CULTURA / ESPECTáCULOS › LITERATURA. LAS GRACIAS Y LAS HORAS DE MAIA MOROSANO
La mitología, detonante de una densidad de intertextos rica en anacronismos y guiños, es recurrente ya desde el título en la nueva obra de la activa poeta rosarina, que es además estudiante de Letras, editora y promotora cultural.
› Por Beatriz Vignoli
La de Maia Morosano (Rosario, 1986) es una voz cuyo tono épico lucha por hallar su tema hasta que al fin lo encuentra. Poeta, estudiante de Letras (UNR), editora y promotora cultural, coordina con Laura Brandazza el espacio Bienvenida Casandra Arte Bar (Sarmiento 1490) donde presentó el viernes pasado, con un concurrido show que integró performance, teatro y video, su tercer libro: Las Gracias y las Horas.
"La presentación va a ser un espectáculo que va a tener transmedia, es decir, va a haber documentales y cortos ficcionales, que hice acompañada de chicos de cine, sobre el personaje que atraviesa el libro, que es la loba. La presentación complementa artísticamente al libro, además de presentarlo", anticipaba la autora antes del citado show.
El libro, de 110 páginas, fue publicado este año por la editorial independiente rosarina La Pulga Renga, que conducen Federico Rodríguez, Mario Castells y Abel Franzen. Maia Morosano dirige con Rocío Muñoz Vergara la editorial independiente Espiral Calipso, con la que publicó sus primeros dos libros de poesía: Escaleras (2008) y La reina en mi país (2009). El segundo libro despliega una fábula en verso inspirada en la saga de Alice de Lewis Carroll. La mitología, detonante de una densidad de intertextos rica en anacronismos y guiños, es recurrente ya desde el título en el tercero, Las Gracias y las Horas.
Dividido en cuatro partes, con un prólogo en prosa por Magardí Viena, uno en verso por Federico Rodríguez y un epílogo en verso por Rocío Muñoz, el libro está atravesado según su autora por la intención de devolver a Grecia los mitos latinos. Esto equivale a hacer que las tres Gracias (en Roma: la virgen, la esposa y la amante) vuelvan a ser las diosas de la belleza, el júbilo y la primavera. No les fue mejor a las Horas, que en Grecia regían las estaciones y en Roma la ley, la justicia y la paz. ¿Y la loba? En el libro, su epíteto es: "famélica".
El título del libro alude a una de las musas de Morosano: Alejandra Pizarnik, quien reescribe el título de Hesíodo Los trabajos y los días como Los trabajos y las noches. En la forma, el ars poetica de Morosano es contundentemente pizarnikeana, abreva allí su lírica descarnada: "Sin tragedia no hay poesía/ sin poesía no hay vida/ sin vida no hay tragedia./ Algo o alguien tiene que morir". El poema se llama "Performance" y remite a la función catártica del teatro trágico griego y su origen en los ritos sagrados dionisíacos. La reescritura de los mitos clásicos que hace Morosano a lo largo de todo su libro es intensa y erudita. Sin embargo, el tono épico le queda grande a los tramos donde el tema es el coming out individual o la novela familiar.
Tono y tema encuentran su armonía, sin embargo, en los poemas extensos donde la autora aborda la historia (¿y la histeria?) colectiva. Allí la épica brilla, sobre todo en un poema dedicado al club Newell's Old Boys, "Colosales": "Los hercúleos magnánimos del córner,/ los excelsos gambeteadores de la superficie blanda,/ los cabecita del palomar, los del bombo estridente,/ los himalayas Zanabria, Gallego, Sensini, Gamboa y Alfaro,/ los que van a morir sueltan/ su cólera, beben/ tu angustia en el Carrasco,/ te abrazan en el Independencia,/ te sostienen el cielo con sus brazos fuertes./ Los másculos sobre la cima del sueño,/ los bestiales que saben montar la brisa,/ los que van a morir/ ¡están vivos, loba!", escribe Morosano.
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