CULTURA / ESPECTáCULOS › MUSICA. MARIO OLIVERA Y LEONEL LúQUEZ SE PRESENTAN EN EL BODEGóN
Luego de haber editado, entre 2002 y 2006, tres discos
notables, la dupla entró en un impasse prolongado. Ahora
vuelve a escena con su sonido personal y característico.
› Por Edgardo Pérez Castillo
Entre 2002 y 2006, el dúo conformado por el saxofonista Mario Olivera y el pianista Leonel Lúquez le dio forma a tres discos notables. Publicados por BlueArt Records, Contrastes, Sentido Unico y Mi refugio dejaron plasmada la personal mirada con la que la dupla abordaba al jazz, al tango (desde De Caro y Cobián a Piazzolla) y al bossa nova (sobre la figura ineludible de Tom Jobim), impregnando en cada obra una sonoridad personal, distintiva. Después de un receso prolongado, Olivera y Lúquez se reencontraron para seguir alimentando esa voz personal, en una nueva etapa en la que, aseguran, la mirada está puesta esencialmente sobre el jazz.
"La idea era volvernos a juntar y ver cómo nos encontrábamos. Cada uno en este impasse agarró por su lado, yo siempre siguiendo con el tango y Mario ha estado en contacto con músicos de jazz. Un poco la idea era volver al jazz, al punto donde habíamos empezado", reconoció en ese sentido el pianista, que esta noche volverá a escena junto a Olivera en el show que, desde las 22, se sumará al ciclo de jazz en El Bodegón (Arenales y Vera Mujica bis).
Por su parte, el saxofonista amplió: "Retomamos más que nada al jazz, con un estilo cool. Algunos temas tienen algo que ver con el bossa, o más con el samba, pero no es tan tranquilo como en los comienzos, que hacíamos temas muy lentos. Tiene un poco más de energía, de fuerza. No hay dúos con esta actitud y este concepto. Hay dúos que pueden sonar modernos, muy pro, pero no en este concepto".
En esa línea, Olivera reconoció la influencia de músicos como Lee Konitz y Lennie Tristano, y remarcó: "Me baso mucho en conceptos que tienen más que ver con esos músicos. Tomo un poco de todo, pero más que nada son mis puntales. Y el dúo tiene de por sí una forma, una actitud. Con Leonel nos complementamos hasta con el silencio. Yo hago una nota, él hace un acorde y ya sabemos lo que vamos a hacer. Eso no es fácil de lograr. Muchos hacen las cosas de una forma mecánica, pero no desde una actitud interactiva".
Según la mirada de Lúquez, la voz personal del dúo "salió enseguida". "Es casi con una condición que nos ponemos, ser fieles a lo que uno está haciendo --consideró--. Y tener esa voz personal en todo. Por lo general no me ha pasado mucho de tener reencuentros así. Es una cosa muy linda porque uno vuelve a regenerar cosas".
Similar es la mirada del saxofonista, que amplió: "La sonoridad del dúo apareció enseguida. Aparte afectivamente, humanamente, siempre hubo mucho respeto. Somos como dos marcianos que se encontraron por el espacio (risas). Pero es algo que realmente se da o se desenvuelve de una forma muy natural a la hora de lograr esa interacción, en la que no se necesita hacer un discurso ni nada para saber lo que vamos a hacer".
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