Con el peso histórico de su paso por el fervoroso rock-pop argentino de los años 80 (donde sumó su voz a Metrópolis y las Bay Biscuits, además de apariciones en el disco Privé del Flaco Spinetta, en Virus y los Redonditos de Ricota) y el antecedente de sus 14 años de residencia en Estados Unidos (donde se abocó al tango y grabó un disco, Trip, junto a su marido, Bob Telson), el año pasado Isabel de Sebastián le dio forma a un disco solista que, con su mismo nombre, sintetiza la apertura estética de la cantante, que deslumbró a la prensa y se alzó con el Premio Gardel en el rubro Mejor Album Artista Pop Femenina. Esta noche, a las 21.30, de Sebastián presentará formalmente su elogiado regreso al terreno discográfico en un show que se desarrollará en Plataforma Lavardén, con entrada gratuita, y que incluirá temas de Metrópolis, algunos estrenos y la proyección del videoclip de "Te mataría", dirigido por Adrián Caetano.

Previo a su arribo a Rosario la cantante dialogó con este medio y se refirió sobre la amplitud estética de su obra. "Es un disco no apto para gente prejuiciosa con la música o solamente enmarcada en un género musical --destacó--. Todas las canciones se sostienen por sí mismas, tienen una belleza particular, y muchas tienen orígenes disímiles en cuanto a lo musical, al género, pero nosotros vamos tejiendo esas canciones con un tratamiento determinado, que es lo que hace que terminen siendo parte de un todo".

Unificadas por una instrumentación que, según la cantante, puede asociarse a las bandas sonoras del spaghetti western, las canciones atraviesan distintos momentos de la carrera de la artista. Así aparece una nueva versión sobre "Héroes anónimos" (tema de la cantante que, hace algunos años, volviera a popularizar Catupecu Machu), el registro de "Canción del ángel sin suerte" (con música de Spinetta sobre un poema de Rafael Alberti, esposo de la abuela de la cantante) o la recreación de

"En camino", compuesto por de Sebastián junto a Gustavo Cerati y Charly Alberti.

La amplitud se potencia en la aparición de cumbias, boleros, rap y un peculiar "Skatango". "En general soy muy omnívora en cuanto a músicas, y realmente logran enamorarme canciones de estilos totalmente distintos", reconoció la intérprete y compositora, y explicó: "De alguna manera el hecho de vivir tantos años en Estados Unidos, y sobre todo en Nueva York donde hay tantas etnias y expresiones musicales, me enriqueció mucho, enriqueció mi lenguaje artístico. Sé que no es lo que suele suceder, que la gente suele enmarcarse en un género, y para el público es más fácil leer un género que varios en un artista. Pero también tenía ganas de armar un rompecabezas de mi vida musical".

En esa línea, de Sebastián concluyó: "Me siento muy contenta por haber sido fiel a lo que tenía ganas de hacer, aunque la lógica de la industria discográfica indicara que no era una buena idea sumar géneros. Creo que en realidad por un lado la impronta rockera que tengo y las ganas que tenía de experimentar con guitarras del lejano oeste le agregaron al proyecto. Me gustó mucho esa libertad, y que haya salido bien".