CULTURA / ESPECTáCULOS › HASTA ABRIL PUEDE VERSE ESTA CURADURíA EN COLABORACIóN.
Fue un intenso proceso creativo grupal para el armado del proyecto de exposición, en apenas cuatro meses. La muestra ocupa los seis primeros pisos del MACRo con una exposición interactiva, lúdica y educativa que promueve la participación del público.
› Por Beatriz Vignoli
"El año pasado hubo un llamado a concurso desde el MACRo, para festejar sus 10 años, de curadurías que trabajaran con la colección del museo", cuenta la artista visual y docente universitaria rosarina Claudia del Río. "Federico Baeza nos llamó a Santiago Villanueva, a Leandro Tartaglia y a mí, para cruzar nuestras obras con la colección, pero finalmente en las reuniones decidimos que éramos organizadores los cuatro, así se presentó al concurso y finalmente salimos", evoca.
Camino al Museo de Arte Contemporáneo de Rosario (MACRO, Bv. Oroño y el río Paraná), donde hasta mediados de abril puede visitarse el resultado de esta curaduría en colaboración, Claudia del Río cuenta lo intenso que fue el proceso creativo grupal detrás del armado del proyecto de exposición: en no más de cuatro meses, hubo varias reuniones por Skype y otras tantas reuniones presenciales, tanto en Buenos Aires como en Rosario. La muestra ocupa finalmente los seis primeros pisos del MACRo con una exposición interactiva, lúdica y educativa que promueve la participación del público. Esto no es casualidad. Los tres artistas convocados tienen amplia experiencia en prácticas que conjugan el arte con el quehacer colectivo y social.
Federico Baeza (Buenos Aires, 1978, ganador de la segunda edición del Programa Jóvenes Curadores de ArteBa) "es el único curador profesional de los cuatro", señala del Río, destacando su visión para las afinidades entre los otros tres. Leandro Tartaglia (Buenos Aires, 1977) egresó como Profesor de Pintura de la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón y realizó clínica de obra con Diana Aisenberg. Santiago Villanueva (Azul, 1990) es Licenciado en Gestión e Historia del Arte por la Universidad del Salvador y fue becario del Centro de Investigaciones Artísticas. En 2012, con los 30 mil pesos de su Primer Premio Adquisición del LXVI Salón Nacional 2012 en el Museo Castagnino de Rosario, prometió comprar obra y formar el "Museo del fondo del Paraná". "Con Santiago encontramos que tenemos en común el interés por la pintura argentina de los años '50", comenta del Río.
Claudia del Río (Rosario, 1957) participa en proyectos artísticos colectivos (circuitos de arte correo, performance y ediciones) desde comienzos de los '80, cuando empezó su labor docente en la Escuela de Bellas Artes de la UNR. En 1994 fue seleccionada para el Programa de Clínica de Obra, a cargo de Guillermo Kuitca, organizado por Fundación Proa. Desde el año 2000 participa en diversos programas de clínica de obra con artistas jóvenes de todo el país. Colecciona dibujos de todo tipo y diarios de artistas y escritores.
Del Río dirige y fundó en 2002 el Club del Dibujo, un espacio de pensamiento y acción acerca del dibujo, pensado con Mario Gemin y del cual el proyecto Pieza Pizarrón (2006 a 2012) constituye un formato itinerante. En YouTube puede verse un video, Pieza de Dibujo (realizado en 2010 por Débora Tenenbaum con música de Sábado Hawaiano), que cuenta la historia en textos y fotos de esta plataforma efímera sustentable para artistas, aficionados y público en general.
La idea que tuvo Claudia (y que luego llevó por todo el país y parte del continente) es tan simple como eficaz: se trata de crear o transformar un ámbito arquitectónico a "sala de ensayo" completamente negra (o verde) del piso al techo, pintándola con pintura de pizarrón. El siguiente paso es proveer tizas e invitar a la gente a que dibuje.
