Vie 25.04.2014
rosario

CULTURA / ESPECTáCULOS › LITERATURA. ISOL LLEGARá MAñANA A EL JARDíN DE LOS NIñOS

La liberación de la imaginación

Ganadora en 2013 del prestigioso premio Astrid Lindgren, Marisol Misenta propondrá una actividad para grandes y chicos. "Jugamos a hacer una historia partiendo de cualquier observación, que es como yo parto en mis libros", adelantó.

› Por Edgardo Pérez Castillo

"Me gusta esta cosa de desacralizar el lugar del autor", apunta Marisol Misenta desde su casa en Buenos Aires, esfumando de inmediato los posibles formalismos que podrían construirse alrededor de su figura. A poco más de un año de haber sido galardonada con el premio sueco Astrid Lindgren --uno de los más influyentes de la literatura infantil y juvenil a nivel mundial--, Isol (apodo y nombre artístico con el que desde 1997 viene construyendo una distinguida tarea como autora e ilustradora) llegará a Rosario para mantener un encuentro directo con niños y adultos, en una propuesta que se desarrollará mañana a las 17 en El Jardín de los Niños, como parte de la Semana de la Lectura.

Autora de obras como Tener un patito es útil (ya reeditado por el Fondo de Cultura Económica de México, y que junto con su última obra, Nocturno, aguarda que se apruebe en la Aduana su ingreso al país), Regalo sorpresa, El globo, Secreto de familia, Petit, el monstruo y La bella Griselda, Isol propondrá allí un intercambio directo con grandes y chicos, permitiendo así una labor creativa conjunta. "Todos nos ponemos a hacer algo y es un juego --apunta--. Lo que hacemos es tirar una punta y junto con la gente vamos armando una historia, que yo voy dibujando. También voy a leer libros, que vamos a proyectar en un plasma, porque mis libros son visuales".

﷓ Se dará allí una doble situación. Por un lado para vos debe representar siempre un desafío prestarse al juego con los chicos, que no tienen inhibiciones en cuanto a la imaginación. Por el otro se genera una situación formadora en relación a la lectura, el dibujo y el contacto con el libro.

﷓ Cuando hago talleres en los que los chicos dibujan, o en esto que ellos me dicen más o menos qué dibujar, se trata de saber que a través de otros medios que no son las palabras podemos narrar e inventar mundos. Además siempre hablo de esta facultad que tenemos los humanos de imaginar lo que no existe, que es lo que hace que descubramos cosas. Por eso es tan importante el juego cuando somos niños, es algo que vamos a necesitar para sobrevivir como especie, el estar investigando sobre lo que aun no sabemos. Para eso, primero, hay que imaginarlo. Después está el contacto con la expresión literaria y plástica, que es un placer en sí. Es lo que hacemos: nos juntamos, les leo mis libros y jugamos a hacer una historia partiendo de cualquier observación, que es como yo parto en mis libros, de algo bastante cotidiano de lo que me empiezo a extrañar, lo empiezo a mirar de una manera fuera de la convención. Lo que pasa es que uno, con la edad, se empieza como a anestesiar respecto al mundo. Pasan cosas increíbles, o raras, y uno ya no las percibe tanto. Pero el artista, o el niño, tienen esa cosa como de mirar todo por primera vez, de poder ver algo ahí de lo inesperado, lo extraño, lo que hace pensar acerca de eso. Es la herramienta más útil para mí cuando invento algo, parto de esa observación un poco extrañada, como si uno fuera un extraterrestre que recién cae acá y se pregunta por qué las cosas son así.

﷓ Sin reprimir la capacidad para sorprenderse, no? En la adultez uno cree que ya no debe sorprenderse, porque todo lo sabe... hay como una pretensión en torno al saber que en cierto modo reprime la capacidad de sorpresa.

