Lun 02.02.2015
rosario

CULTURA / ESPECTáCULOS › ROBó, HUYó Y LO PESCARON, EN EL MADRE CABRINI

El primer capítulo del talentoso Woody Allen

Como es habitual, la sala Madre Cabrini nos propone un reencuentro con aquellas programaciones que evocan los días de diferentes décadas. Hoy a las 21 propondrá el film que, como realizador y guionista abre la trayectoria de Woody Allen, Robó, huyó y lo pescaron, film del '69 que se puede pensar como un paródico homenaje a sus amados comediantes desde los años del cine silente, tales como Chaplin y Buster Keaton, los hermanos Marx, Stan Laurel y Oliver Hardy, como asimismo a su admirado Jerry Lewis.

Luego de su participación como guionista en las hilarantes Qué pasa Pussycat, de CliveDonner, junto al siempre presente Peter Sellers y Peter O'Toole, Romy Schneider, Capucine y el mismo Allen y en la reidera Casino Royale, una versión alocada de los films de 007, Allen presenta a fines de esa década su primer film en carácter de realizador, guionista e intérprete. Y lo hace tomando como base el relato biográfico, narrado en tercera persona, en el marco del cine policial a lo Bonnie and Clyde.

De esta manera, vemos como Allen, ahora en el rol de Virgil Starkwell, ya desde niño aspira a ser lo que el cine estadounidense jamás le permitió a sus criaturas de la infancia: soñar con ser delincuentes. Este antihéroe destinado a caídas, tropiezos y evasiones, su personaje vive las situaciones como un juego. Y la violencia está mostrada desde diferentes procedimientos que llevan a pensar el relato como un film de animación.

En su formato nos recuerda a un documental hecho para la tevé, resuelto con entrevistas, testimonios, secuencias fílmicas. Y en cada una de estas, el talento de Allen lleva a poner entre comillas los razonamientos del conformismo, las bondades del american way of life.

Marcada por el continuo movimiento de una fuga, Allen nos presenta parlamentos que rayan en el absurdo, que despiertan en nosotros sorpresivas carcajadas. A lo largo de sus ochenta y cinco minutos duración habitual de sus comedias , las situaciones se van encadenando a partir de parlamentos que se mueven pendularmente entre tonos diversos. Filmada en las calles de San Francisco, en espacios de la prisión de San Quintín, Robó, huyó y lo pescaron, con banda sonora de Marvin Hamslich, se estrenó en una única sala de Manhattan, un cine de arte y ensayo, un 18 de agosto de 1969. Y tras el éxito alcanzado, en pocas semanas, pasó a programarse en otras salas de Nueva York.

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