CULTURA / ESPECTáCULOS › "SOLEDAD AL FIN DEL MUNDO", A LAS 20 EN EL BAFICI
› Por F.G.C.
"Estado del que vive lejos del mundo", o "pesar y melancolía por la ausencia o pérdida". Para Fernando Zuber ningún diccionario alcanza a encerrar en una frase, en un concepto la indefinible sensación que es la soledad. Ermitaño, anacoreta, eremita, cenobita, penitente; el manual de la lengua española continúa con su larga lista de tecnicismos sin acabar de definir qué significa exactamente estar solo. Pero en Soledad al fin del mundo de repente esa abstracción hace carnadura, y adquiere una cara, y un nombre, y un oficio. O mejor, tres.
En el marco de la muestra anual del Bafici en Rosario, que en su octava edición se desarrolla en el Centro Cultural Parque de España (Sarmiento y el río) hasta el 13 de este mes, hoy a las 20, se estrenará Soledad al fin del mundo, documental que el director vernáculo Fernando Zuber realizó junto a su colega, el español Carlos Casas, allí, en el mismísimo fin del mundo: en La Patagonia argentina.
Nacida más como una necesidad introspectiva que como un documental --según explica Zuber--, más como una experiencia de vida que como una película, las imágenes de Soledad al fin de mundo (Premio Especial del Jurado y Feisal) son el resultado de un intenso trabajo de campo en el que a lo largo de casi un año, la dupla no sólo se dedicó a recorrer el inhóspito sur argentino sino que debió atender la tarea de buscar, encontrar y lograr acercarse a la intimidad de los protagonistas de su film.
"La idea surgió a partir de un trabajo conjunto que estábamos haciendo con Carlos, en un período en el que estábamos muy atraídos con esa especie de transhumancia que se da en algunos animales, esos movimientos geográficos que están vinculados de algún modo con su reloj biológico, las hibernadas y las migraciones --cuenta este director debutante que entre sus antecedentes cuenta el haber trabajado en la imagen del emporio Benetton, en Italia--. A partir de esto nos preguntamos qué nos pasaría a nosotros, como operaría estos fenómenos en los seres humanos. Ya con el tema decidido empezamos a buscar locaciones y personajes. Creo que esa sensación de fin del mundo que transmite el sur argentino es muy intensa".
Así, la historias de vida de un pescador, un puestero y un hachero, se deshilvanan en tiempos infinitos (resumidos en apenas 52 minutos), en los que, desacostumbrados a hablar, se les seca la boca y se obligan a bucear en sus memorias en busca de las palabras.
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux