Establecida en sus comienzos como una de las primeras agrupaciones rosarinas dedicadas a la recreación del folclore balcánico, Asaltimbanqui fue mutando hasta convertirse en un proyecto que, de aquellas épocas, sostiene una búsqueda poética y ciertas reminiscencias musicales. Sin embargo, cuando el estilo va ganando un público adepto a esa festiva sonoridad (esencialmente de la mano de Emir Kusturica, que lograra un lleno total en el Humberto de Nito), el grupo fundado y liderado por Sergio "Manchi" Millioto viró el rumbo hacia un territorio más cercano al jazz y el blues tradicional. Así lo certifica el cantante y guitarrista, que mañana se pondrá al frente del cuarteto que completan Fabio Falappa (trompeta y flugelhorn), César Castillo (guitarra clásica y bajo) y Esteban Meneguzzi (bajo), en un concierto gratuito que se llevará a cabo mañana desde las 22 en el ciclo cultural de El Cairo (Sarmiento y Santa Fe), y que servirá como adelanto del próximo disco de la banda, el cual comenzará a grabarse en algunas semanas más y que tendrá al Chango Spasiuk como invitado.

Compuestos especialmente para la acústica sonoridad de la dupla de guitarras, trompeta y bajo, los temas del próximo disco del grupo se vinculan con nuevas músicas, según destacó Millioto a Rosario/12: "Está pensado con un sonido actual, remitiéndonos un poco a la estructura de las composiciones de los años 30, con las vueltas clásicas del blues o el jazz, con ese tipo de armonías. Estoy inspirándome más en eso, estudiando mucho todo eso. Por supuesto que con nuestro propio estilo, pero con la influencia de gente como Oscar Alemán, Django Reindhart. Lo que nos diferencia es que le damos una vuelta más interesante a partir de las letras, porque hay algo para decir no sólo en cuanto al lenguaje musical sino también en relación con la poesía".

En ese sentido, la búsqueda poética continúa relacionada con relatos que unifican el presente con tiempos remotos. "Seguimos narrando historias --sintetizó el cantante--. Hay un tema, por ejemplo, que se llama `Yendo a la barbería` que está inspirado en la Rusia de Dostoievski. Con personajes en esos días grises y fríos, tomando algo fuerte, que cuentan historias un poco densas. Me gusta mucho la parte oscura del ser humano, no porque me identifique tanto con eso, sino porque me gustan los personajes extraños, lúgubres, un poco taciturnos. Me divierten más que un tipo como Tinelli. Me parecen interesantes esos tipos que tienen cosas vividas, para contar".

- Eso sigue vinculándose con las primeras épocas de Asaltimbanqui, cuando se retrataban a los inmigrantes, con un fuerte peso en la historia.

- Exacto. Mi papá es inmigrante, mi abuelo también, entonces me siento muy cerca de esta música, que es la que siempre quise hacer, y por suerte pude encontrar este camino. La primera época de Asaltimbanqui era más caótica, porque todo esto que queríamos decir --y que ahora podemos decir más tranquilo y más claro-- lo decíamos todo de golpe. Eso causó un gran efecto en la gente, pero prefiero esta etapa del grupo, donde todo está más dosificado, cada cosa está en su lugar, cada nota está pensada. Aunque sin ser obsesivos.

- ¿El oyente de Asaltimbanqui se amoldó a estos cambios o el público se modificó?

- Me parece que fue cambiando. Antes mucha gente nos veía gratis en todos lados, nos veía tocando en la calle, era una cosa más adolescente, de gente que veía a vernos a las facultades, un público muy ferviente. Parte de ese público está, pero también hay gente más grande, a la que le interesan nuestras canciones o no se identifican tanto con la parte antigua del grupo, más teatral o extrovertida, sino con algo más profundo. El público se fusionó, y de alguna manera me parece que ganamos con un público que puede valorar lo que hacemos.

- Pensándolo desde una perspectiva algo más comercial, y considerando la creciente aceptación que, por ejemplo, han logrado propuestas como las de Emir Kusturica, Asaltimbanqui (que estaba asociado a esa estética) varió el rumbo. ¿Pensaron en continuar con aquella línea?

- Hubiera sido deshonesto hacer algo que mi corazón no me decía en el momento de componer. Si bien creo que si tengo que hacer un hit puedo hacerlo, porque trabajo haciendo canciones y sé cuáles son las llaves para eso, depende de un circuito que no me interesa.