Tan amplio como personal, el abordaje que el dúo Ñandutí realiza sobre la música del litoral invita a descubrir la riqueza del chamamé, un género "soslayado y hasta a veces menospreciado" según Analuz Blanco (voz) y Andrés Tritten (guitarra y voz) indican en el libro interno de su bellísimo disco debut, Sencillito y en ojotas. Un material que les valió uno de los premios del Concurso de Coproducciones de la Editorial Municipal de Rosario, y que esta noche a las 21 presentarán formalmente en el auditorio de la Escuela Municipal de Música "J. B. Massa" (Oroño 1540).

La sencillez aludida en el título tiene su correlato en la delicadeza e intimismo con que se aborda un repertorio vasto en nombres y matices. Un listado que abre con "Acuarela formoseña", obra de Jorge Ayala que se luce como justo tributo a los orígenes de la dupla. "Tanto Ana como yo somos formoseños --apunta Andrés Tritten a Rosario/12--. Si bien hace ya muchos años que estoy en Rosario, más de diez, Ana vino hace unos años a estudiar acá, entonces nos hemos reencontrado definitivamente. Ella es una cantante que ya conocía por su trabajo solista, que había ganado el pre-Cosquín. Acá nos juntábamos a cantar un poco y ahí surgió este proyecto. La verdad que desde el momento en que empezamos a mostrarnos en público la cosa anduvo bien. Tuvimos mucha suerte, creo que tuvo que ver con cómo encaramos la cosa, sencilla, sin especular mucho, con ganas de compartir una serie de canciones que nos sensibilizaban".

Con el correr de los encuentros, la pareja fue circunscribiendo su repertorio a la música del litoral, con el chamamé y el rasguido doble como emblemas. Y una mirada amplia en torno a autores y estilos. Así, en Sencillito y en ojotas se reúnen "La guampada" de Mario Millán Medina, "El cielo del albañil" de Teresa Parodi y Antonio Tarragó Ros, "Las voces de mi gente" de Zitto Segovia y Migel Angel Vera Azar, "Garzas viajeras" de Aníbal Zampayo, "Lo que sos mi chamamé" de Miguel Angel Morelli (que define al género como "el corazón por el que vibra el litoral") y "Mi canto a Formosa" de Críspulo, Daniel y Luis Pavetti, entre otras. Y, también, tres clásicos a los que le aportan ricas reversiones: "El cosechero" de Ramón Ayala, "Oración del remanso" de Jorge Fandermole y "Puente Pexoa" de Tránsito Cocomarola y Armando Nelly.

Esquivando clishés, dándole lugar a arreglos cuidados y dejando fluir su propia voz, el dúo logró homogeneizar ese repertorio vasto y diverso. Tomando siempre a las músicas del litoral como horizonte, aunque sin remitirse únicamente a los grandes clásicos, según apunta Tritten: "Usamos el espacio de nuestro proyecto como un espacio de estudio, de buscar justamente esas músicas que a lo mejor quedaron en el tiempo, que se dejaron de tocar, que tocan solamente los conjuntos tradicionales. Queremos rescatar además que el chamamé, dentro de la simpleza, tiene un alto contenido estético".

Enriquecida por el abordaje del dúo, la belleza del repertorio relucirá en el concierto de Ñandutí, que sumará además algunas obras que formarán parte de un próximo material. "Hay mucho repertorio nuevo que hemos estado armando en todo este tiempo --anticipa Tritten--. Va a ser un concierto un poco más largo de los que solemos hacer. Eso es algo importante para nosotros, para poder compartir no solamente las canciones sino también pensamientos, ideas y cosas sobre el chamamé. No va a ser solamente una muestra de música, sino que tratamos de contar anécdotas, de hablar de los compositores, de contar qué nos pasa a nosotros con esta música".