Mié 24.06.2015
rosario

CULTURA / ESPECTáCULOS › LITERATURA. DE ESTA CENIZA, BAJO ESTE SOL, DE PABLO SERR

Recuperar al poema como composición

Con este libro, el poeta, artista y traductor rosarino se confirma como una de las voces líricas más logradas de su generación. Con una sólida obra en curso, Serr nada tiene que ver con lo que se promueve como "poesía joven".

› Por Beatriz Vignoli

No es un dato menor que Pablo Serr dedique al poeta sevillano Luis Cernuda, representante de la generación española del '27, uno de los poemas de su segundo libro: De esta ceniza, bajo este sol (Editorial Serapis). No es casual tampoco que el epígrafe sean unos versos donde Ricardo Molinari alude tanto en su forma como en su vocabulario a la Oda III de Fray Luis de León.

Poeta, artista y traductor nacido en Rosario en 1984, estudiante de Letras en la Universidad Nacional de Rosario, Pablo Serr también es autor de El tiempo visible (2013) y coautor con Marina Maggi (quien prologa el nuevo libro) de una novela en prosa poética, La promesa de vivir, publicada en Rosario/12. De esta ceniza, bajo este sol lo confirma como una de las voces líricas más logradas de su generación.

Una lengua poética que no se confunde con el habla coloquial, sino que adquiere un lustre de prestigio gracias a la prosapia lírica de esos vocablos (palabras como alba, ocaso, eternidad) va de la mano con un verso libre medido de gran musicalidad, para constituir una sólida obra en curso que nada tiene que ver con lo que desde las instituciones se promueve como "poesía joven". Aquí el yo lírico no tiene época ni edad. Podría decirse que es la poesía misma hablando, o el canto mismo desgranando las posibilidades combinatorias del metro endecasílabo y de una zona muy específica en el léxico del idioma.

Serr no escribe, sin embargo, de espaldas a la época. Su relación arqueológica con un modernismo redivivo es tan propia del siglo actual (el de los archivos) como cualquier crónica existencial. La aventura de Serr consiste en poner a sonar de nuevo unas palabras: las más bellas del idioma, las más sonoras, las de probada eficacia. El hálito que las impele y organiza carga con un tono anacrónico: se trata del amor, son los poemas de alguien que está en un cierto limbo respecto de un amor perdido, sin saber aún si olvidarlo o recuperarlo.

Que el autor sea o no esa persona, o bien un parodista, no es preciso saberlo para disfrutar la belleza de versos como estos: "Desde aquel día la marea es otra,/ otra feliz intimidad o vértigo"; "la gloria de los álamos tardía,/ la forma inconcebible de estos campos".

Lo que recupera este libro para la época (y Serr es también artista plástico) es el sentido del poema como composición. El libro también lo es. Tríptico o retablo, se divide en tres. Nada hay aquí de la ilusión del cuaderno de apuntes, excepto el que cada sección está fechada en algún mes de 2012 en una localidad particular de la región: Santa Fe, Victoria, Granadero Baigorria. Excluida del estilo, la época se trasluce como filigrana de la escritura; esa marca por fuera de los poemas participa del registro documental propio de lo contemporáneo. Y lo que recupera este libro para la literatura es una tradición viva.

Hoy que el Código Penal amenaza con robarle el lugar a la crítica para desde ahí criminalizar toda influencia o cita como plagio, bienvenidos sean estos versos que pueden hacer oír en ellos el eco de otra música.

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