CULTURA / ESPECTáCULOS › LA EXPERIENCIA VISUAL DE LA ARTISTA MARíA LUQUE POR LATINOAMéRICA.
La artista recorrió el año pasado parte de Argentina, Chile, Perú, Bolivia, Ecuador y Colombia. De ese trayecto surgieron los dibujos y el libro que se presentará el 8 de febrero en Mal de Archivo (Moreno 477, Rosario), donde se puede visitar la muestra.
› Por Beatriz Vignoli
Viajar para dibujar fue lo que se propuso María Luque el año pasado. Con Rosario como punto de partida, en seis meses recorrió seis países: Parte de Argentina, Chile, Perú, Bolivia, Ecuador y Colombia. "Fui subiendo siempre por tierra, en algunos lugares me quedaba más tiempo", recuerda. "En Perú me quedé cuatro meses, fue donde más estuve".
Algunos de los dibujos que produjo Luque durante esa experiencia pueden verse en la muestra Nos vemos en el monte, en Mal de Archivo (Moreno 477, Rosario). La exposición cierra el 8 de febrero con la presentación, a las 19:30, del libro Valle nuevo: una edición de autor de 72 paginas, en formato apaisado (15 x 21cm), blanco y negro, tapa color. La impresión inicial es de 100 ejemplares y los libros estarán a la venta en el cierre de la muestra. María Luque prefiere hablar de de "dibujos que cuentan una historia" pero en la inscripción del ISBN usó el término más convencional de novela gráfica. Los dibujos y textos del libro narran una ficción con elementos mitológicos y fantásticos, inspirada en el viaje: "Cuando volví del viaje tenía muchas ganas de editar algo con todos los dibujos que había hecho, pero me parecía que los dibujos daban más para un formato de muestra, y si quería publicar tenia que hacer algo nuevo, y poder llevar la narrativa de esos dibujos a algo más largo, ya con una historia".
La historia es la de un grupo de cosechadores que huyendo de una erupción volcánica son guiados por un yaguareté y un murciélago hasta el "valle nuevo" que da título al libro. "Me gusta mucho la manera y el trato que antes se le daba a los animales, cuando les atribuían poderes mágicos y eran sagrados para la gente", cuenta Luque. "El yaguareté, las serpientes, todos esos animales tenían roles muy importantes en muchas culturas". En los dibujos de la muestra, estos animales están de igual a igual con la figura humana. "Es una lástima que eso se haya perdido tanto, al punto que muchos de esos animales están por desaparecer", se lamenta la autora. Reconoce que el arte puede ayudar a recobrarlo y que el libro apunta un poco a eso, aunque "de todas formas creo que lo hago desde un punto de vista bastante inocente y no moralizador o algo así. Tampoco me gustaría ser como esos veganos que se enojan cuando alguien toma un helado o come un choripán. En estas leyendas andinas, todo eso es muy natural".
En la entrevista con Rosario/12, María Luque arrima un link a una pieza de arte textil narrativo que guarda un parecido sorprendente con sus dibujos: se trata de un manto de la cultura preincaica Paracas o Nazca, explica. La imagen central es la de un sacerdote con dos cabezas cortadas sonrientes, un hombre y una mujer, una en cada mano. Lo sorprendente es la convergencia entre lenguajes, ya que Luque venía trabajando este tipo de figuras de un alto grado de síntesis y convencionalismo (similares también a ciertos dibujos góticos). Lo que incorpora del manto Paracas es la composición, que parece decorativa.
Otro link es a un mate burilado peruano, con historias talladas; "cuentan en un solo mate desde un parto hasta la cosecha del maíz y una fiesta, todo siempre rodeado de animales", se entusiasma Luque: "Los dibujos son diminutos y muy detallados, y funcionaban como una especie de escritura para contar las historias de los pueblos, o las familias, y se hacen desde hace mucho tiempo. Los dibujos en ese caso ayudan a transmitir oralmente las historias. En Perú me gustó ver que mantienen y valoran muchas de esas tradiciones". Los dibujos que María Luque muestra en Mal de Archivo de algún modo funcionan como el dibujo en esas tradiciones: como un apoyo de la transmisión oral del relato de viaje. "Es un poco la idea", subraya. Y cuenta que algunos, los más pequeños con texto, son fragmentos de un diario de viaje inconcluso.
Un momento culminante del viaje fue la participación de María Luque como invitada a la edición 2013 del festival de cómic Entre Viñetas, que organiza desde 2010 una revista colombiana de cómic, Revista Larva, en diversas ciudades de Colombia, como Cali, Medellín y la pequeña ciudad de Armenia. "Realmente nunca tuve mucho contacto con el cómic, de chica no leía mucho, pero me gusta también acercarme desde mi lugar, y hay mucha gente haciendo cómics desde un lugar mucho más suelto", resume. Además de un fanzine editado en Perú por María Luque en colaboración con Amadeo González hace un par de años (fanzine que en algún sentido es un precursor de Valle nuevo), otro antecedente de esta nueva propuesta es su participación en julio de 2012 la primera edición del Programa de Residência Artística São João. La residencia es organizada por un grupo de artistas brasileños en una fazenda cafetera de Brasil, en las afueras de Río, al norte del estado de Río de Janeiro. "Éramos 13 residentes, había gente de todo el mundo. Y fue un mes de producción ininterrumpida, no había más nada para hacer. No había Internet, no había nada, para llegar a mi taller tenia que caminar, había monos en el trayecto, era increíble", cuenta.
El próximo objetivo es llegar desde Rosario a La Paz, Bolivia, recorriendo el norte argentino. Entre viaje y viaje, otra idea es continuar con el ciclo local Merienda dibujo, que cumplió 2 años en octubre. María Luque nació en Rosario en 1983. También es diseñadora web. Su fascinación con los animales se remonta a la niñez, una niñez a la que evoca permanentemente en el tono naïf de sus producciones.
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