Mié 17.06.2015
rosario

CULTURA / ESPECTáCULOS › LITERATURA. LENGUAJE. POESíA EN IDIOMAS INDíGENAS AMERICANOS

Poesía de una memoria que no cesa

Editada en marzo de este año por el IV Festival Internacional de Poesía de Córdoba, la obra reúne cuatro voces bien distintas, en cinco lenguas: castellano, guaraní, mapudungun, qom y wichi. Se presenta el viernes en El Diablito Bar.

› Por Beatriz Vignoli

Pasado mañana a las 20, en El Diablito bar (Maipú 622) se presenta el libro Lenguaje. Poesía en idiomas indígenas americanos, que fue editado en marzo de este año por el IV Festival Internacional de Poesía de Córdoba. Leerá sus poemas en castellano y guaraní el autor rosarino Mario Castells (foto), uno de los cuatro poetas incluidos en el libro, junto a los editores de la obra y organizadores del Festival: Gastón Sironi, Alejo Carbonell y Carlos Ferreyra.

Edición con traducciones (al castellano o a cada idioma indígena según el caso), Lenguaje reúne cuatro voces bien distintas, en cinco idiomas. Liliana Ancalao (nacida en 1961 en Diadema Argentina, Comodoro Rivadavia, provincia de Chubut) se traduce al mapudungun, el idioma de los mapuches; Juan Chico al qom y Lecko Zamora escribe en wichi. En la emocionante presentación al cierre del Festival de Poesía de Córdoba, en marzo, se invitó a Mariela Tulián (de San Marcos Sierras, provincia de Córdoba), quien invocó a los espíritus ancestrales del lugar y leyó en kamiare, el idioma de los comechingones, por primera vez ante un público que no era de su comunidad (previa autorización de sus ancianos). También cantó el poeta y músico diaguita Sandro Rodríguez. "No están en el libro porque nos conocimos después. Por eso queremos hacer luego un volumen más grande, con todos los poetas e idiomas que se pueda", apunta Carbonell, advirtiendo que "no se trata sólo de compilar, sino también de ver cómo te parás frente a eso". Sironi propone ubicar esta poesía en "contextos respetuosos y abiertos, donde lo que pueda verse sea la palabra y no el pintoresquismo, el exotismo ni la indulgencia".

Lenguaje reúne a cuatro poetas dedicados a la investigación, tanto histórica como lingüística, de sus pueblos. Todos ellos están comprometidos con la difusión cultural o la promoción social de sus comunidades, ya sea a través de la educación o de actividades como la traducción, la literatura, el cine, la acción política. Todos, en algún punto de su obra, formulan una declaración de identidad que los liga a un pasado y a un lugar: "Aheya, heh, heh, heh, heh, heh, yahee, he he he/ soy el espíritu de mis ancestros, sólo soy un hombre nomás./ Aheya, heh, heh, heh, heh, heh, yahee, he he he/ sólo soy una rama tierna en busca de la luz", escribe Zamora con singular musicalidad.

Poeta reconocida, autora de Tejido con lana cruda (2001) y Mujeres a la intemperie (2009), dice Ancalao en una lírica majestuosa: "Yo a las palabras las pienso (...) y las protejo/ son la leña prendida de Atahualpa/ que quisiera entregar a esas mujeres/ las derramadas las que atajan sus pájaros". Y más adelante nombra a esas mujeres: Ignacia Quintulaf, Meridiana Epulef. En su biografía menciona a los bisabuelos que iban y venían libremente a través de la cordillera.

Y Castells afirma: "Desde las riberas del Piraguasu/ hasta allende el cenizal,/ incluyendo el Pikyry,/ soy del Ñeembucú./ Soy de los esteros,/ de estos grandes riachos sin prisa". Hijo de paraguayos, ganador del Premio Ciudad de Rosario por su novela breve El mosto y la queresa (Editorial Municipal de Rosario, 2012), Castells se inventó un heterónimo, el "fiscal de sangre" Juan Ignacio Cabrera, para contar con nombres y apellidos la crónica de la Guerra de la Triple Alianza en presente y a la vez en un lenguaje contemporáneo, propio de la época actual. El deliberado anacronismo habla de una memoria que no cesa. Esta antología incluye varios poemas de su libro Fiscal de sangre (colectivo editorial La Pulga Renga, Rosario, 2011).

La rica complejidad histórica y estética de la poesía de Castells, Ancalao y Zamora contrasta con la dicción concisa de Juan Chico. Nacido en 1977 en Resistencia (Chaco), Chico publicó trabajos de investigación sobre matanzas indígenas como la masacre de Napalpí, crimen de lesa humanidad perpetrado por agentes de la policía chaqueña y estancieros el 19 de julio de 1924 contra cientos de víctimas qom y mocovíes. "Napalpí, nadie respetó tu silencio", escribe en un poema.

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