A cuatro años de su estreno, Queen Sinfónico se sigue probando exitoso. Impulsada por la banda rosarina Dios salve a la Reina -cuyo tributo a la agrupación inglesa cosecha elogios en todo el mundo-, la propuesta encuentra al grupo junto a una formación orquestal de cuarenta integrantes y al coro que conduce Horacio Castillo. Como invitada especial, la soprano Daniela Ratti completará el elenco de un espectáculo que abordará los clásicos del grupo junto a algunas de las obras incluidas en Barcelona, el disco solista que Freddie Mercury publicó poco antes de su muerte. Esta noche, desde las 21.30, ese repertorio sonará en vivo en el teatro El Círculo (Laprida y Mendoza), escenario al que regresará en mayo, luego de sus dos funciones en el Gran Rex porteño, y previo a su llegada al Orfeo Superdomo de Córdoba, en una gira por el interior del país que tendrá escalas en San Juan y Mendoza.

Para Pablo Padín, cantante responsable de ponerse en la piel de Mercury, son varias las claves del éxito logrado con Queen Sinfónico. "Es una propuesta bastante innovadora -apuntó a este medio-. Además el primer punto tiene que ver con que estás haciendo Queen, y eso ya llama la atención. Más allá de que debemos estar haciendo algo bien, y eso hace que tengamos un público seguidor, la propuesta de Queen de por sí ya es atractiva. Y, además, Queen siempre tuvo que ver con la parte sinfónica, la parte operística de los coros y ciertas canciones que marcaron un matiz de ese tipo. Que propongamos llevar a Queen a lo sinfónico le da un doble filo, una doble atracción muy importante".

Según el cantante, entre los valores agregados para este espectáculo debe contarse también la inclusión en el repertorio de algunos temas de Barcelona, disco que grabara junto a la soprano Montserrat Caballé: "A nuestra propuesta le dimos una vuelta de rosca nueva, con una buena orquesta, con un buen coro, haciendo canciones del disco solista de Mercury. Pasa por ahí, por fusionar lo que era Queen con Freddie, con lo que tenía que ver él con la parte sinfónica. La gente eso lo sabe, y nos viene a ver por éso".

Asimismo, en su interacción con el organismo orquestal, los Dios salve a la Reina amoldan la estridencia de su naturaleza rockera, según apuntó Padín: "Se bajan mucho los volúmenes, tenés que bajar los decibeles y tocar en otra tesitura, para aparejar un poco los matices de lo que implica una banda de rock con una orquesta, que tiene otro volumen. Todo eso tenés que tratar de equilibrarlo. Es una experiencia nueva, que tiene otro color, otro sonido. Hay que sonar mucho más puro, mucho más claro".