Haciendo de su amplitud estética una marca distintiva, Paté de Fuá se convirtió en un suceso dentro de la música independiente mexicana. Nominados al Grammy latino 2014 por su canción "Vamos a morir", con seis placas editadas y más de 120 mil unidades vendidas, la banda fundada por los argentinos Yayo González y Guillermo Perata amplió el espectro del rock alternativo, incluyendo en sus obras un fuerte vínculo con el tango y el vals, el blues y el jazz, sumando reminiscencias de la música de los inmigrantes europeos y sonoridades propias del folclore mexicano. Conformado actualmente por González (voz y guitarra), Perata (corneta y banjo), Alexis Ruiz (vibráfono y marimba), Luri Molina (contrabajo y bajo eléctrico), Víctor Maradiaga (acordeón), Dan Mazor (saxo) y Demián Cantilo (batería) el septeto brindará hoy a las 21 un concierto gratuito en el Centro de la Juventud de San Martín y el río, en la que será su primer actuación en Rosario.

Con apenas cinco años de edad, Yayo González llegó al tango por su padre, que le enseñó cómo cantarlo. Con el tiempo formalizaría sus estudios y, durante cuatro años, el cantante y guitarrista profundizaría su vínculo con el género tocando diariamente, de 9 a 15 y en formato de trío de guitarras, en la estación Bulnes del subte porteño. Y si bien en paralelo se presentaba en bares de Palermo y brindaba clases de guitarra, la falta de posibilidades post crisis de 2001 llevó a González a buscar nuevos horizontes. Así puso la mira en México, país al que había recorrido como mochilero algunos años antes.

También empujado por el complejo entorno social post De la Rúa, hasta suelo mexicano llegaría Guillermo Perata, con quien González fundaría Paté de Fuá, un proyecto al que reconocen como cien por ciento mexicano, y que terminó convirtiéndose en un fenómeno de crítica y convocatoria. Así lo recuerda González, previo a su arribo a Rosario: "México es un país maravilloso, muy generoso, muy similar a la Argentina en muchos aspectos sociales y de riqueza. Con Guillermo hicimos la banda y fue algo muy sorpresivo, porque siempre fuimos músicos populares, de músicas alternativas, que habíamos perdido toda esperanza (si es que alguna vez la tuvimos) de gozar de cierta popularidad, nos conformábamos con poder dedicarnos a la música que nos gustaba. Y cuando Paté fue creciendo, en estos siete u ocho años muy intensos, de mucha actividad, de muchas giras y de un éxito que no nos esperábamos (en México, Estados Unidos y en Europa), nos tomó por sorpresa. Estamos felices que nuestra música conmueva a alguna gente".

A la aceptación del público se suma además la de la crítica. "Nadie trabaja para recibir premios, pero cuando los recibe se siente muy bien --reconoce González--. En México ganamos dos Lunas del Auditorio, que son equivalentes a los Gardel en Argentina, pero son más amplios porque participan todos los espectáculos que se presentan en México, entonces uno compite con propuestas internacionales. Y nosotros no sólo somos los únicos latinos que lo ganamos, sino que los ganamos dos veces, compitiendo contra Michael Bublé o Norah Jones, por ejemplo. Además ganamos también muchos premios de la industria independiente".

En ese camino, el de la independencia, Paté de Fuá aparece como un proyecto emblemático, según admite el compositor argentino: "Modestia aparte, somos un ejemplo de estructura de trabajo desde la independencia, porque tenemos mucha organización, seis discos editados, más de 120 mil discos vendidos. Por suerte nuestro trabajo ha funcionado, y nos invitan a dar charlas sobre el desarrollo de la industria independiente musical, que doy particularmente en universidades, en congresos de música, donde soy feliz de que me inviten".

En ese marco, González remarca: "Nosotros no somos rockstars, somos laburantes de la música que hemos estudiado mucho y que hacemos música desde un lugar muy comprometido con lo alternativo, sin pertenecer a ninguna corriente, con música que es muy compleja. La música de Paté es difícil de hacer y tocar, pero muy fácil de escuchar, le puede gustar a cualquiera. Paté es la banda más alternativa que conozco, no entra ni siquiera en el género alternativo. Y lo digo con certeza porque nos ha costado muy caro, ha sido siempre muy difícil definirla, ponerle una rúbrica. Eso ha sido algo que nos costó mucho mantener, pero hoy en día tal vez es nuestra mayor fortaleza, porque no nos parecemos a nada. Somos una banda sumamente alternativa, que escapa de los parámetros comerciales, donde no participan productores ejecutivos o artísticos, entonces tiene cierta pureza, es música hecha por los propios artistas. Eso ha sido una de las razones por las cuales la gente aprecia tanto la música de Paté, porque es muy honesta, muy auténtica, de muy buena calidad pero con pocas pretensiones. Y de eso no hay mucho".