario de viaje--, ahora Alberto se llama Calica; pero el viaje es el mismo: dos voluntades dispersas extendiéndose por América sin sabe precisamente qué buscan ni cuál es el norte".

(De Ernesto al Che. El segundo y último viaje de Guevara por Latinoamérica, se presentará hoy, a las 19.30, en Ross Centro Cultural, Córdoba 1347, con la presencia del autor y comentarios a cargo del periodista Coco López).