CULTURA / ESPECTáCULOS › MUSICA. MISS BOLIVIA PRESENTA SU DISCO MIAU EN WILLIE DIXON
El proyecto de la psicóloga y compositora Paz Ferreyra ha logrado romper con los ghettos con su cóctel de dub, reggae, cumbia y hip hop. Desde esos soportes brega por los derechos humanos, el amor y las libertades sexuales e individuales.
› Por Edgardo Pérez Castillo
Como en una inesperada cruza entre Actitud María Marta y Pablo Lescano, Miss Bolivia surgió allá por 2007 rompiendo prejuicios y ghettos, cautivando a público y crítica con su cruza de dub, reggae, cumbia villera, hip hop (y etcéteras varios). Géneros musicales que crecieron desde los márgenes para, en menor o mayor medida, terminar siendo cooptados por el sistema. Sin embargo, Paz Ferreyra (la mujer detrás del alias) supo recuperar la esencia de aquellos estilos, catalizándolos y convirtiéndolos en condimentos de un cóctel musical que le permite disparar líricas que escandalizan y ponen en evidencia a la persistente pacatería nacional.
Curiosa reacción (la escandalización) frente los retratos que Ferreyra realiza de estos tiempos, en donde las libertades sexuales e individuales pueden convivir con el respaldo a las Madres de Plaza de Mayo y el reclamo por la aparición de los nietos desaparecidos. Todo ello reluce en Miau, el incendiario disco que esta noche a las 22 Miss Bolivia presentará en Willie Dixon (Suipacha y Güemes), en una jornada que se potenciará con la presencia de las Kumbia Queers, Pura Ruta y Dj Residente.
Para Ferreyra, el show será además su primera posibilidad de presentarse acompañada en escena. "Siempre iba en condiciones más precarias, como de karaoke", apunta a Rosario/12, para de inmediato reflexionar sobre algunas de las claves del crecimiento del proyecto al que comenzó a dedicarse con exclusividad hace algunos años, y que relegó sus tareas como psicóloga y profesora de yoga: "Es el crecimiento de un trabajo muy artesanal, de ensayo y error, guiada más que nada por lo autodidacta y la intuición. Es un crecimiento natural que tiene que ver con la lógica del tiempo y el esfuerzo, la dedicación y el compromiso. Porque así como Miss Bolivia fue creciendo yo fui dejando casi todo lo otro que hacía en la vida. No hay ninguna varita mágica, tiene que ver con un quantum de energía. Yo quería vivir de ésto, le dí esa energía y fue el momento bisagra, donde tuve que aguantar un par de meses, empezar a vivir más fuera del sistema para dedicarme a componer. Y ahí hubo un cambio que después se fue acomodando, tanto en lo material como lo estructural. Creo que también la estética evolucionó sonora y visualmente".
- Cómo sentís la convivencia de letras y relatos que están en los márgenes cuando el soporte musical está dado por géneros que ya dejaron de ser marginales?
- Creo que esa es la dinámica evolutiva de muchos estilos populares, que comienzan en los márgenes, luego se estandariza la cultura, a nivel multiestrato ya se los apropia y un estilo ya deja de tener exclusividad de clases. Por supuesto que los orígenes del hip hop y la cumbia son populares y marginales, pero creo que el trabajo artesanal que estuve haciendo en estos años, que es el trabajo de la fusión, hizo que sacara del ghetto estilístico a estilos que se estaban muriendo, porque eran para pocos o siempre para los mismos. Quedaban en una microelite musical: si sos cumbiero no sos rapero, una cosa muy secahuevos, muy improductiva, separadora de lo que puede ser una organización de lucha. Creo que esto se pudo transversalizar socialmente, porque todos nos sentimos con derecho a poder apropiarnos de éso y volver a volcarlo atravesando nuestra propia licuadora. Hacer eso para mí oxigenó al estilo y también le dio nuevos contenidos. Yo no voy a hacer un disco que sea todo cumbia y hable sólo del fierro y del paco, porque a mí me la secó en dos compases, no hablo de éso ni vivo así todo el día. Creo que ponerle la paleta autobiográfica a los contenidos de un disco amplía muchísimo, diversifica y enriquece lo que querés comunicar. Si no, estás repitiendo fórmulas. Hay otras cosas para decir. Y respecto a cierta monopolización de contenidos de la información en la actualidad, siento que el estilo que hacemos es un soporte muy indicado y propicio para volcar las narrativas que no son comunicadas por los medios monopólicos y tradicionales. Humildemente me siento capacitada para decir que soy un medio de comunicación alternativo. Lo que posteo en mi Facebook lo ven 40 lucas de personas. Eso es un medio de comunicación, entonces milito a través de la palabra y de la música.
- Lo interesante es la credibilidad en el discurso. Tus canciones no suenan a parodia, sino que parecen narradas desde las mismas vísceras.
- Creo que lo que me define estéticamente es que no hago una fusión copy&paste, donde importo contenidos a este estilo musical, lo pego con otro estilo y da una fusión. Es como realmente poder trascender las barreras de género, de estilo y de clase, y poder moverse más libremente. Ir y venir con los contenidos. No hay fórmula que importar porque todo lo que pongo ahí es original. Que ya no es mío: al momento de componer sí lo fue, pero ahora lo entregué y es de la gente. Ya no me pertenece.
- Hace ya algunos años, en una entrevista con el suplemento Soy decías que con tus letras buscabas generar consciencia de la pluralidad y la diversidad. Desde entonces hay un mayor reconocimiento a esa pluralidad y diversidad. Sentís que aportaste a ese reconocimiento?
- Sí, la verdad que me siento parte de la punta de iceberg de una generación que también se animó a romper prejuicios y a decir cosas. A poner contenidos en la pista de baile, y resistir. Yo no soy Pablo Milanés, no soy una cantante de protesta, pero sí hago protesta y sí resisto. Pero, en el medio, tenés a mil guachitas bailando en calzas en la pista. No hace falta ser Silvio Rodríguez para generar consciencia y militar. Por supuesto que admiro y reconozco un montón a esas figuras, pero son otros tiempos, podemos sanar de otro modo. Creo que en la pista de baile se puede sanar, que colectivamente se puede sanar. Tenemos mucho malestar en la cultura, como diría Freud, y por éso siento que aporto. Y no desde un lugar mesiánico, no traigo la luz, sino que siento que mi responsabilidad, la de un artista, es ser un canal de expresión de algo que lo excede como sujeto: ceder su arte como canal para que algo mayor, que tiene que ver con lo comunitario, se pueda expresar a través de él. Si no era Paz Ferreyra iba a ser Juan Pérez quien bajara la data. Me tocó a mí, a la gente le gusta cómo bajo esa data, pero las cosas para decir están ahí. Tu responsabilidad como artista está en si te hacés el boludo o no. Ahí es donde yo pongo el cuerpo, y éso creo que es lo que lo hace real, lo que aporta a la lucha y la amplificación de las mentes.
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