CULTURA / ESPECTáCULOS › DOS ANCIANAS SE AFERRAN A LA VIDA EN "ARRITMIA"
El tema de la tercera edad recluida en los geriátricos, vuelve
con toda la carga poética que sólo el arte dramático puede
instalar; en esta obra del autor rosarino Lionel Giacometto.
› Por Julio Cejas
Cuando el teatro vuelve su mirada sobre lo cotidiano independientemente desde la óptica estética con que lo aborde, está regresando a sus orígenes y recuperando a un sector del público al que ha perdido por no incluirlo en sus propuestas. Dentro de este marco de análisis podría incluirse "Arritmia"; obra del prolífico autor rosarino Leonel Giacometto, que acaba de estrenar en el Centro de Estudios Teatrales; el grupo Fe de Ratas con dirección de Ignacio Mansilla. El tema de la "tercera edad" recluida en los geriátricos, tantas veces bastardeado y manoseado por la televisión, retorna con toda la carga poética que sólo el arte dramático puede instalar. Sobre esto también se ha escrito mucho y se ha polemizado y la sociedad se desayuna permanentemente con las torpezas de una maquinaria que suele triturar a los ancianos que ya han cumplido su período de "vida útil". El texto de Giacometto viene a detenerse en esa otra cara de la soledad y la angustia que viven dos mujeres en un geriátrico municipal, mientras aguardan la llegada de la muerte, aferrándose con uñas y dientes a la vida.
Las dos Anas que bien podrían ser dos facetas de una misma personalidad se presentan como verdaderas marionetas articuladas por los hilos invisibles de un sistema médico y de asistencia social que pareciera sostener esa manipulación a partir de una planificada medicación.
Este es el trasfondo a partir del cual se van a ir profundizando las características personales de estas mujeres que han decidido rebelarse contra las frías indicaciones de los prospectos medicinales.
El móvil dramático apela al pretexto de la búsqueda obsesiva en las fórmulas de los medicamentos para indagar acerca de la vida de estas dos esperpénticas soledades.
Por momentos este registro donde lo patético pareciera teñir situaciones donde el humor aparece tensando una espera beckettiana, nos remite al clima agobiante de las no menos esperpénticas hermanas Gierbrich de la obra "Una" de Jorge Dunster.
Este registro expresionista que transforma a las actrices en lo contrario de las tradicionales viejecitas que vemos cuando el teatro o el cine tratan de dar cuenta de una manera "realista" de estos personajes; es uno de los aciertos de la dirección de Ignacio Mansilla.
También es parte de la poética que el Grupo "Fe De Ratas" viene construyendo desde sus comienzos y que estalla en la década de los 90Ç con la premiada y reconocida "La fiesta"; una propuesta en la cual participaban entre otros el propio Mansilla y la actriz Berta Krasniansky.
"Arritmia" es uno de los eslabones fundamentales en la búsqueda de "Fe de Ratas", ya que se apropia de un texto que aporta los materiales necesarios para llevar a escena las concepciones ideológicas y estéticas del grupo.
Una vez más el resultado de esta exhaustiva investigación dramática recae en la piel y la entrega actoral que en esta oportunidad se apoya nuevamente en la solidez y el crecimiento de Berta Krasniansy al que se suma el aporte de Claudia Schujman.
Lo de Krasniansky es doblemente meritorio ya que todavía perdura en el recuerdo del espectador, su trabajo en la obra "Santa Eulalia",componiendo a esa inolvidable y perturbadora Evita ;para sorprender ahora con la factura impecable de un personaje diametralmente opuesto, demostrando ductilidad y una rica gama de recursos.
Por su parte el director Ignacio Mansilla parece afianzarse en esta tarea desde su lugar como realizador del dispositivo escénico, la adaptación del texto a los objetivos de su puesta y las marcaciones actorales que completan un trabajo donde tanto la escenografía como el vestuario y la utilización de los efectos sonoros pertenecen al sello indiscutible del grupo.
Una propuesta dramática que puede disfrutarse desde distintos lugares, una apuesta teatral que reivindica el carácter experimental del teatro y la dramaturgia rosarina sin cerrarse en las fronteras a las que nos tiene acostumbrado esa impostura de cierto teatro que dialoga solamente con un público entrenado. La obra se puede ver todos los viernes a las 22, en el Centro de Estudios Teatrales (CET) de San Juan 842.
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