﷓ Quizás es una defensa, como sentir que uno tiene algunas cosas controladas. Cuando uno es más chico quizás no tiene que preocuparse por algunas cosas y cuando es más grande hay una necesidad de ocuparse de las cosas que uno debería, sin perder tiempo. Perder el tiempo, sorprenderse, estar mirando por la ventana... la vida también es eso, percibirla. Es como el alma de las cosas, estar en contacto tiene que ver con estar permeable a la sorpresa, inventarse mundos a partir de este mundo. En realidad lo que no es predecible, lo que de pronto te despierta, está asociado a ese sorprenderse, al disfrute.

﷓ En relación a lo que mencionabas acerca de la mirada, en el acta del premio Astrid Lindgren se distinguía que mirabas las cosas desde la altura de los ojos del niño. En tus libros se da además este juego de proponer distintos puntos de vista, algo interesante de fomentar en el niño. Y que el adulto debería también aprender...

﷓ Sí, o volver a recordarlo. Me gusta mucho, porque es muy liberador. Mismo a tu propio drama: si lo podés relativizar un poco, o ver desde otro lado, te abre caminos. A mí en general me da gracia, porque las certezas en sí nunca me cerraron. Siempre me parece que las cosas tienen su contexto y se pueden volver a pensar. Me gusta mucho esto de las subjetividades y también me gusta es meterme en el lugar del otro. Uno aprende un montón de eso. Ya desde Vida de perros (NdR: su primer libro, de 1997), donde el nene nombra las cosas de una manera, la madre de otra, y en realidad está pasando una sola cosa. Es algo con lo que juego bastante. Y es el tema de la identidad: quién soy, cómo me ven los demás. Las miradas sobre uno y de uno, cómo eso es variable, y cómo eso son construcciones también.

Con un estilo personal y reconocible (en el que ella misma reconoce la influencia de dibujantes como Fontanarrosa, Quino y Breccia), Isol ha logrado cautivar a niños y adultos por igual. Allí reside, sin dudas, una de las claves de su éxito. "El adulto no sólo es el que compra los libros, sino que es re lindo compartir la situación de lectura junto a los chicos. Más con estos libros que son de primeros lectores, que se pueden leer desde muy chiquitos. En general es un compartir con un adulto. Y cuando al adulto no le pasa nada, es muy difícil que el libro llegue al pibe, por más que esté buenísimo. Si el adulto no le pone onda no pasa nada", apunta Isol, y remarca: "El formato tiene algo muy interesante, que es que tiene que tener una síntesis muy fuerte y a la vez tiene que tener una sensibilidad abierta a un niño. Que además no es un extraterrestre: como adultos podemos recordar nuestra infancia. Podemos tener diferentes rangos de percepción, pero hay cosas que mantenemos toda la vida, como la identidad, el miedo a estar solo, el miedo a que no me quieran, el querer saber cómo comportarnos, ser buenas personas, quiénes somos. Lo que es divertido es verlo a través de un nene, que es súper transparente. Por eso uso a los nenes como protagonistas, porque dicen todo".

﷓ Y, de esa manera, le bajás la guardia al adulto.

﷓ Claro. Por eso supongo que también a tantos les gustan mis libros y los disfrutan cuando se los leen a sus hijos. Creo que ahí está la clave. Yo no estoy pensando en un tema que puede ser específicamente para un niño, sino que es un tema que me interesa en sí y puesto en esa situación, encarnado por un niño, me parece mucho más gracioso y más fresco. Además, de a poco, la literatura infantil se está descubriendo de nuevo. Hay como un auge, un boom del libro con imágenes, la novela gráfica está volviendo a aparecer. Me parece que tiene que ver con permitirse disfrutarlo, dejar que el libro te haga divertir. Para mí se está abriendo mucho, y es una oportunidad para gente grande que de pronto puede empezar a disfrutar libros ilustrados, algunos incluso muy complejos. Es volver a acercarse a la relación con imágenes, que es algo divertido y enriquecedor. Está bueno tener la posibilidad de disfrutar de diferentes modos de expresión, del arte, la música, el baile. Es lo que nos hace humanos.

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