Vie 07.10.2005
rosario

CULTURA / ESPECTáCULOS › FERNANDO PEÑA ESTRENA HOY SU NUEVO ESPECTACULO

"Es un café concert de verdad"

El actor lleva adelante la revisión de viejas composiciones, el resucitamiento de antiguos personajes. "Estaba la necesidad de improvisar realmente, y no sobre una base escrita", explicó.

› Por Edgardo Pérez Castillo

Regida por una carga de absoluta imprevisibilidad, Ni la más puta es la última creación de Fernando Peña. Aunque, en realidad, la propuesta que el actor presentará esta noche en Rosario --a las 21.30 en La Comedia-- no es en esencia una creación, sino en realidad el marco en el cual Peña lleva adelante la revisión de viejas composiciones, el resucitamiento de antiguos personajes (no sólo teatrales, sino también radiales) o la entrega total a un público que, en definitiva, es quien marca las pautas de una obra con la que el artista --consciente de los riesgos-- apunta a alcanzar un grado máximo de improvisación.

Si bien uno de sus orígenes se remonta a la costa marplatense, Ni la más puta nació verdaderamente al otro lado del charco, destinada para otra figura teatral multifacética, Carlos Perciavalle, según relató Peña a Rosario/12: "Carlitos me había invitado porque yo estaba muy deprimido. Me quedé una semana en su casa, con él y su novio, y un día, hablando, él me decía que no sabía qué hacer de su vida y la idea fue que lo ayudara a escribir unos monólogos para que los presentara. Hasta que en un momento fui al cuarto donde él tiene todo su vestuario, que es increíble porque es una especie de quincho donde tiene el vestuario de toda la vida, como una especie de mini archivo del Colón, acordate lo que eran sus vestuarios, opulentos... no ahorraba en nada. Entonces le dije: `Escuchame una cosa, por qué no hacés algo intimista, la gente está cansada de ver cosas repetidas, trilladas, que hace 40 años que estás haciendo. Por qué no te sentás en un sillón con un vasito de agua o de vino con todo tu vestuario, tus pelucas y sombreros detrás y vas contando cómo surgió cada personaje, contando anécdotas`".

La propuesta de Peña entusiasmó a Perciavalle, que sin embargo no se decidió a materializarla. "Yo no sé trabajar sobre lo improvisado, puedo hacerlo sobre algo pre﷓guionado, pero no puedo improvisar una cosa entera", fue la explicación de "Carlitos", y el pie justo para que Peña se determinara a poner en marcha aquella idea original. Así, tras reunir el vestuario de ocho años de trabajo, más algunos sombreros y pelucas, Peña apeló a muebles de su propiedad y completó el set escenográfico. Pero en esa selección de mobiliario no hubo gesto alguno de reducción de costos, según explicó el actor. "Es fundamental que sean el sillón, la mesa y la alfombra de mi casa, porque yo siento que estoy en mi casa. Ahí empiezo a hablar con la gente y no sé lo que va a pasar, en serio, por eso se llama Ni la más puta", graficó.

Peña cuenta con el respaldo del guitarrista Silvio Cattáneo (ex integrante de la banda de Adriana Varela, responsable de recomendárselo al actor), quien improvisa musicalizaciones para respaldar a los personajes que se corporizan en escena, pero que además lo acompaña en sus incursiones al canto. "Yo le hago una introducción a la gente y le digo que no sé cantar, pero que me gusta mucho hacerlo, entonces es como un homenaje a las canciones que a mí más me gustan y a los autores que me gustan. Pero como base está la improvisación, sobre cosas que me han pasado en el teatro, cómo surgieron los personajes, es una conversación más íntima para la gente, que la saca del peso claustrofóbico de los personajes", detalló Peña al respecto. En ese sentido, la libertad se presentaba también como un alivio para el propio artista, según lo destacó al expresar que "estaba la necesidad de improvisar realmente, y no sobre una base escrita. Hacía falta improvisación de verdad, de principio a fin".

"Y la obra es eso --agregó--, no hay otra cosa, me manejo con lo que hay. He estrenado cosas, y han pasado cosas desopilantes, porque realmente nunca se sabe lo que va a pasar. Entonces también me burlo de mí mismo, de cómo voy cantando. Porque no es nada pretencioso, y eso es lo bueno que tiene, porque me río de mi desafinación, de cómo me equivoco. Pero también hay veces que baja un ángel y canto hermoso. Pasa de todo, es un café concert de verdad, como debería ser el café concert, sin nada programado. No hay un ensayo de la improvisación, sino que es total, yo estoy ahí, en carne viva... y ni siquiera sé cuánto puede durar la obra".

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