Apenas cuatro horas bastaron para que Vuelos quedara registrado. Acompañado por Mariano Loiácono en trompeta y Diego Schissi en piano, en ese lapso el contrabajista Horacio Fumero le dio forma a un notable disco de obras propias (que incluye también una versión de "Las golondrinas" de Eduardo Falú), donde demuestra además su generosidad como creador al abrir el juego a sus acompañantes. Puesta al servicio de las bellas creaciones de Fumero, la libertad será también la que marcará al concierto que esta noche, a las 21.30, se desarrollará con entrada gratuita en el Centro Cultural Parque de España (Sarmiento y el río), donde el santafesino Francisco Lo Vuolo ocupará el lugar de Schissi en piano.

Un cambio que tendrá una lógica incidencia, a partir de la citada generosidad de Fumero, que en su diálogo con Rosario/12 aclara: "Es una generosidad interesada, porque evidentemente lo que ellos aportan es enorme. Llamo a cierta gente para hacer ciertas cosas porque quiero que sean ellos. No busco que toquen lo que pienso sino lo que ellos piensan que debe ser. Todo eso sobre una base de música que ya está hecha, y siempre sabiendo a quién llamo para hacer qué".

En esa línea, tanto Schissi como Lo Vuolo son pianistas con características distintivas y personales. Esos valores son los que también entusiasman al contrabajista santafesino, que explica: "Cada uno va a tocar con sus cartas de navegación, entonces el vuelo puede agarrar otros rumbos. No es mejor ni peor, es diferente. A Francisco lo conocí y lo llamé a tocar conmigo cuando fui a Santa Fe y él tenía 18, 19 años. Nuestra relación musical empezó hace muchos años, sobre todo para él que era muy joven. Si él lleva diez o doce años siendo conocido, yo lo conocí en el año cero, así que imagino por dónde puede ir, y será un placer tocar con él".

Para Fumero, la posibilidad de darle libertad a los componentes del trío resulta sustancial, sobre todo en una formación donde prima una "flexibilidad rítmica", según explica el músico radicado en Barcelona. "Se da una flexibilidad en el sentido de que se pueden cambiar los roles. En el momento en que hay una batería, toda la cuestión rítmica viene de la batería, y no puede ser de otra manera, porque además la batería no puede hacer otra cosa que no sea ritmo. Al no estar el instrumento, la cuestión rítmica se reparte mucho más entre los que estamos tocando --detalla Fumero-. Hay mucha libertad en cada uno de nosotros, estamos juntando tres libertades al servicio de una idea, de la melodía, de la canción en sí. Pero en donde no hay límites para la imaginación".

Presente en los conciertos, la libertad fue clave también al momento del registro del material. "Uno de los valores que destacaría es que el disco tiene una cierta frescura que lo hace interesante. Es lo que tiene el jazz, la cuestión del riesgo, cuando está tomado por gente que conoce la ruta, porque así no hay choque. La cosa tiene su riesgo porque nadie sabe qué va a pasar, pero todo el mundo sabe por dónde está el camino principal", evalúa Fumero, que concluye: "La grabación del disco fue la verdad una experiencia muy linda. No podía ser de otra manera estando con músicos como Loiácono y Schissi. Son músicos que conozco muy bien y sé lo que les puedo pedir. Eso facilita mucho las cosas. Tuvimos la oportunidad de tocar antes a los temas, tuvimos algún ensayo y un par de actuaciones, con lo cual llegamos al estudio bastante familiarizados con la música. Así que entre que probamos sonido y todo empezamos a grabar a la una y a las cinco de la tarde estaba todo metido. Fueron prácticamente todas primeras tomas. Estoy muy satisfecho con Vuelos y he tenido ecos muy positivos de gente que me importa mucho, que me importa lo que piensa. A todo el mundo le gusta, y yo estoy chocho".