"El pizarrón grande de las aulas sirve para explicaciones y sujetar la memoria, y también funciona en los recreos como mensajería, haciendo visible aquello que no nos atrevemos a decir con sonido. Un pizarrón escrito guarda una escena secreta", escribió Claudia del Río.
Pieza de Dibujo se montó en 2006 en la feria Arte BA de Buenos Aires y en La Baulera Centro de Arte Contemporáneo (Tucumán); en 2007, 2008 y 2010 en el Centro de Expresiones Contemporáneas de Rosario en el marco del programa artístico municipal 025, dirigido a jóvenes entre 0 y 25 años; en la plaza central de Reconquista (Chaco) el 25 de mayo de 2008, y en el Teatro Universitario Independiente de Santa María (Porto Alegre, Río Grande de Sul, Brasil) como parte de la Séptima Bienal del MERCOSUR en 2009. Los registros muestran gente dibujando como en los tiempos del arte rupestre, con una mágica energía y a la vez algo así como una salvaje delicadeza. Además de niños y jóvenes de todas las clases sociales, participaron desde artistas consagrados como Adrián Villar Rojas o Marina De Caro hasta dibujantes profesionales como Mosquil (seudónimo de Gustavo Rojas), colectivos de arte urbano como Stickboxing y talentos emergentes como Juan Szama o Julio T. (seudónimo de Julio C. Quinteros), quien escribió con tiza este poema en el CEC: "El dibujar alimenta/ el dibujar hace feliz/ el dibujar es infinito/ el dibujar despierta/ el dibujar es hermoso". Al que alguien agregó: "Dibuje, sea feliz".
El año pasado se publicó además un libro sobre Pieza Pizarrón. En esta obra estaba pensando precisamente Federico Baeza cuando la llamó a Claudia para conmemorar los 10 años del MACRO. El equipo de trabajo que integraron ambos con Villanueva y Tartaglia eligió, de entre la colección de obras del Museo de Arte Contemporáneo de Rosario, tres para que funcionen como disparadores de la improvisación espontánea por parte de los visitantes (grandes y chicos) a las salas. Esas obras se encuentran ubicadas en los pisos de numeración par.
Un horno, un carro y una remera
En el sexto piso del MACRo, el primero de la exposición al que se accede (cabe advertir que solamente funciona el ascensor de servicio, que se recomienda pedir al encargado de turno para subir hasta el séptimo piso, ver la otra obra que se expone allí y después comenzar a bajar por las escaleras), se encuentra la primera Sala pizarra, en diálogo con el registro fotográfico de la primera obra seleccionada: el de la acción Construcción de un horno popular para hacer pan (1972) de Víctor Grippo. La propuesta es pensar y anotar ideas a partir de una consigna: "¿Cómo construir juntos un museo?". Un rótulo en la pared interroga: "¿Qué museo imaginás para el futuro?". Varias respuestas se centran en el presente, carente de ascensor.
¿Y quién fue Víctor Grippo? Internacionalmente reconocido, el artista, científico, escritor y visionario bonaerense Víctor Grippo (1936 " 2002) fue con Zulema Maza un representante argentino del "arte de sistemas" y de la "escultura social" iniciada en Alemania por Joseph Beuys. Integró hacia 1975 el Grupo CAyC del Centro de Arte y Comunicación. En su retrospectiva de 2012 en el MALBA se vieron reconstrucciones de sus obras, donde combinó los alimentos más humildes (papa y pan) con las más avanzadas teorías de física, para generar visiones de su utopía integradora entre arte y ciencia. Una obra suya de 1974 que se expuso en la Galería Halvat Huvit de Helsinki (Finlandia) se titula Un modelo de museo para los años ochenta.
Sus Tablas de su última década pueden ser precursoras de las pizarras del MACRO. Estas, gracias a la acción del público, se van cubriendo de dibujos, diagramas y textos hasta alcanzar lo que el dramaturgo colombiano Enrique Lozano, en un texto sobre Pieza Pizarrón, llamó "el PIB (Punto de Inminencia de Borrado)". Cuando se alcanza este punto (lo que sucede aproximadamente cada semana), empleados del Museo de Arte Contemporáneo borran todo y vuelta a empezar, cuenta Claudia del Río. Mientras tanto y hasta que esto ocurre, la gente del Macro va haciendo registros fotográficos.
Descendiendo al cuarto piso, el contraste es impactante. Rodeada de las paredes negras donde las huellas son únicamente en tiza blanca, se encuentra la obra Carro blanco (1990) de Liliana Maresca: un carro de cartonero pintado íntegramente de blanco que formó parte de una instalación realizada en el Centro Cultural Recoleta de Buenos Aires, ingeniosamente titulada Recolecta. Liliana Maresca había nacido en Avellaneda en 1951 y murió de sida en 1994, pocas semanas después de la inauguración de una retrospectiva de su obra. Un documental en video sobre Frenesí, que así se llamó la muestra, puede verse en lalulula.tv (http://lalulula.tv/documental 2/frenesi liliana maresca).
El film tiene música de Sumo ("Waiting for 1989") y formó parte de la retrospectiva homenaje Transmutaciones, que se vio en el Museo Castagnino en 2008. En 2011, otra exposición de la colección, Ecosistema Oroño, juntó en el Castagnino al Carro blanco de Maresca con la obra titulada Coca Cola es un ejército, de Claudia del Río.
Las dos artistas han vuelto a encontrarse a través de la obra. Y en el caso actual, es un pedido ploteado en letras blancas en la pared negra el que las acompaña: "Necesitamos dibujar paisajes para este objeto". Y la gente cumple. Alguien escribió en uno de los muros: "Ciudad donde los edificios explotan, ciudad de narcos y policías".
En el mismo año en que Maresca sucumbía al SIDA, su colega Roberto Jacoby creaba la serie de serigrafías sobre remeras con la inscripción "Yo tengo sida". Las camisetas se editaron en 1994 y 1995 como campaña contra la discriminación a personas que viven con VIH. Andrés Calamaro se hizo eco de la propuesta. Una de ellas pertenece a la colección Castagnino+Macro y se exhibe en la sala pizarrón del segundo piso, junto a unas tentadoras tizas de colores que repiten la alegre combinación de la prenda. La frase inconclusa ploteada en el muro es la siguiente: "Yo tengo...". Acá la gente se enganchó con entusiasmo. "Yo también", le responde uno a la remera. "Yo tengo una tiza", literaliza uno. Y otros: "Yo tengo un alma". "Yo tengo hambre". "¡Yo tengo cuadros que exponer! y no dónde", informó alguien más.
Tanto la obra de Maresca y la de Grippo, como la Jacoby o la de del Río, constituyen recorridos en los que arte y vida se fusionan.
Museo del futuro
En el quinto piso hay sillones y mesas donde sentarse a leer. Allí se expone el archivo formado durante diez años con el que se registra la tarea del Departamento de Educación del MACRO. "Nos pareció muy importante, y queríamos darlo a conocer", dice Claudia. Así, junto a una cronología completa de esos diez años de labor, se exponen las "Recetas: las mejores sugerencias para mirar arte contemporáneo" y el proyecto "Curador Polimodal". "Poner el foco en este departamento permite acercarnos a la relación que el museo construyó con su público en este último tiempo y de este modo proyectar nuevas preguntas para los próximos diez años", advierte el Museo en un folleto institucional. Además de las actividades realizadas en noviembre y diciembre para este sector, se anuncian algunas en febrero: el 19 a las 18, tendrá lugar en este quinto piso un encuentro con integrantes del Área de Educación del MACRO. Luego, el lunes 23 y el martes 24, de 17:30 a 20:30, se realizará allí una "Incubadora de proyectos educativos" en relación al arte, destinada a educadores de todos los niveles de enseñanza, estudiantes de arte, personal de museos y público general. Se trata de actividades libres y gratuitas con cupos limitados. Hay que inscribirse por email del 2 al 20 de febrero. Véase más información en www.macromuseo.org.ar.
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